jueves, 19 de enero de 2012

NOVENA ESTACIÓN

"paradero de necios, escarmiento forzoso, arrepentimiento tardo, prueba de amigos, venganza de enemigos, república confusa, infierno breve, muerte larga, puerto de suspiros, valle de lágrimas, casa de locos donde cada uno grita y trata de sola su locura. 

Siendo todos reos, ninguno se confiesa por culpado ni su delito por grave".


NOVENA ESTACIÓN: EL PECADO
Con esas palabras describía Mateo Alemán en su Guzmán de Alfarache a la Cárcel Real, donde él estuvo "alojado" una temporadita (suponemos que por nada bueno). Sólo veremos la fachada de este lugar del que no queda nada, pero por donde pasaron todos los truhanes de la época. Hoy es un banco, con lo que los inquilinos no han cambiado mucho. En la esquina de la fachada, una placa recuerda el paso de Miguel de Cervantes por sus mugrientos muros:

EN EL RECINTO DE ESTA
CASA ANTES CARCEL REAL
ESTUVO PRESO 1597 - 1602
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
Y AQUI SE ENGENDRO PARA
ASOMBRO Y DELICIA DEL MUNDO
EL INGENIOSO HIDALGO
D QUIJOTE DE LA MANCHA

LA REAL ACADEMIA SEVILLANA DE
BUENAS LETRAS ACORDO PERPETUAR
ESTE GLORIOS RECUERDO

AÑO DE MCMLXV


Esta fue la ubicación de la Cárcel Real desde el siglo XIII hasta 1837 tras diferentes reformas y remodelaciones. Su ubicación era estratégica por la proximidad de la Real Audiencia en la Plaza de San Francisco.


Cervantes estuvo en ella en dos ocasiones una en 1597 y otra en 1602, es decir, en términos penitenciarios, fue reincidente. Pero también estuvieron en ella otros personajes famosos: Mateo Alemán (que la describió en el texto de arriba), lo curioso es que el amigo Mateo, redactor de las reglas de la Hermandad del Silencio, era hijo del médico de la prisión.

También dieron con sus huesos en sus celdas los escultores Juan Bautista Vázquez, Alonso Cano, Pedro Torrigiano -autor del impresionante San Jerónimo que hay en el Museo de Bellas Artes y que no se sabe por qué todo el mundo atribuye a Juan de Mesa-, y Juan Bautista Vázquez El Viejo -el autor del Cristo de Burgos-.

Pedro Torrigiano murió en ella, donde ingresó por blasfemo, al destruir una imagen de la Virgen, ante el impago por parte de un noble que se la había encargado.

6 comentarios:

Cristina dijo...

¡menos mal que está cerrada, si no, después de pasar por el Aguador, visitábamos los calabozos fijo!

Cristina dijo...

Por cierto, María, ayer Marga y yo hicimos visita de inspección al Aguador, y le dijimos que preparase la botella de martini

Maria-Norte dijo...

Desde luego, que vergüenza¡¡

"Aquí hay un ejemplo donde Guzmán condena el abuso de la bebida de ciertas personas:

Que los pícaros lo sean: ¡andar! Son pícaros y no me maravillo, pues cualquier bajeza les entalla y se hizo a su medida, como a escoria de los hombres. . . . ¡Pero que los que se estiman en algo, los nobles, los poderosos, los que debían ser abstinentes lo hagan! ¡Que el religioso se descomponga el grueso de un pelo en ello! No solamente digo descomponga, pero aun llegar a la raya de poderse notar en semejante vituperio . . . .

la manceba de Estebanillo González dijo...

Hip!!!

Otra manceba en la tecera fase dijo...

hip, hurra!

Anónimo dijo...

Y otra hip,hip,hurra¡,,,