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miércoles, 14 de enero de 2015
Acta de diciembre
El 2015 me ha pillado con el cartel de procastinadora en la frente, así que me esforzaré en resumir el encuentro de diciembre para ir tachando tareas de esa lista obligada de buenos propósitos.
Por diversos motivos, acudimos muy pocas a comentar "El árbol de la ciencia". Fuimos muy disciplinadas y nos aplicamos con ahínco a la tarea de destripar el libro, lo que no impidió que abundaran las charlas propias de unas amigas que se reúnen alrededor de una mesa en vísperas de Navidad.
Quien propuso el libro lo hizo desde la nostalgia y ahora piensa que el protagonista adolece de melancolía y que tiene un espíritu poco práctico. Coincidimos todas en que El árbol de la ciencia es muy pesimista y que resalta en el aspecto negativo de cualquier situación. Aunque la crítica social y política que le imprime carácter al libro podría tener plena vigencia, como cuando se habla de la percepción de España, hay momentos en los que resulta difícil de llevar.
La mayoría de nosotras lo habíamos leído hacía un número inconfesable de años y por lo general este segundo contacto ha supuesto una inferior puntuación. Debido a que es una lectura obligada en secundaria, nos preguntamos si es un libro apropiado para captar lectores entre los adolescentes.
Entre otras frases, salieron a relucir “El catalán no era tan petulante como la generalidad de sus paisanos del mismo oficio; el riojano no se las echaba de franco ni de bruto, y el andaluz no pretendía ser gracioso" o "¿Por qué no había experimentados en España cuando la experimentación para dar fruto no exigía más que dedicarse a ella? Sin duda faltaban laboratorios, talleres para seguir el proceso evolutivo de una rama de la ciencia; sobraba también un poco de sol, un poco de ignorancia y bastante de la protección del Santo Padre, que generalmente es muy útil para el alma, pero muy perjudicial para la ciencia y para la industria”
Hubo varias propuestas de lecturas:
Saber perder, de David Trueba.
La voz dormida, de Dulce Chacón.
Los peces de la amargura, De Fernando Aramburu.
La ganadora fue Años luz, de James Salter, que comentaremos el martes 27 de enero. Según el listado del blog, la organizadora es M. Mar.
Echamos mucho de menos a todas las ausentes. Espero que en este nuevo año podamos disfrutar de muchas y variadas conversaciones literarias...y no literarias.
miércoles, 23 de julio de 2014
ACTA CENA DE JULIO
A las 21:30h. estábamos todas en el Pasaje Mallol. Bueno todas todas no, Elena no pudo asistir a última hora por problemas familiares y se la echó en falta. También vinieron Marió e Isabel... ¡por fin! Ángeles no vino porque a Elena, imbuida de sus problemas familiares, se le olvidó avisarla. Una pena, otra vez será.
Quedamos emplazadas para el martes 23 de septiembre. ¡Hasta la vista, chicas!

La cena, magnífica por cierto, fué totalmente vegetariana y consistió en salmorejo de remolacha, surtido de ensaladas, pizzas y cocas con verduras ecológicas de temporada, quiche de tomates secos y de postre macedonia de frutas a la vainilla. Todo ello acompañado de pan artesano y regado generosamente con bebidas varias.
Nos pusimos a hablar de nuestras cosas y la organizadora, es decir la que suscribe, que estaba un poquito distraida, no ponía orden. Por fin fueron metidas en cintura las díscolas y nos pusimos a hablar del libro que leímos para esta ocasión -"El asesino de la regañá" de Julio Muñoz Gijón- cuya acción se desarrolla íntegramente en Sevilla. Los comentarios sobre el libro fueron los siguientes:
- Pililebe: agudo, inteligente, ameno... y nada más. ¿Te ha gustado? Rotundamente no.
- Mar: si la acción se hubiera desarrollado en otro sitio que no hubiera sido Sevilla no hubiera pasado de la 1ª página.
- el resto: malísimo, entretenido por ser en Sevilla y tratarse de lugares familiares, pero no me ha gustado...
Conclusión, no nos ha gustado a ninguna.
Nos preguntábamos si los personajes famosos que aparecen en el libro, los cuales son despellejados convenientemente, habían dado su consentimiento o no. Y cuando estábamos enfrascadas en el debate nos dimos cuenta que hay dos versiones, la impresa, en la cual salen con nombres ficticios similares y la digital, en la cual salen con nombres y apellidos reales ??
Por tratarse de un día tan memorable, nuestro 7º ANIVERSARIO, Cristina, tan habilidosa ella, había preparado unos salvamanteles que reflejaban distintos momentos destacables de nuestra andadura. Adela, como quien no quiere la cosa, en un momento de distracción colectivo hizo zas, zas... y se hizo con la mayoría de ellos para su colección particular... habilidosa que es la chiquilla.
María Norte había preparado una magnífica tarta de golosinas, muy adecuada a nuestra edad porque estamos hechas unas chiquillas, con sus 7 velitas de colores y todas soplamos entusiasmadas.
- Las tres bodas de Manolita, de Almudena Grandes
- Paraiso Inhabitado, de Ana Mª Matute
- Los Buddenbrock, de Tomas Mann
Y la ganadora fué... Ana Mª Matute! Un pequeño homenaje a esta magnífica escritora que nos ha dejado recientemente.
Quedamos emplazadas para el martes 23 de septiembre. ¡Hasta la vista, chicas!
martes, 13 de mayo de 2014
Acta de abril
ACTA DE LA REUNIÓN DEL DÍA 22 DE ABRIL DE 2014
ASISTENTES: Rocío, Marga, Elena, Pilar, Ángela, Cristina, Adela, y yo, María del Mar, como organizadora. Invitada: Carmela
“Tengo una historia preciosa que contar. Sucedió el otro día, al anochecer, en el jardín de casa. De repente empezaron a brotar flores de todas clases. La primera una Margarita, después una Rosa, también una hermosa flor de tallo largo y fino con florecillas en su regazo y olor a dulces árabes, Carmela, otra con Rocío entre sus pétalos, todas de alegres colores y de aromas frescos. Que bonito estaba el jardín… sólo faltaron aquellas flores que nos traen los vientos del Norte y del Sur”.
Así empieza el libro que os toca leer hoy, el de Actas. Aquel día 22 de abril ya nos habíamos leído otro, “El edificio Yacobián” de Alaa Al Aswany.
“El edificio Yacobián” gustó e interesó. Era un libro propenso a un ameno debate, y así fue, sobre diversos temas en torno a la sociedad egipcia, sus costumbres, política, religión, corrupción, sexo… todo aquello que se reflejaba en cada pieza del puzle que resultaba ser el edificio Yacobián. Una majestuosa construcción que en su origen se diseñó para albergar en sus entrañas a la clase social alta y que muchos años después escondería entre sus paredes ese abanico de habitantes (con sus miserias, miedos, esperanzas, frustraciones, engaños) que van apareciendo entre las páginas del libro. Y, como decía Elena al día siguiente, muchas cosas se quedaron en el tintero.
Se habló del curioso microcosmos que resultaba ser la azotea. De la opresión de ricos sobre pobres y de pobres sobre pobres, de Zaki Bey, de Taha y su frustración/impotencia/ fanatismo, del poder y dinero de Hagg Ezzam, del aspirante a poderoso Malak, de la necesidad de supervivencia de Busayna (mujer humillada por los hombres y por su propia madre), del triste y solitario Hatem Rachid, de cada uno de los habitantes del edificio. Todo ello a ratos salpicado con las historias de pequeñas vivencias de algunas de nosotras sobre aspectos desconocidos de una sociedad desconocida para la mayoría.

Como siempre, no sólo se habló del libro, también de niños, de mantones y flecos, de recetas, se contaron anécdotas etc.
Y la invitada, encantadora y guapa. Espero que disfrutara de nuestra compañía como nosotras disfrutamos de la suya.
María del Mar.
ASISTENTES: Rocío, Marga, Elena, Pilar, Ángela, Cristina, Adela, y yo, María del Mar, como organizadora. Invitada: Carmela
“Tengo una historia preciosa que contar. Sucedió el otro día, al anochecer, en el jardín de casa. De repente empezaron a brotar flores de todas clases. La primera una Margarita, después una Rosa, también una hermosa flor de tallo largo y fino con florecillas en su regazo y olor a dulces árabes, Carmela, otra con Rocío entre sus pétalos, todas de alegres colores y de aromas frescos. Que bonito estaba el jardín… sólo faltaron aquellas flores que nos traen los vientos del Norte y del Sur”.
Así empieza el libro que os toca leer hoy, el de Actas. Aquel día 22 de abril ya nos habíamos leído otro, “El edificio Yacobián” de Alaa Al Aswany.
“El edificio Yacobián” gustó e interesó. Era un libro propenso a un ameno debate, y así fue, sobre diversos temas en torno a la sociedad egipcia, sus costumbres, política, religión, corrupción, sexo… todo aquello que se reflejaba en cada pieza del puzle que resultaba ser el edificio Yacobián. Una majestuosa construcción que en su origen se diseñó para albergar en sus entrañas a la clase social alta y que muchos años después escondería entre sus paredes ese abanico de habitantes (con sus miserias, miedos, esperanzas, frustraciones, engaños) que van apareciendo entre las páginas del libro. Y, como decía Elena al día siguiente, muchas cosas se quedaron en el tintero.
Se habló del curioso microcosmos que resultaba ser la azotea. De la opresión de ricos sobre pobres y de pobres sobre pobres, de Zaki Bey, de Taha y su frustración/impotencia/ fanatismo, del poder y dinero de Hagg Ezzam, del aspirante a poderoso Malak, de la necesidad de supervivencia de Busayna (mujer humillada por los hombres y por su propia madre), del triste y solitario Hatem Rachid, de cada uno de los habitantes del edificio. Todo ello a ratos salpicado con las historias de pequeñas vivencias de algunas de nosotras sobre aspectos desconocidos de una sociedad desconocida para la mayoría.
Como siempre, no sólo se habló del libro, también de niños, de mantones y flecos, de recetas, se contaron anécdotas etc.
Y la invitada, encantadora y guapa. Espero que disfrutara de nuestra compañía como nosotras disfrutamos de la suya.
María del Mar.
sábado, 12 de abril de 2014
Acta de marzo en abril.
25 DE MARZO. ENTRECÁRCELES (Y NUDOS)
"Atando cabos" de E. Annie Proulx
"Atando cabos" de E. Annie Proulx
ASISTENTES:
Elena, Cristina, María del Mar, María Sur, Ángela, Pilar, Rocío, Arcelia, Adela y yo, Marga.
Invitado: José Luis
Se ata a Zygmunt Bauman
en un extremo
y en el otro a Byung Chull Han.
Se anuda ligeramente la cuerda
alrededor
de una mesa
y así se consigue atraer
la atención de todas las comensales.
“El libro de los nudos de José Luis”.
Estrenamos la primavera acudiendo a nuestra cita
mensual el pasado martes 25 de marzo. Sólo faltó una florecilla para completar el ramo. No asistió, muy a su pesar, nuestra María Norte.
Los vientos del sur fueron más venturosos y nos trajeron a otra de nuestras hijas pródigas. Gracias, María Sur, por tu esfuerzo para estar con nosotras. Y a Arcelia, que volvió a compartir este kitkat entre maleta y maleta antes de dejarse llevar por los vientos germanos.
Nuestra cena empezó con José Luis
Nieva, el invitado de Rocío, ilustrándonos sobre “la modernidad líquida”, eros y pensamiento, escritura creativa y uncreative
writing, y exhibicionismo digital.
Habríamos dejado mudos a los colegas del “Pájaro
charlatán”, pero el deber nos llamaba, así que, después de tan suculento
aperitivo, comenzamos a atar o quizás a desatar cabos para llegar al alma de
este premio Pulitzer que ha despertado opiniones encontradas: “Me costó meterme
al principio en la novela”… "pues a mí me gustó menos la segunda parte"… "me ha
parecido un libro genial"… "no lo recomendaría"…
Hubo quien habría quitado al menos 70 páginas, y quien habló de
ritmo arrítmico. Se discutió sobre si había realismo mágico o no, e incluso se
apuntó la evidencia de la mano de un periodista por
la manera de contar algunas de las historias. Y coincidimos en pensar que parece que el libro se desarrolla en un tiempo más antiguo, por la vida en ese pueblo tan aislado.
Comentamos cómo se transforma la personalidad de Quoyle al cambiar de aires.
En New York era un personaje exagerado, torpe, fracasado, con problemas a la hora de
relacionarse. Pero al llegar a Terranova se convierte en una persona correcta, volcada
en un trabajo donde se le valora, y es un buen padre. Quizás la autora simplemente nos esté hablando de que las segundas oportunidades son posibles. Si es
así, bienvenidas sean.
En lo que sí coincidimos todos es en lo bien que la autora nos traslada a ese paisaje bello pero de condiciones meteorológicas extremas, y en el devenir de un
pueblo marcado por una naturaleza
agresiva.
La profusión de frases cortas sin verbo también se ha interpretado de formas distintas, siendo vitoreado en un ala de la mesa y abucheado enfrente. Lo mismo sucedió con las
descripciones exageradas y metáforas rebuscadas que aparecen a menudo.
Algunas echamos de menos una
mayor definición de los personajes. No es por cotillear, pero nos hubiera
gustado saber algo más de esa tía Agnis y de su pareja, de las vicisitudes por
las que pasó tras ser violada por su propio hermano y de cómo llegó a
convertirse en una talentosa empresaria.
Por si no hubiera sido suficiente con ver resucitar a un ahogado, hubo quien interpretó que la tía Agnis era la verdadera
madre de Quoyle, fruto de la violación. Hizo falta una copa de vino y una relectura para que salieran de su error.
Como ya ha comentado
Cristina en su entrada de las lecturas de abril, Pililebe ha amenazado con emular
a Rocío con su “El marino que perdió la gracia del mar” y reincidir cuantas
veces sea necesario en la propuesta de “Largo viaje hacia la noche”. Nos prepararemos para la
campaña.
lunes, 24 de marzo de 2014
Acta cena de febrero
En primer lugar la invitada,
nuestra Ángeles, perdida y recuperada, nos alegramos todas de verla con tan
buen aspecto y tan guapa, Ángela, Cristina, Mª del Mar, Marga, Elena y
servidora.
Hora de la cita 21.30 h. Cuando llega la organizadora,
servidora, ya estaban algunas colegas saludando a nuestro anfitrión, sí, nuestro
anfitrión, porque el lugar no era un restaurante. Estamos en la Cooperativa
Tramallol, un lugar curioso, diferente. Nos recibe Santiago y nos cuenta con
todo detalle cómo funciona la cooperativa: un grupo de profesionales integrados
en el barrio donde desarrollan sus actividades profesionales interactuando con
el entorno, desde arquitectos a fabricantes de pasta y de pan del bueno.
También nos habla de Ángela Chaning, qué punto.
Empezamos hablando del libro por el final inesperado, y
para servidora... ¡joder!, ¿¡como es posible que me hubiera saltado el último
párrafo de la antepenúltima página!? Quizá fue cuando levanté la vista del
libro ante el peligroso acercamiento de mi niño a la ropa lavada y planchada
con la rebanada de nocilla en su manita, es posible que fuera ese momento
crítico de aquella tarde en el que sentí verdadero pavor (de tener que lavar de
nuevo la ropa que nunca se acaba), y desconcentración. En fin, algún día
volveré a leer lápiz en mano anotando y marcando, como antes.
El Sr. Linh produce una compasión casi dolorosa, qué
crudeza, qué crueldad. No sabemos en qué ciudad recaló. De qué guerra venía,
Vietnam, Indochina. Su vida es un saco de tierra y una foto. Cuando evoca su
país todos sus recuerdos tienen colorido, la ciudad que lo acoge es gris. Su
amigo el Sr. Bark le devuelve la ilusión. Son dos solitarios rodeados de gente.
Conmovedora y estremecedora. A todas las presentes nos ha
gustado el libro. ¿Es relato largo o novela corta? Cristina y Ángela creen que
es un relato. Marga cree que ha sido demasiado tierno ¿se está volviendo dura?
¿Cuál es la dimensión del dolor del Sr. Linh? ¿Es un
relato de reproche? ¿Está resentido, amargado? Parece “conforme” con su
destino. Creemos que el comportamiento del Sr. Linh responde a su origen, a su
educación y a su cultura oriental.
Tramallol ha sido un lugar acogedor, agradable, diferente,
y muy interesante conocerlo.
jueves, 20 de febrero de 2014
ACTA DE ENERO
La cena de Hoy Libro en La Cantina Mexicana,
Estrenamos 2014, y empezamos con buen pie, hemos conseguido reunirnos
todas a comentar el libro que nos recomendó Cristina, Leonora, de la escritora mexicana Elena Poniatowska.
Fue una casualidad haber hecho la reserva en un restaurante mexicano,
pero creo que estuvo acertado en el sentido de conocer nuevos sitios y tener
nuevas experiencias o margaritas, aunque fue un poco ruidoso y desde mi
perspectiva personal también “caluroso”, respecto de la comida… bueno cada una
que saque sus conclusiones.
Francamente fue una alegría que en esta ocasión pudiéramos reunirnos las ocho
y nuestra invitada y disfrutar de una cena con amigas con las que compartimos
la lectura de un libro y otras anécdotas. A las Marías, alejadas en el
territorio, las echamos mucho de menos y aunque han empezado el año con una
borrasca encima, desde aquí les mandamos nuestro cariño y apoyo para protegerlas,
animarlas, acompañarlas…y se sientan protegidas frente a esos nubarrones grises,
que darán paso unos días llenos de luz.
De la lectura, qué decir que no comentáramos durante la cena, tengo que
decir que tomé pocas notas, más bien ninguna, porque el sitio era, además,
estrecho. Como en otras ocasiones ha sido un libro que hemos comentado mucho,
porque a unas ha gustado y a otras nada, la personalidad de Leonora era tan
cautivadora como “jartible”. No voy a intentar repetir lo que dijimos en la
cena, sí comentar que es posible que contribuya a la participación en los
comentarios que la lectura esté enmarcado en un contexto en particular, en este
caso en un momento histórico tan señalado y sobre un movimiento artístico en
particular.
De las anécdotas, no puedo evitar dejar constancia del alarmante anuncio
que nos hizo nuestra tesorera:
- “ESTAMOS EN NUMEROS ROJOS, hay que poner
una cuota”
- pero qué ha pasado? cómo puede ser? cuánto dinero tenemos??
Despues de la noticia hicimos unas breves cuentecillas… y listo¡, tenemos
fondo para tres años más.
Gracias Angela por este ratito. Bien, la cena fue distendida hicimos muchas
propuestas y quedamos el próximo 25 de febrero para comentar Las nietas del Señor Lihn, organiza
Rocío. No quiero despedirme sin un recuerdo especial para nuestra invitada, Arcelia,
desearte mucha suerte en tu nueva aventura y reiterarte que estas invitada a todas
las cenas a las que puedas venir, hasta que nos invites tu, y espero que lo
hagas.
lunes, 23 de diciembre de 2013
ACTA DE DICIEMBRE
Quizás debiera comenzar
pidiendo perdón por haber sido la última en llegar. Debió quedar feo que la
organizadora de la cena fuera la última en poner el culo en la silla, pero tuve
que desviarme rauda y veloz a una tienda
para hacerme con unas bragas rojas y por casa, posteriormente, para imprimir un texto para un regalo que, a diferencia de
los otros seis, no tuvieron el envoltorio ni la presentación deseadas.
No vayáis a pensar las
ausentes al leer esto, que me pasé el día sin bragas hasta las 9 p.m., que
diría un anglosajón, para evitar el relente por el puente de Triana en una
noche que se intuía fría. Os informo que soy de braga-limpia-diaria y de que
éstas poco frío pueden quitar por ser unas tangas muy tangas, eso sí, de un
rojo muy rojo para llevar puestas la noche del 31 y, así, tener un año mejor
que bueno mis queridas compañeras de Hoy Libro y la invitada Rocío.
El lugar de la cita fue en
la Abacería “Altozano Gourmet”, puesto número 40, dentro del mercado de Triana.
Plaza de Abastos por la mañana; bares,
restaurantes y teatro por la noche. Compras boquerones por la mañana y cenas
sushi u ostras por la noche. Así de estupendo es el mercado de Triana.
Qué alegría encontrar
sentadas y ya de cháchara a Elena,
Ángela, María del Mar, Cristina, Marga y, por si una supiera a poco, dos
Rocíos: la nuestra, la de siempre, y la invitada de Cristina, quien decidió
tirar de la familia por aquello de pa qué voy a buscar afuera si tengo una joya
en casa.
Apenas escuchan la pregunta
de qué les pareció Juegos de la edad tardía y se disparan a la par adjetivos
como farragoso, pestiño, denso, coñazo, retórico, muuuuy retórico… lo cual no
excluye que se alabe al autor por el gran conocimiento de la psicología humana
y su prosa exquisitas.
No engancha, he querido
acabarlo pero no he podido, lo he leído porque quería traer la tarea hecha pero
me ha costado, leerlo ha sido una pérdida de tiempo, lo he leído y punto, son
algunos de los comentarios que se escuchan a continuación. ¿Se me habrán inoculado
estas chiquillas de lo escrito en una de las páginas del libro?:
“Hijo mío, tú nunca leas novelas, nunca caigas en ese vicio, porque, ya lo dice la palabra: novelas, no velas, es decir, no verlas, y así deberían llamarse, noverlas, con la advertencia de la erre. ¿Me estás escuchando, hijo?”
Quizás no esté todo
perdido; del fondo de la mesa llega un comentario positivo de historias entretenidas como las de las tres
Marías, a Rocío le gusta la idea de cómo uno salva al otro, a Cristina le ha
gustado el prólogo del autor que incluye
su novela, donde reconoce que hay mucho
de autobiográfico. También ha gustado el personaje del abuelo. A Rocío, por su
parte, le ha gustado especialmente el personaje del tío Félix, personaje
insatisfecho en su opinión y en la del resto
que asiente entre murmullos con tendencia al corrillo con la de al lado… Y
Marga con su iPad, y las sevillanas de fondo a todo volumen que pedimos bajar y
la mojama y el salmón escrupulosamente en las bandejas, listos para ser
deglutidos sin afán pero con hambre. Y las opiniones sobre la novela que se
entrecruzan… Y Margarita con su iPad, acariciándolo con tierno afán.
Se hace hincapié en el mundo de los protagonistas,
lo cual da pie a un corto intercambio de comentarios, así como el hecho de que
no se especifique la época en la que se desarrolla la novela, aun cuando todas
las presentes pensamos que, año arriba, año
abajo, en los 50 es seguro.
Quizás las sevillanas de
banda sonora desde el fondo de la abacería, tal vez el espíritu prenavideño,
que lo mismo contagia de hermandad que de cotilleos o nostalgias; posiblemente,
el afán de recordar historias para hilar tiempos, o el bacalao con algún
ingrediente de revival, hacen que Juegos de la Edad Tardía comience a
entremezclarse con historias reales de algunas de las presentes. Así, Cristina
cuenta que conoció a un Faroni de carne y hueso, real como la vida misma, que
usaba distintas tarjetas de visita, mientras Rocío no puede evitar volver al
tío Félix y al afán para contarnos su sueño juvenil de ser bailarina.
-¿Qué es el afán, abuelo?
-El afán es el deseo de
ser un gran hombre y de hacer grandes cosas, y la pena y la gloria que todo eso
produce es el afán.
El afán… Rocío quiso ser
bailarina, sí, cuando los sueños vuelan jóvenes e inocentes alrededor nuestro,
pero le faltó el afán, o que empezó a bailar muy tarde o que tenía que haber
nacido en Nueva York y no en Huelva. Sí, eso debió ser, que en lugar de nacer en
Huelva tenía que haberlo hecho en Nueva York, para haber sido entonces, y sin lugar a
dudas, una bailarina maravillosa. Y Marga con su iPad. O quizás un e-book. Mi
afán de ser antes discreta que sencilla me lleva a no intentar averiguar lo que
la palentina posa en su regazo y acaricia arriba y abajo con esos dedos largos
y finos que la adornan.
Cristina lo tiene claro, le
habría encantado ser cosmopolita. Pero no la esposa cosmopolita de un
diplomático, que a nada que la línea invisible
de la vida se hubiera desviado un ná, podría haberlo sido; menos mal que
Ángela, que conoce la historia y al susodicho, la consuela con la certeza de que ese muchacho no le pegaba. No, el cosmopolitismo de
Cristina es como el anuncio de Messi de las Turkish Airlains.
¿Y Ángela? Que un día de
estos perderá las pestañas de tanto leer libros de Medicina ¿Le faltó afán a
Ángela para ser médico en lugar de economista o fue la falta de información en una época donde los jóvenes no
tenían la información que tienen ahora, palabras textuales de la muchacha? Que
ella información, información, lo que se dice información, no tenía, pero la
gangrena de su abuela en la pierna le provocó una vocación que, que, que, que
la han llevado a ser economista y leer libros de Medicina. Cielos, cómo es la
vida.
¿Y a qué te dedicas?, le
pregunta discreta Rocío invitada. Porque Rocío Invitada no conoce a Ángela ni a
la que se sienta al lado, ni a la otra, ni a la de enfrente suya y, claro,
llevada por el afán y la dulzura, aprovecha las nostalgias ajenas para
informarse pues, ella, tampoco nació en Nueva York, sino en Huelva, como la que
soñó con ser bailarina, y es sobrina de la que la invitó a la cena pero,
conocer, lo que se dice conocer a las presentes, pues no.
Economista, que lo
aborrezco, le contesta Ángela con esa expresión tan propia suya en la que un
ojo decide permanecer alerta y el otro desaparecer cómicamente bajo una ceja
alicaída… Anda, pues Rocío recuerda que tiene a su cuñado Manolo que le sacaba
los ojos a las muñecas para averiguar qué había detrás…
Mi afán de reconducir la
conversación y el espíritu prenavideño ayudado por los villancicos de fondo que
han sustitutito a las sevillanas, surten su efecto y Juegos de la edad tardía
vuelve al centro de la conversación.
Es Elena la que vuelve a la
novela y al autor, compartiendo la escucha de una entrevista radiofónica a Luis Landero donde éste reconoce que se quedó
pillado con su padre. No, si ya te digo, al final, va a haber, efectivamente,
mucho de autobiográfico, se oye decir al fondo de la mesa. Ya os dije que lo
dice él en el prólogo que incluye mi ejemplar, sentencia Cristina. Marga,
levanta la vista del iPad, e-book, u lo que sea el artilugio tecnológico que la
acompaña como una prolongación de si misma, para decir que el desarrollo de la
novela le ha parecido incómodo pero el final, sin embargo, le ha gustado. De
hecho, el final le parece de lo mejor del libro. María del Mar hubiera deseado
que Faroni se suicidara y las que no lo hemos terminado, mostramos interés en
hacerlo para ver, si al final, deseamos lo mismo que María del Mar.
¿Y Angelina? ¿No es un
coñazo Angelina, acordamos todas? La del instrumento tecnológico afirma rotunda,
“no se quita las bragas ni para lavarlas” para, acto seguido, decirme con una
risita de las suyas “ esto que he dicho no lo vayas a escribir, ¿eh?”.
Desgranamos distintas
escenas del libro, lo que más y lo que menos nos ha llamado la atención, hablamos
de la ironía que contienen sus páginas, de las definiciones que hace de las
cosas: qué es el arte, qué es la inspiración… que Marga encuentra en su
inteligente artilugio y lee en voz alta… Y Rocío, ¡que ha usado la misma
política que Gil para dejar de fumar! No fumo éste, sino el siguiente, a lo que
Cristina ágil como una gacela, le dice “sin acritud, Rocío, menos mal que has
tenido la misma idea de Gil y no la del zorro”.
Rocío invitada pregunta a
Rocío la de siempre si ha dejado de fumar. Si Rocío invitada hubiera esperado
unos minutos, habría visto a Rocío la de siempre, ponerse el abrigo y salir a
saciar el vicio. Incluso, si hubiera estado alerta al principio de la cena,
Rocío invitada podía haber escuchado a Rocío la de siempre preguntar-afirmar-reafirmarse
al camarero si se podía salir a fumar afuera que seguro que sí pues
considerando que era un mercado pero estaban los puestos cerrados y bla bla bla
pues seguro no habría problema a lo que el camarero de nombre Manolo,
simplemente, contestó “Sí”, única respuesta a un argumento de peso donde el
afán rotundo, una variante del afán-afán, fue el gran protagonista.
Estamos de acuerdo en la
existencia del personaje de Antón por su jocosidad, cómo no citar su opinión
sobre las mujeres, en contraposición a Gregorio y su actitud que, a algunas de
las presentes, incómoda mucho. Y, de fondo, siguen los villancicos de banda
sonora, mientras nuevos platos se acercan a la mesa y Ángela afirma que el “despiporre”
del final le recuerda a El Perfume en cuanto a que ambos autores, en su
opinión, no saben cómo cerrar la historia. ¡Cáspita! Mencionar la novela de
Patrick Süsckind le lleva a confesar el
olfato tan desarrollado que tiene para los olores, lo que ejemplifica contando
el día que salió de su casa, le llegó un olor a perro, se tiró al suelo buscando el
pis del desconsiderado animal, olfateó y olfateó, rastreó y rastreó hasta que
dio con el cuerpo del delito en una zapatilla. Eso es olfato y afán, y lo demás
es cuento. Y Cristina no puede ser menos y se tira en plancha a contar la
ínfima opinión higiénico-sanitaria-defecatoria de un tal Eli hacia su persona
un día lejano donde los niños aún no existían y los despistes del macho de la
futura manada rayaban lo preocupante-desconsiderado hacia su pareja.
Tales experiencias
olfativas, hubieran bastado para dar por cerrado el tapeo, la charla literaria,
la banda sonora de fondo, las preguntas de Rocío invitada para conocer un poco
más a las tertulianas, el fumeteo de Rocío la de siempre, la hora de dormir del
iPad, e-book o lo que fuera que Margarita dedos largos tenía en su regazo…
Pero, no. Somos mujeres con afán, con voluntad, con determinación y ello nos
llevó a continuar hablando de una novela que parece no haber despertado pasión alguna. Eso sí, después, de
Ángela contarle a Rocío invitada su experiencia amarga con un amor que, a pesar
de los diez años de vida común, desconocía si sus ojos, de un verde
descaradamente evidente, eran dos, tres, negros, amarillos o violeta, y que da
pie a todo un argumentario de gallinero entre nosotras sobre qué es más
condenable-censurable-infame-imperdonable, lo vivido por Ángela y su color de ojos o lo del tal Eli y
su despiste sicodélico WC. Cielos, la conversación se desvía, se anima, se
sulibeya, se retroalimenta y Rocío pone sobre la mesa anécdotas vividas en
primera persona con el tal Eli, para deleite de Rocío invitada con importantes
lazos de sangre con el susodicho y Elena también recuerda y la cónyuge no os
cuento y…
Sí, retomamos la novela, s'il vous plaît. Les leo la frase extraída de la novela: “Te sentaste a descansar para siempre en la primera sombra
del camino” con el firme afán de
reconducir el objeto del encuentro y creo conseguirlo cuando, de pronto, Rocío
la de siempre, se da por aludida y habla de nuevo de su deseo infanto-juvenil de ser bailarina (ya
no de la injusticia de la naturaleza de haberla nacido en Huelva y no en Nueva
York, pobre criatura) y de la
insatisfacción. Ella no se siente insatisfecha por no estar aún en la edad
tardía.
¿Edad tardía? ¿Edad tardía?
¿De qué me sonará a mí lo de edad tardía? Me miro las manos, me intuyo la cara,
personalizo, pienso, repienso. ¡Reconcholis! No, no es “tu” edad tardía,
sino Juegos de la edad tardía, la novela
por la que nos hemos reunido esta noche y de la que tanto trabajo está costando
hablar. A punto estoy de abrir la boca en otro intento de retomar el hilo de la
novela cuando Marga, echando mano de su artilugio tecnológico depositado en sus
posaderas, comienza a devolver recuerdos plasmados en nuestro antiguo blog y,
así, empieza a resurgir la carta que
Pepa recibió por error de un preso con aquel final inolvidable: me despido de
tinta de boli pero jamás de pensamiento; la que un Pedro enamorado, criador de
pollos en la sierra de Huelva le escribió a una Ángela trasladada a la capital…
El afán es derribado por la
nostalgia sin remedio y la cena coronada por unos pocos gin tonic y dos licores sin alcohol para celebrar el
cumpleaños de Elena al día siguiente que, a buen seguro, las devolvió calentitas
a casa junto con un regalito en papel sobre la novela, y unos tangas muy tangas
y rojos muy rojos, que recibieron de
regalo, envueltos con amor todos, y otro con prisas…
Próximo encuentro: 28 de Enero
Organiza: Elena
Trae invitada: Pilar
Ya que fracasé en mi intento de que Luis
Landero escribiera unas palabras para Hoy Libro, os dejo este regalo de Reyes:
Y recordad, Hoy Libro antes:
Un motivo para leer
Compartir lecturas
Orgullo
Dinámico, divertido
Curiosidad
Delicioso encuentro
Hoy libro ahora:
Un excusa para salir
El dibujo de una carita triste
Fiel e incondicional, delicioso encuentro
Expansión
Un signo de interrogación
Una excusa para conocer restaurantes
nuevos
Sed felices, comenzad y terminad bien el año, y leed, leed, leed.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
ACTA DEL MES DE NOVIEMBRE
ASISTENTES: Marga, María Sur, María del Mar, Pilar, Elena, Julia Carlota y Cristina
INVITADA: Lale González-Cotta
LUGAR: El Abuelo
FECHA: 12 de noviembre
Desde el principio, el encuentro con nuestra invitada fue como si de una amiga se tratase. No llegaré a decir que la complicidad fuese la misma que la que había entre Delia y Charlotte pero casi casi.
“En el viejo Nueva York de 1850 despuntaban unas cuantas familias cuyas vidas transcurrían en plácida opulencia”.
Así empieza nuestro libro del mes, “La Solterona” de Edith Wharton, espléndidamente traducido por nuestra invitada de lujo, Lale González-Cotta y con una cuidada edición de Impedimenta. Siguiendo la misma línea, mi acta debería empezar así: “en la vieja Sevilla de 2013 despuntaban unas cuantas lectoras cuyas cenas transcurrían en plácida charla”... bueno... plácida no es la palabra exacta... ¿pongo acalorada? ¿expansiva? ¿alterada? ¿convulsa? El matiz de las palabras es muy importante, como nos dejó bien claro nuestra invitada.
Lo que es seguro es que la palabra exacta para mi estado mental durante la cena era dispersa. Tan dispersa estaba yo que no tomé ni una nota, así que todo lo que vais a leer es producto de mi imaginación (y mi escasa memoria), y todo parecido con la realidad, pura coincidencia. Pero como yo hago caso siempre a los autores a los que leemos, no sé por qué os estoy dando tantas explicaciones, ya que dijo Edith: "Uno podía hacer lo que quisiera (incluso matar) siempre que no tratase de dar explicaciones" (112)
El libro dio juego para tratar muchos temas eternos: el amor, la maternidad, las apariencias, la amistad... Ese creo que es el truco para que los libros no se pasen de moda, y lleguen a la inmortalidad.
Pero sobre todo hablamos del interesante proceso de la traducción (¡oh, Javier Lacruz, cómo te invocamos!). Es curioso comprobar de nuevo cómo hay libros que tú eliges y otros que te eligen a ti. Lale nos contó que fue mirando a través de los ojos de Bette Davis, por los que ella llegó a esta solterona neoyorkina. Lale se quejó de que es una profesión poco valorada (en todos los sentidos), aunque escuché yo vocecillas alrededor de la mesa que decían lo mismo de las distintas profesiones de las comensales. Ella se siente muy a gusto con esta autora, y desde luego el resultado de su trabajo nos ha encantado a todas, así que entre este grupo de lectoras la valoramos muchísimo.
Llegamos a la conclusión de que nunca en la literatura (ni en la vida) hay buenos ni malos. Las dos protagonistas de esta novela tienen un abanico tan amplio de matices intermedios que hacen que acabes la lectura sin odiar ni amar a ninguna en especial.
Uno de los momentos más acalorados fue cuando debatimos si Delia “cuyo carácter tendía a lo novedoso” lo hizo todo por Charlotte o por el recuerdo de Clemen, y si debía haberle consultado antes de cancelar su boda y decidir su futuro sin contar con ella. Porque lo que Charlotte de verdad quería era “casarse como las demás”, y sin embargo se vio obligada a mantener oculto el amor que sentía hacia su hija Tina, y a vivir con el dolor de escucharla llamar a Delia mamá: “El propósito más firme de la vida de aquella desdichada mujer era que su hija no averiguase nunca el vínculo entre ambas” (114).
Por supuesto, tratándose de una reunión tan femenina, también hablamos de hombres. De los magníficos personajes masculinos que rodean a Charlotte y a Delia. Cómo no enamorarse del “excéntrico, foráneo y caústico” Clement Spender, ese primer amor compartido por las dos, y del que únicamente vemos lo que atañe a sus recuerdos. ¿Y el sabio doctor Lanskell? ¿no dan ganas de ir a su consulta?... Mención aparte son los Ralston “que no habían llegado a las colonias para morir por un credo, sino para vivir de una cuenta bancaria” (10).
La modernidad de Edith Wharton en algunas de sus convicciones también fue comentada, en especial la que se hace patente en los pensamientos de Delia sobre la maternidad: “esos bebés que se suponían que lo compensaban todo, pero que resulta no ser así. Una seguía sin saber qué se había perdido o qué era aquello que los hijos compensaban” ¿es ese un pensamiento de 1850?... Y nos ha gustado mucho la sutilidad de su lenguaje y su fina ironía, como cuando habla de la adopción de Tina diciendo: “la gente se maravillaba de la suerte que había tenido al elegir un ejemplar tan interesante entre sus huérfanos” (63).
Pero sobre todo hablamos de literatura. Lale es una gran lectora, y aunque ella dice que se le olvida todo lo que lee, nos recomendó muchos títulos (prueba de ello es la entrada de las recomendaciones que puse en su momento). Y nos riñó (cariñosamente) porque a nuestra avanzada edad no hayamos leído nada de Luis Landero. Así que cuando llegué a casa (a pesar de haber olvidado mi llave y tener que despertar a mi sufridor) aún tuve fuerzas para buscar algo suyo en mi biblioteca, y encontré "Hoy, Júpiter". Y empecé a leerlo. Ya sabéis que soy insomne.
Así que quiero acabar con una frase sobre la lectura que me encantó de ese libro, y que define a la perfección nuestra pasión lectora:
"Deja que el corazón afluya en tu boca, abandónate al lenguaje, recréate en cada vocablo, saborea cada sílaba, toma en tus manos cada frase como si fuesen pájaros y échalos a volar, o polvos mágicos que esparces entre la concurrencia, piezas de tela que despliegas ante los clientes, y haz de cada palabra un santuario al que otras palabras vengan en peregrinación, y no dudes nunca, ni siquiera en las pausas, al revés, galléate en los silencios como hace el torero en los desplantes, baja tu voz hasta el murmullo y elévala luego hasta que rompa en trueno"
EL RESULTADO DE LA ENCUESTA: 4 VOTOS, 1 MUY BIEN, 3 BIEN.
martes, 5 de noviembre de 2013
ACTA CENA DE OCTUBRE
"EL SENTIDO DE UN FINAL" de Julián Barnes
Asistentes: Marga, Elena, Cristina, Adela, Rocio, nuestra bienamada Begoña, Mª del Mar y la que suscribe. Nuestra querida Pilipink no pudo venir a última hora, tenía conjuntivitis....pobre!Fecha: martes 22 de octubre de 2013
Lugar: LA FAVORITA, en Calle Valparaiso
He de decir que cenamos de puro milagro, me dormí en los laureles pensando que podía reservar el mismo día de autos en uno de mis restaurantes favoritos, BINOMIO, y cuando llamé a las 14:00 me enteré que lo han cerrado, una pena. Buscando buscando reservé en la La Favorita por error y al final no nos defraudó, cenamos de maravilla.
En esta ocasión nos acompañó Begoña, invitada de Rocío y de todas nosotras, ella sabe que cuando está en Sevilla siempre es bienvenida a nuestra cena mensual.
El libro nos ha gustado a todas en general, está bien escrito y es ameno de leer. Adela piensa que puede ser una historia muy real y Rocío cree que el argumento es una excusa para narrar la psicología de los personajes, sus recuerdos y vivencias. Mª del Mar señala lo volubles que son los recuerdos, un mismo hecho vivido por varias personas se fija en la memoria de cada una de ellas de forma diferente. Al cabo de los años cada uno tiene un recuerdo diferente en los matices al que tienen los demás. También piensa que el final lo ve muy forzado, no es lo que realmente quiere transmitir. A Marga También le parece un final horrible y sobre todo le desagrada lo de "dinero sangriento" cuando la madre de Verónica le envía los 500€ a Tony después de suicidarse Adrián. Respecto a eso nos quedan dudas...por qué le dió los 500€? por qué le llama dinero sangriento? Tampoco nos queda claro que quiere decir con "una despedida secreta y horizontal", cuando Tony se despide de la familia de Verónica la primera y única vez que va a su casa y la madre lo despide bajo la glicinia. A Marga le ha gustado mucho más la segunda parte, una vez que han pasado ya 20 años. Nos parece muy acertada la idea que pone el escritor en boca de Margaret, la exmujer de Tony, cuando dice que hay dos clases de mujeres, las que tenían un pérfil claro y las que poseían misterio.
Todas pensamos que el personaje mas interesante es el de Adrián y Begoña piensa que todos hemos tenido un Adrián en nuestra vida, pero al final con todo lo interesante e inteligente que es se suicida, no es capaz de afrontar la situación. Nos planteamos si Verónica es mala o no y Cristina y servidora acabamos debatiendo sobre el mal en su esencia mas pura, sobre los psicópatas y si su predisposición genética aliñada con una infancia desafortunada es lo que les lleva a hacer el mal o por el contrario el mal existe como concepto en sí mismo.
Fijamos la próxima cena para el día 12 de Noviembre que leeremos "La solterona", de Edith Wharton.
viernes, 1 de noviembre de 2013
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