lunes, 16 de enero de 2012

SEXTA ESTACIÓN: LA INFANCIA

“Las paredes que vemos olvidadas, en espera de futuros más gloriosos, grandes hitos de la historia encierran. Fueron testigos de la prisión de un santo, que sufrió la tortura por su credo, pero guardan también gritos y risas infantiles, y las primeras letras del niño Diego, marciales pasos al pasar los días y leyes autonómicas más tarde.”


¡Mas demos gracias, hermanas!
¡Nuestro artista recibió una esmerada educación,
que le ayudó a seguir su vocación!


Gracias a su padre, Diego recibió una educación cultivada. Aprendió letras, filosofía y algunas lenguas, posiblemente el latín, el italiano y, seguramente, también el francés. Se educó durante poco tiempo en el colegio de jesuitas de San Hermenegildo, en la plaza de la Concordia, ya que con diez años entró en el taller de Pacheco. Del colegio sólo queda la blanca fachada de su Iglesia, anexa a lo que fue el convento que fundó en 1580 la compañía de Jesús. Durante el siglo XIX y principios del XX, el edificio se tiñó de caqui, porque fue cuartel de artillería, hasta que se derribó para crear la plaza que hoy colorean los niños con sus risas. La Iglesia del antiguo Convento de San Hermenegildo es del siglo XVII. En su interior subsiste una pequeña capilla donde la tradición asegura que este Santo sufrió prisión.

Se cree que las trazas iniciales del edificio se deben a Juan Bautista Villalpando; con el tiempo sufriría una serie de transformaciones, hasta que en 1614 el jesuita Pedro Sánchez crea nuevamente la planta que comenzaría a edificarse en 1616, finalizando cuatro años más tarde las obras relativas a la Iglesia.

Su planta se inspira directamente en la Sala Capitular de la Catedral. Es de forma elíptica y se inscribe en un trapecio recto próximo al rectángulo. Muy importante es su cúpula ovalada. El centro de la cúpula la ocupa una cartela elíptica de la que parten doce nervios radiales, que se abren cuando apoyan en los muros, incluyendo en estos espacios imágenes religiosas. Entre los nervios aparecen ventanas con lunetos, enmarcadas en un conjunto de yeserías cuyo diseño se atribuye a Francisco Herrera el Viejo (el primer maestro de nuestro protagonista) y que fueron realizadas entre 1619 y 1620. Posteriormente al edificio se le adosó una pieza rectangular, tras la apertura de la nueva plaza, que permitiría construir la fachada a la misma, atribuida a Alonso de Vandelvira, en dos cuerpos de altura, con arcos de medio punto apoyados en pilastras pareadas entre las que se disponen hornacinas que albergaban las esculturas de los apóstoles y de los padres de la iglesia.

No sólo ha sufrido numerosas transformaciones en su disposición arquitectónica a lo largo de su historia, también en sus funciones. Fue la primera sede del parlamento de la Junta de Andalucía. Actualmente está cerrado al público, "en espera de futuros más gloriosos".

San Hermenegildo era un príncipe visigótico. Su padre, el rey Leovigildo de España, sostenía la herejía arriana según la cual Jesús era solamente un hombre. Hermenegildo es el primogénito de dos hermanos, por lo que le corresponde la corona el día que muera su padre. Lo casan con Ingunda, la hija del rey francés, que es católica.

La pareja debe ir al destierro a Sevilla. Allí, Hermenegildo comienza a interesarse por las lecturas espirituales y aprende de su esposa la doctrina católica y las oraciones. Influye decisivamente en esta etapa san Leandro (hermano de san Isidoro de Sevilla).

En la Pascua toma la primera comunión y rompe con su padre, que se encoleriza y marcha con sus ejércitos contra él.

Hermenegildo es abandonado por sus aliados y debe huir, refugiándose en un templo. Su padre, lo hace salir con engaños y lo encierra en una torre en Sevilla. Al año siguiente le envía un obispo arriano para que apostate de la fe católica. No lo logra. Es decapitado por orden de su padre. Era el 13 de abril de 585. Fue canonizado en 1585 (en el milenario de su muerte).








3 comentarios:

Maria-Norte dijo...

Sexta Estación: No olvidar llevar un collarin para apreciar los doce nervios radiales y las ventanas con sus lunetos sin complicaciones posteriores

Cristina dijo...

Creo que no podemos ver los lunetos, porque está cerrada a cal y canto.

Maria-Norte dijo...

Vale.
Sexta estacion: LLevaré las risas y lapices de colores para jugar con los niños de la plaza