lunes, 23 de abril de 2012

EL NACIMIENTO DE UN LIBRO



En mi deambular por internet me he encontrado con este vídeo, y me hizo recordar nuestra visita a una imprenta cordobesa donde disfrutamos con un magnífico cicerone del nacimiento de los libros. Y como el día 23 se celebra el día Internacional del libro, que mejor para celebrar su onomástica recreando su creación.

Siempre es mágico ver cómo se crean las cosas, y más si son cosas con las que disfrutamos y pasamos muchas horas.

Este libro que nace ante nuestros ojos es Mango and Mimosa de Suzanne St. Albans, y "el parto" lo grabó Glen Milner para el Daily Telegraph. Está rodado en Inglaterra, en la imprenta Smith-Settle, y en él realizan la impresión de los libros por los métodos tradicionales de impresión, porque ahora algunos libros los hacen con métodos son más modernos.






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DIA 23: UN REGALITO
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DÍA 23: OTRO REGALITO

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lunes, 16 de abril de 2012

CENA DE ABRIL

La cita con la Nemirovsky será en un lugar llamado:

TARÍN Gastronomía poética
C/ Jesús del Gran Poder, 91 (detrás del Palacio de las Sirenas, zona Alameda)

18 de abril a las 20:30h
(con margen hasta las 21:00h que será amenizado con cañitas)

sábado, 14 de abril de 2012

JE T´ECRIS DANS LE TRAIN



Neuilly-sur-Seine (Francia), noviembre de 1937.


Mom cher ami Christine:
Soy Franz Wiener, nací en Bruselas el 28 de enero de 1877 y soy periodista, dramaturgo, novelista y realizador de libretos.
Pertenezco a una familia judía alemana. Mi abuelo Jacques Wiener, se instaló en 1835 en Bruselas trabajando como grabador y a él se debe el primer sello belga. Mi hermano menor, Léopold Wiener, es también grabador además de escultor y realizador de medallas. Mi padre, Alexandre Wiener fué pintor.

Llegué a París en 1897 y con el fin de integrarme mejor en la sociedad parisina me nacionalicé francés y me cambié de nombre, así que llámame a partir de ahora Francis de Croisset. ¡Croisset!¡El nombre del pueblo donde vivió y murió Gustave Flaubert!

En 1910 me casé con la viuda Marie-Thérèse de Chevigné, última nieta por parte de madre del marqués de Sade.

Dicen que siempre busco el escándalo con comedias de audacia calculada y que soy elegante, brillante y mundano. Es lo que dicen.
Parece ser que inspiré a Marcel Proust la metamorfosis de Bloch en Jacques du Rozier, el personaje de mi obra "En busca del tiempo perdido" iniciada en 1913.

Por cierto, vuestra Margarita Xirgu en 1914 estrenó, en sus inicios en el teatro castellano, mi comedia "El corazón manda", que fue muy representada en Madrid y provincias.

El año pasado estrené en el Théâtre des Ambassadeurs la comedia en tres actos "El pelicán o Una extraña familia" (Le pélican ou Une étrange famille) basada en la obra de un autor conocido por usted, Somerset Maugham.

Tengo 2 hijos, Philippe, patrón de prensa y Germaine, esposa del pintor y crítico de arte Roger Lannes de Montebello y madre de Philippe Lannes de Montebello, director del Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

Tengo 60 años y estoy a punto de morir, así que espero haber satisfecho en parte su curiosidad.

Votre ami.
Francis.

viernes, 13 de abril de 2012

LECTORAS AL TREN!

¡Piiii, piiiii, lectoras al treeeeen!


Los trenes dan mucho juego simbólico, y se utilizan muchas frases hechas con esa palabra: "no puedo perder este tren", "el tren de la vida", "está como un tren"...


He encontrado una que me encanta: "La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren", de un tal Francis de Croisset que por más que he buscado quién es y a qué se dedicaba el muchacho, lo único que parece que hizo es soltar frases ingeniosas.


Pues nosotras somos ya unas cosmopolitas lectoras, todos los meses viajamos a bordo del tren de ¡Hoy libro!. Unas veces paramos en más estaciones y en otros el trayecto es más corto, y nos lleva a nuestro destino antes que nos demos cuenta...


De la mano de Iréne Nemirovsky hemos recorrido toda Europa con Lena, la triste y amargada protagonista de “El vino de la soledad”. Empezamos el viaje en Ucrania, con nuestros manguitos de piel de nutria y el pelo alborotado porque “el viento procedía de Asia. Pasaba entre los montes Urales y el mar Caspio y levantaba olas de un polvo amarillento que crujía entre sus dientes”. De allí pasamos a la perturbadora oscuridad de San Petersburgo, donde “el sol apenas aparece, te despiertas, te levantas, comes y trabajas a la luz de las lámparas”. “De las miasmas de las aguas corrompidas de San Petersburgo”, nos deslizamos en un trineo por el blanco manto de la nieve de Finlandia, con las mejillas sonrosadas por la “voluptuosidad del aire puro”; y finalmente, “el vendaval de la revolución, que desperdigó a su capricho a los hombres por la faz de la tierra, mandó a los Karol a Francia”, y a nosotras con ella.

Ha sido un doble viaje, geográfico y vital, porque página a página nuestra niña se iba haciendo mujer en esa época tan convulsa que le tocó vivir a nuestra protagonista.

La pequeña Lena recorrió muchas estaciones a lo largo de su vida, tantas que llega a decir:
"¡Conocía tantas cosas! Había visto tantos países... a veces, tenía la sensación de en su cuerpo vivían dos almas sin mezclarse, yuxtapuestas sin confundirse..."
Cuando llegué a este párrafo supe que había llegado a la estación de la lectora con arte de este mes:
“Boris Karol llegó una mañana de marzo. Más tarde, el rostro de su padre aparecería siempre en su memoria como aquella jornada, rodeado por la agitación y el humo del andén de una estación. Estaba más fuerte y más moreno, y tenía los labios rojos. Cuando se inclinó hacia su hija, ella le besó en la ruda mejilla y de repente experimentó un sentimiento de amor por él que le colmó el corazón de una alegría casi dolorosa, intensa hasta la angustia. Se apartó de mademoiselle Rose y se aferró a la mano de su padre, que le sonrió. Cuando reía, su rostro se iluminaba con un destello de inteligencia y una especie de maliciosa alegría. Elena besó con ternura la hermosa y atezada mano de duras uñas, tan parecidas a las suyas. En ese momento, el estridente y triste silbato del tren, que volvía a partir, rasgó el aire: sería la música de fondo que a partir de entonces acompañaría invariablemente las breves apariciones paternas en su vida...”
¿Dónde había visto yo alguna escena parecida?... una estación oculta entre los vapores de un tren, una niña vestida con sus mejores galas, mirando con ilusión hacia el andén de una estación, agarrada con ansiedad a la reja, quizás esperando que aparezca entre el vapor una cara querida. A su lado, una joven mira al frente, iluminadas las dos con una primaveral luz... Me resultaba tan familiar todo, que rápidamente supe dónde tenía que encontrarla.

Manet. En la estación Saint-Lazare-1873

A los impresionistas le atraían especialmente los temas de la vida moderna, y por eso Manet (1832-1883) le dio tanto protagonismo en este lienzo a la estación de Saint-Lazare, que él contemplaba desde su estudio que estaba ¡en la rue Saint Petersbourg! ¡casualidades de la vida!

Dos figuras aparecen en primer plano, y sus siluetas se recortan sobre el humo blanco del tren. La más mayor era su modelo preferida, Victorine Meurent, -que acababa de regresar a París tras una romántica escapada a América-. Nos mira con su libro abierto entre las manos, mientras duerme en su regazo un cachorrito de perro. De espaldas está Suzanne, hija del pintor Alphonse Hirsch, en cuyo jardín se pintó gran parte de la obra, a excepción de los detalles, que se ejecutaron en su estudio; por lo tanto, se puede considerar esta escena como casi plenairista (pintada al aire libre), siguiendo los dictados del Impresionismo. 

El interés por los contrastes de colores claros y oscuros está siempre presente en su pintura, acentuados por la eliminación de las tonalidades intermedias. Su alta calidad como dibujante le permite mostrar las dos excelentes figuras, empleando una pincelada algo más suelta que de costumbre, aunque continúa interesándose por los detalles: el libro, el perrito, las flores del sombrero o los pendientes de ambas. Tras la verja aparecen las vías, las señales y los edificios a través del vapor, creándose así un interesante efecto atmosférico. La obra fue presentada en el Salón de 1874, junto a otras dos que fueron rechazadas, obteniendo numerosas críticas negativas, entre otras cosas por no saber a qué género artístico pertenecía. Aun así, recibió comentarios que alababan su especial interés por la luz.

martes, 10 de abril de 2012

CITA CON LA NÉMIROSVKY EL 18 DE ABRIL

Zdravstvui! Dobry den!, Kak dela? colectoras, (a ver si me pongo a vuestro nivel de idiomas) preparo la próxima cita en la que tendremos un invitado especial y os pido que vayáis confirmando para saber cuántos comensales seremos, en breve os comunicaré lugar y hora.
Zhelayu priyatno provesti vremya! Vsego nailuchshego!
Besos,
Julia Carlota

ASISTENTES:
1. ROCÍO
2. CRISTINA
3. MARGA
4. ÁNGELA
5. ELENA
6. MARÍA DEL MAR

NO ASISTEN:
1. ADELA
2. MARÍA SUR
3. PILAR
4. MARÍA NORTE

domingo, 8 de abril de 2012

ACTA DE FEBRERO EN ABRIL

…Once upon a time, un alegre, jovial y encantador hogar en Triana se desmanteló en tantas cajas, que las notas tomadas con mimo cántabro y gafas por una presbicia indeseada, desaparecieron. Pero no para siempre, queridas amigas. No hay mal que mil años dure, dice el refrán, y éste “resfriaillo pre primaveral” ha cesado en el mismo instante en el que voilà!, unos folios doblados me saludan desde el fondo oscuro de una de ellas.



Marga, monísima as usual.
María del Mar and her long hair, ahora vuelvo que me salgo a fumar un cigarro.
María and her gaditan smile, pos espera que yo me fumo uno también.
Adela and the jet lag from República Dominicana,
Rocío and her sleepy face from Garden 29; poor thing (children always grow up, dear; don´t worry);
La Cristi and her need of marcha, marcha, marcha; ¡¡¡Eh!!! Esperad, que yo también fumoooo.
Angela, Uy, Uy, Uy, que vengo del gimnasio, mi niña; qué pinta tengo.
La invitada, de nombre Marisa. ¿Sesenta? ¡¡¡¿Sesentaaaaaaaa?!!! Coño, pues yo también quiero. Y yo. Y yo. Pos anda, que yooo.
Hablando de yo, falto yo, la organizadora de esta santa cena de Febrero.
Precena en la Taberna de Macuro sobre la creación de la Asociación, pros, contras, presidencia, tesorera, secretaria, pim y pom a la que la menda llega un poco tarde por cuestiones “obreriles”. Marga, María y Cristina visitan el lugar del delito para comprobar el motivo del retraso. La Torre del Oro las saluda. Traslado al lugar, “neoyorquino” afirmaría la Cristi, donde vamos a cenar. Regalitos que esperan sobre los platos y que hacen ilusión a las niñas. Me alegro mucho. Elena que se nos va porque tiene cena con amigos. Qué pena, aunque se entiendan las razones. Charla de calentamiento sobre una tertulia a la que habían asistido las pendonas-inquietas-cultas del grupo. “Si tuviéramos un localito, que felices seríamos”, se oye una vocecilla al otro lado de la mesa. “Pa retozar, pa retozar”, redondea Ángela, a la que el Pilates le está multiplicando las conexiones neuronales una barbaridad.

Rocío empieza a debatir sobre el libro del mes, “El Elogio de la Madrastra” de Mario Vargas Llosa. No le ha gustado mucho si bien el final le ha sublimado. (El resto le hinca el diente a unas empanadas de pollo, mientras escucha). Alaba la prosa de VLL. Fantástico relato de los hechos. No sabe cómo enganchar lo de la Anunciación con el resto de la historia. Menos mal que Marga, rauda y veloz, se lo aclara (con la boca vacía, eso sí, que para eso las de Palencia son chicas bien educadas). Rocío sigue sin engancharlo. Marga insiste, las demás le damos a las empanadas de pollo. Cristi se mete en la aclaración, cual ONG literaria. Rocío mira desconfiada.
Ro, Ro, llama María. Ni Ro ni el resto la escucha, pobrecilla. Tan alta y tó pa ná.
Pero la chiquilla insiste y al final triunfa: cuenta que en interné encontró un argumento muy interesante que la hizo convencerse del papel de Lucrecia frente a la figura del niño. Cristina concluye que cada uno comenta un cuadro y que el abstracto lo cuenta Lucrecia.
A Rocío le encanta la sutileza con la que escribe VLL. Adela asiente y puntualiza que se nota mucho que el autor no está habituado a escribir literatura erótica. Añade que fue un encargo de Luís García Berlanga, sin contar con que tiene pinta de ser un hombre pudoroso, poco dado a erotismos. Cristina la contradice. ¿Acaso no hay erotismo en La tía Julia?
A Marisa, nuestra intemporal invitada, le encanta aunque no le resulta erótico en absoluto. Más bien le parece un juego con el que debió divertirse mucho durante su escritura. ¿A ti te ha gustado?, pregunta al aire. Pues buena es Ángela, que lo coge todo al vuelo. ¡Eh! Esa pregunta va a ser para mi. A mi me da grima, afirma rotunda. ¡¿Habéis leído cómo describe cuando caga?! Para Adela no cabe la menor duda de que está forzado. Definitivamente, el autor es incapaz de desarrollar una novela erótica. A la organizadora de la cena, le resulta innecesario el haber intercalado la novela con descripción de cuadros, una excusa para alargarla. Para Mar, los cuadernos de Don Rigoberto es la continuidad del Elogio (Mar hablando y Rocío presumiendo de separador de libros. ¡¡Habrase visto tamaño desacato!!). María dice que no está de acuerdo con Pilar, pues se trata de un recurso para recrearse en la fantasía. Sin embargo, a Cristina tanto corte interrumpe la historia. Marga está de acuerdo con María. Adela sigue con lo suyo y con lo mucho que le han gustado los personajes.
Fonchito representa el mal por el mal, se oye decir a la invitada, justo cuando aparece una ensalada de canónigos con muchas cositas ricas alrededor. ¿Tiene diez años? ¿Y cómo es una churrilla a los diez años? ¿Cómo pudo disfrutar con el niño?, se pregunta Ángela con sus renovadas neuronas pilatesteriles. ¡¡Olé mi Ángela!! (La organizadora se hace la misma pregunta mientras mastica su bocado en silencio, como es habitual en ella).
Marisa hace notar lo mucho que mejoró socialmente Lucrecia casándose con Don Rigoberto. Rotunda, exuberante, delicada, ¿viciosilla?... No hay respuesta.
Volvemos con el niño-monstruo. Un manipulador, coincidimos todas. El final con la criada es fantástico. No podemos evitar releer en voz alta la redacción que éste le lee a su padre. Vaya el niño. Un demonio, eso es lo que es. A Cristina le encanta cómo describe el autor a Don Rigoberto mientras su hijo le lee la redacción. A Marga le ha escandalizado. Resulta hasta un poco sacrílego. Sí pero cuando se ve lo contrario, un hombre mayor con una menor, no nos escandalizamos tanto. Se oye un síiiiiii, que se extiende por la mesa como un tsunami sonoro. “Yo no leo cinco páginas de un tío cagando a no ser que me lo cuente VLL” afirma una voz al fondo. Yaaaaaaa… vuelve de nuevo el tsunami a envolver la conversación. Cristina pone la puntilla con un “me acordé esta mañana de don Rigoberto al darme cuenta que yo me ducho en dos minutos, je je”. Un peligro pues el murmullo va de un “ya me gustaría a mi dedicarle media hora a… hasta si yo pudiera tardaría una hora en…
Se está sirviendo musaka cuando, sin saber cómo, las chicas se retrotraen a Chelsea Beach. Y Angela le dice a su Ro que el humus de berenjena está mucho mejor que el de garbanzos y ésta le regala, nos regala con el paladar impregnado de humus, unas páginas del libro de Candaules. A las chicas les resulta apasionante la historia de cada cuadro. “El cuadro de la portada describe el libro”, apunta Mar.
El risotto llega cuando estamos hablando de las abluciones de pies, orejas y nariz de Don Rigoberto. ¿Y los sinónimos de pene? Cristi lee sobre el óvolo y Adela, que se leyó la novela en República Dominicana (país, no nombre de pub de barrio de Nervión), cree que se vive otro ambiente: la humedad, el calor, las casas grandes, de techos altos… Marga dice sin confundirse “chupatememonos”, a lo que sigue “metemasturbo” y algunas otras que la llevan a la conclusión, después de haber conjugado ambas, que VLL se las ha inventado. Demostración empírica la de Margui.
“No puedo con la textura risoteo” afirma María con carita de asco. No nos risottismemosnos, chicas, por favor. Coge ensalada de pollo con aguacate y santas Pascuas. Marisa, a estas alturas de la cena y con los postres cuasi devorados, sale a fumar un cigarro. ¿Pero no dicen los expertos que el tabaco es fatal para la piel? ¿Y si vuelvo al tabaco ahora, me dará tiempo a estar como ella a su edad?, debieron preguntarse las que la siguieron cual almas en pena (léase todas, excepto Ángela, Marga y yo. ¿Por qué será?)
Se acaban erotismos, penes, demonios infantiles, cagadas eternas, higienes corporales exhaustivas, descripción de cuadros… Pasamos a la propuesta de libros para el mes próximo. Sale Nemirowsky por unanimidad. ¡¡¡¡Siempre bienvenida Nemirowsky!!!!
Nuestra rubia y “angelical” pilatestemonos, cierra la cena con una historia muy literaria acaecida en sus tersas y pálidas carnes: telefonea a Movistar porque quiere un SAMSUNG GALAXY y le dicen que no puede ser por estar en una lista de morosos (vuelven a entrar las fumanchu, heladas, pero felices). “Uy, Angelita”, le dice María, como si hubiera estado desde el principio de la conversación, “¿no pensarás que eres la primera a la que le pasa?”.
Foto de rigor, besos, despedida. Vuelta a casa a sortear cajas que guardan veinticuatro años de vida en una ciudad que ya huele a primavera.


RESULTADO DE LA ENCUESTA: 6 VOTOS. 2 MUCHO, 4 BIEN

domingo, 1 de abril de 2012

EL VINO DE LA SOLEDAD

El vino de la soledad, de Irène Némirovsky (ed. Salamandra)

"El vino de la soledad" (publicada en 1935) narra el destino de una acaudalada familia rusa refugiada en París, y detalla la revancha de una muchacha contra su madre, tema que la autora ya había tratado en esa pequeña maravilla literaria que es "El baile". Con una visión lúcida y corrosiva, la novela sigue a la pequeña Elena desde los ocho años hasta su mayoría de edad, desde Ucrania hasta San Petersburgo, Finlandia y finalmente París, donde la familia se muda después del estallido de la revolución rusa, en un trayecto paralelo al que realizó la propia Némirovsky.

La madre de Elena, una mujer hermosa y veleidosa de origen noble, menosprecia a su marido, un rico judío, y a su hija. Tras el fallecimiento de la gobernanta, la vida de la niña se hace aún más complicada, pues su madre acomoda en la casa a su amante, un primo quince años menor que ella. Sin embargo, el transcurrir del tiempo convierte a Elena en una joven muy bella, y el día en que se da cuenta que atrae al amante de su madre, comprende que ha llegado el momento de desquitarse.

Irène Némirovsky (Kiev, 1903-Auschwitz, 1942) recibió una educación exquisita, aunque tuvo una niñez desdichada y solitaria. Tras escapar de la revolución bolchevique, su familia se mudó a París en 1919, donde Irène consiguió la licenciatura de Letras en la Sorbona. En 1929 mandó su primera novela, "David Golder", a la editorial Grasset, dando comienzo a una brillante carrera literaria que la llevaría a ser considerada como una de las grandes escritoras de Francia. Pero la Segunda Guerra Mundial señaló trágicamente su destino. Deportada a Auschwitz, donde sería asesinada junto con su marido, Michel Epstein, dejó a sus dos hijas una maleta que éstas conservaron durante años. En ella estaba guardado el manuscrito de "Suite francesa", cuya publicación en 2004 desencadenó un fenómeno editorial y cultural sin precedentes.