jueves, 22 de septiembre de 2011

FOTOS CENA SEPTIEMBRE

OTRAS RECOMENDACIONES

Sin destino, de Imre Kertész
Historia del año y medio de la vida de un adolescente en diversos campos de concentración nazis (experiencia que el autor vivió en propia carne), “Sin destino” no es, sin embargo, ningún texto autobiográfico. Con la fría objetividad del entomólogo y desde una distancia irónica, Kertész nos muestra en su historia la hiriente realidad de los campos de exterminio en sus efectos más eficazmente perversos: aquellos que confunden justicia y humillación arbitraria, y la cotidianidad más inhumana con una forma aberrante de felicidad. Testigo desapasionado, “Sin destino” es, por encima de todo, gran literatura, y una de las mejores novelas del siglo XX, capaz de dejar una huella profunda e imperecedera en el lector.



Verano y amor, de William Trevor
(Ed. Salamandra)

La fortuna parece haber obrado para que Ellie y Dillahan se hayan convertido en marido y mujer.  Criada en un orfelinato, la joven Ellie es enviada a trabajar como sirvienta a la granja de  Dillahan, donde se topa con una persona que lleva consigo el enorme dolor de haber perdido a su  esposa y a su hijo recién nacido en un singular accidente.
Sin embargo, ya sea fruto de la casualidad o la obligatoriedad, la existencia de la pareja  transcurre ordenada y plácida hasta que, un día de verano, la llegada de Florian, un muchacho  veinteañero melancólico que está finiquitando la venta de la casa de sus padres, reaviva los  sentimientos dormidos de Ellie.
El deseo, súbito e irrefrenable, impulsa a la joven Ellie hacia una turbadora relación con  Florian, que influirá
incluso a algunos vecinos del pueblo hasta desembocar en un  resultadoinesperado.

ERRI DE LUCA. No recuerdo el libro que se recomendó, pero tiene varios, que son:
-El peso de la mariposa


El día antes de la felicidad

Un joven huérfano de Nápoles vive muy apegado al portero de su comunidad de vecinos, Don Gaetano. Éste es quien le da lecciones sobre la vida, quien le enseña a relacionarse con las mujeres, a formarse como adulto y a afrontar los problemas de la calle. Don Gaetano se convierte en algo así como un padre para el chico.
El día antes de la felicidad ha vendido ya miles de ejemplares en Italia, llegando incluso a superar a alguno de los títulos de Stieg Larsson. Erri de Luca es un autor de culto, de esos que escriben novelas fuera de corrientes bestselleras, que apuestan desde hace años por un estilo sencillo y sin florituras. Sin ir más lejos, la anterior novela publicada en España, En el nombre de la madre (Siruela, 2007), era un relato transparente y directo sobre la divina concepción de María y el viaje que hace junto a José a Belén, donde nace el niño Jesús.

El día antes de la felicidad es la historia de una relación entre un chico y un adulto. Don Gaetano es de esos hombres que las ha visto de todos los colores y tiene a sus espaldas un saco de experiencias; el muchacho, en cambio, no ha tenido a nadie en quien fijarse y ha pasado gran parte de su tiempo libre leyendo en un sótano. Más allá de los libros, el joven se enfrenta a la realidad napolitana y a los relatos de la guerra de Don Gaetano. Casi sin quererlo, el discípulo se hace adulto a pasos agigantados.

Erri de Luca ha trazado un argumento atractivo, bien escrito. No obstante, a pesar del valor moral que la crítica italiana le ha dado a la novela, no creo que sea para tanto. Estamos ante una novela corta de formación, sí, pero es exagerado decir que encierra grandes lecciones de moral. La sensación que me queda después de leer El día antes de la felicidad es que guarda un argumento atractivo pero el relato acaba resultando demasiado contenido.


En el nombre de la madre
Tras las huellas de Nives. En el Himalaya con una mujer alpinista
El contrario de uno
La urgencia de la libertad. El jubileo y los años sacros en su origen según el libro de Vaikka
Montedidio
Tres caballos

EL BUEN SOLDADO
de FORD, FORD MADOX
En una novela tan breve como El buen soldado, Ford Madox Ford relata dos suicidios, dos vidas arruinadas, una muerte y el descenso a la locura de una joven muchacha. Mediante esta historia de pasión protagonizada por los matrimonios Ashburnham y Dowell se nos muestran las interioridades de lo que se dio en llamar la sociedad internacional y los asuntos crueles y oscuros que la gente bien del período de entreguerras intentaba a toda costa mantener ocultos.
Sin embargo, si El buen soldado ocupa un lugar de honor en las letras en lengua inglesa es sobre todo por la habilidad técnica que en ella demuestra su autor, y especialmente por el revolucionario empleo de la primera persona narrativa en un texto realista.

lunes, 19 de septiembre de 2011

CENA EN LA MONUMENTAL

La tan esperada cena de este mes será, Dios mediante, el miércoles 21 sobre las 21:30h. en el RESTAURANTE LA MONUMENTAL sito en la C/Pirineos Edificio Corona, locales 1 y 2 La Buhaira (para quien se despiste está más o menos enfrente de un supermercado MAS).

Por el bien de vuestras almas y la paz de vuestros espíritus os recomiendo que vayáis reconciliadas (amén).

domingo, 18 de septiembre de 2011

ENCUENTRO CÁCERES-SEVILLA

¡YA ESTÁ TODO CERRADO! 
¡EL DÍA 8 DE OCTUBRE SALIMOS AL EXTRANJERO!
TENEMOS UN CITA EN ELVAS (PORTUGAL)
CON NUESTRAS CACEREÑAS SALEROSAS

HE RECIBIDO UN CORREO EN EL QUE BEA ME NOTIFICA QUE YA HAN RESERVADO EN EL HOTEL "QUINTA SAN ANTONIO" 7 HABITACIONES DOBLES (CON POSIBILIDAD DE TRIPLES). ELLAS VAN 11, CON LO CUAL NECESITAN 4. NOS QUEDAN 3 PARA QUE NOS LA REPARTAMOS COMO QUERAMOS. LA PREGUNTA ES: ¿Y NOSOTRAS? ¿CUÁNTAS VAMOS? ¿CÓMO QUEREMOS LAS HABITACIONES? 

LA LECTURA ES "CARTAS DE AMOR DE LA MONJA PORTUGUESA" DE MARIANA ALCOFORADO (Ed. El Acantilado)

En 1669 aparecía en París un pequeño volumen titulado 'Cartas portuguesas' que contenía las cinco misivas que Mariana Alcoforado, monja portuguesa del convento de Beja, en el Alentejo, había escrito al conde Chamilly, capitán de la caballería francesa que había participado en el asedio de Ferreira. La historia que había unido a ambos personajes nada tiene de particular: Mariana había sido seducida por el conde y éste, olvidadizo, había partido para Francia dando por terminada su aventura. Sin embargo, estas cartas pasaron a la historia como una de las más rotundas expresiones del amor femenino: la monja portuguesa, abnegadamente enamorada, escribía desde su celda dando rienda suelta a su pasión ensimismada, a sus quejas y desvaríos, y dejando un testimonio imperecedero -sea o no real su autoría-, un auténtico breviario de amor.




miércoles, 14 de septiembre de 2011

LAS SIETE COINCIDENCIAS

Os cuento de qué va esto. Estaba yo el otro día en mi trabajo, concentrada en mi ordenador, cuando llegó mi compañero Jerónimo y se puso a pasarle la bayeta a mi pantalla. Ya lo conocéis, es ese que lo mismo le da al misterproper que a las traducciones de Tennessee Williams.
-...¿Y qué estáis leyendo ahora? -dijo mientras me vaciaba la papelera-.
-La Regenta... -susurré-.
-¡Una copia descarada de Madame Bovary! -dijo, aferrando la mopa en su puño, con toda su energía y un furor que yo desconocía-

Dejé de mirar la pantalla para mirarlo fijamente a los ojos (con la boca abierta de par en par, he de decir, para ser fiel a la narración del momento que vivía)
-¡Hijo, es que siempre me sorprendes!
-sí, como tú a mí... ¡vaya como me has dejado la papelera con el dichoso tonner!
-¡Jeroooooonimooooo, céntrate, que estábamos con la Regenta!
-Mira en google, anda... pon "La Regenta vs Madame Bovary"...

Y mira por donde le hice caso, y descubrí que hay miles de páginas que hablan de que Mr. Clarín lo tuvo clarinete con el éxito de Mr. Flaubert, y decidió hacer un poquito de fullería, o como dicen ahora, versionó a Emma dándole un toque más "vetusto"...

Madame Bovary se publicó en 1857. La Regenta en 1884. Tiempo tuvo Leopoldo de leerla ¿no?

Y ahora... ¿jugamos a las siete coincidencias?
(bueno, que digo yo, que si son 9 tampoco pasa ná)

viernes, 9 de septiembre de 2011

Lectoras de septiembre. Berthe Morisot

¿Las mujeres que leen, son peligrosas? Con esta pregunta empezó todo. Y así seguimos, planteándonos las mismas preguntas a través de las lecturas que hacemos. Quintanar le reprocha a Ana que se le vaya el santo al cielo cuando tiene un libro entre las manos, aunque tampoco hace nada por llenar el vacío que la ahoga, ni intente sustituir las letras con hechos. Lo mismo le pasaba a Madame Bovary. Las dos se aburren en sus jaulas doradas, y desean vivir la vida de los personajes de los libros que leen.

Eso nos pasa a veces. Quisieras ser como la protagonista y tener una vida apasionante. En otras ocasiones sientes que algún personaje es tu alter ego y te dices: “¡Vamos! ¡la de veces que he pensado yo lo mismo y no sabía expresarlo!”. Pero de vez en cuando piensas “¡madrecita que me quede como estoy! ¡ni loca me metía yo en semejante pellejo!”

Eso es lo que me ha pasado a mi con la vida de Ana (y de alguna otra Vetustense). No envidio a esas pobres mujeres que no tenían más remedio que aceptar el destino que le marcaban otros, aprisionadas entre las paredes de vetustas mansiones, ansiosas de que alguna novedad alterase su tediosa rutina. El momento de leer influye, claro está, y cuando tu vida no va más allá de la sombrilla, cuando las únicas ropas que te visten son un bañador y un pareo, cuando el reloj ha sido olvidado en un cajón desde que te dieron las vacaciones y no tienes tiempo para tanta actividad que programas, cuando tu piel conserva todavía restos de sal marina, es difícil meterte en la piel de una mujer que permanece enclaustrada entre su casa y el confesionario, vestida con pesados terciopelos de los pies a la cabeza y con la única alegría de escuchar cómo se mueve el pesado manto negro de un canónigo por el paseo de la Encimada o el trotar de un caballo cascabelero por el Espolón... ¡uff! ¿os imagináis vivir en esa "solemindad del aburrimiento heredado"?

Con el ambiente cerrado de Vetusta lleno de granitos de arena hemos pasado el verano. El tertulín de la sombrilla se ha llenado de cotilleos de casino, de charlas de sacristía, de confesiones atormentadas, de pecados inconfesables, de adulterios desgraciados... ¡y del jolgorio del salón amarillo de la de Villalpando, más parecido al de nuestro chiringuito preferido! ¡y de las cosas de Visitación y de Obdulia!

Todos los personajes, a fuerza de leerlos, van haciéndose familiares:
-ay, hija qué monos los pendientes que llevas, "siempre vas a la penúltima moda"
-pues no te los pienso dar, vamos, ¡qué cara! pareces Visitación, arramplando con todo... ¡todavía no me has devuelto el collar que te presté anteayer!
-¡cómo te pones!, eres más avara que doña Paula... ¡agarrá, más que agarrá!... por cierto ¿salimos hoy a cenar?
-hija, no sé, porque este verano mi chico está más aburrido que Quintanar... me voy a tener que buscar un Mesía...
-¡pecadora!

Pero el tiempo vuela y ya estamos en septiembre. Mientras cuento las páginas que me quedan para saberlo todo de la Regenta, sueño ya con nuestro reencuentro postvacacional, con más ansias que Fermín esperando la confesión de Ana (o que Mesías el polvete con la susodicha, o que Quintanar con la caza de la perdiz...). Deseando estoy que llegue de una vez el momento de las “sabrosas pláticas” que nos caracterizan, de los "misteriosos gritos, sorpresas, sustos, saltos, roces y contactos".

En esas meditaciones estaba cuando se me vino a la cabeza el rincón de las lectoras con arte, abandonado desde el mes de julio. Quizás nadie lo eche de menos, quizás siga perdurando el silencio en este Paseo del Espolón virtual y no aparezca ni el sereno... pero yo soy una mujer de tradiciones, no tan piadosas como las de las beatonas de Vetusta, pero tradicional al fin y al cabo. Y busqué, y busqué, y encontré a estas dos mujeres...

MORISOT, Berthe
(Bourges 1841-París 1895)
"La lectura" (1869-1870)

Y resulta que está pintado por otra mujer, lo cual ya es extraordinario. Ella es Berthe Morisot, casi contemporánea de la de Quintanar. Una “impresionante impresionista” que ha permanecido en la segunda división de la historia del arte, únicamente porque la historia está escrita por hombres, y porque ella pintaba escenas intimistas, quizás para que todo el mundo conociera el "modus vivendi" femenino de la época que le tocó vivir, fines del siglo XIX, y ya sabemos que el modus vivendi femenino no le interesa a nadie. En este lienzo pintó a su madre, Madame Morisot, y a Madame Pontillon (apellido de casada de su hermana), en un momento de ocio, leyendo una y pensando la otra. Su madre viste de riguroso negro, leyendo abstraída en su libro, mientras la joven viste de blanco y permanece sentada con la mirada perdida sabe dios dónde, creando un contraste muy del gusto de Manet, cuñado de Morisot, por estar ella casada con su hermano. Están las dos sentadas en un sofá estampado en un salón, con un gran espejo al fondo, y delante de una mesa con un jarro de flores. La luz procedente de la izquierda baña a Madame Pontillon, cuya belleza queda resaltada por ese foco solar, mientras que la madre de las Morisot se sitúa en una zona más ensombrecida. El estilo de Berthe es rápido pero destaca el dibujo sobre el abocetamiento de obras posteriores.

¿En qué o en quién pensará la joven? ¿estará esperando alguna novedad que la saque de la rutina? ¿qué lee la madre? ¿estará de verdad leyendo, o disimula vigilante que su hija no se escape con ningún don Juan?... en fin, se me ocurren muchas preguntas, pero como me quedan muchas páginas para terminar mi lectura obligada y ya he cumplido con mi tradicional cita las dejo en el aire. ¡Hasta el mes que viene, queridas lectoras con arte! 

BERTHE MORISOT (Bourges, 1841 - París, 1895)
Nacida en el seno de una familia burguesa, fue precisamente su familia quien animó a Berthe y a su hermana Edma a iniciarse en el arte. Morisot demostró la posibilidades de las mujeres en las artes a fines del siglo XIX.

A la edad de 20 años, Berthe conoció a Camille Corot, importante paisajista de la Escuela de Barbizon, que  la admitió como su discípula y la introdujo en los círculos artísticos.

Pronto adquirió la técnica impresionista de pintar al aire libre, creando pequeños cuadros y esbozos para grandes obras que terminaba en el estudio. Su primera participación en el Salón de París fue en 1864 con dos paisajes y continuó exhibiendo continuamente en el Salón hasta 1874, año de la primera exposición impresionista.

En 1868 conoció a Édouard Manet y en 1874 se casó con Eugène, su hermano menor. Ella fue la que convenció al maestro de pintar al aire libre y lo atrajo al grupo de pintores que sería posteriormente los impresionistas. Manet sin embargo, nunca se consideró como impresionista, ni estuvo de acuerdo con exhibir junto al grupo.

Morisot, junto a Camille Pissarro, fueron los dos únicos pintores que tuvieron cuadros en todas las exposiciones impresionistas originales.

Al igual que Mary Cassatt, Eva Gonzalès o Marie Bracquemond, Berthe Morisot fue relegada a la categoría de "artistas femeninas" por su temática de la vida cotidiana (mujeres, niños y escenas domésticas). Sin embargo, como mandaba la doctrina impresionista, Morisot pintaba la inmediatez, lo que veía en su vida normal. Como una mujer de la alta burguesía, estaba habituada a escenas domésticas, deportes campestres y un amplio círculo de mujeres y niños, ya que el mundo masculino les estaba vetado.

Sin excepción, sus cuadros muestran unos temas equivalentes al de sus colegas masculinos. Edgar Degas, también de clase burguesa, pintaba ensayos de ballet, carreras de caballos y desnudos femeninos. Claude Monet pintaba su jardín, sus hijos, etc. Las mujeres impresionistas pintaban su entorno social bajo el enfoque impresionista. A pesar de esto, la figura de Berthe Morisot, junto a las de otras maestras de la pintura, quedó ensombrecida por el conjunto del movimiento y en especial de los pintores masculinos. La técnica que desarrolla Morisot se basa en un tratamiento de pinceladas suaves desde un principio, hasta que evolucionó a un impresionismo más expresado en la pincelada, en concreto a partir de 1873, cuando el tratamiento más libre de la pinceladas rápidas y planas y la atmósfera más tratada con el color permitan reflejar una estética más de índole impresionista.

A partir de 1880, la influencia de Renoir se refleja en su obra. La frescura luminosa de su paleta, la factura libre y vigorosa, así como, la atmósfera poética de sus lienzos, son reconocidas y admiradas. En 1892 la galería Boussod-Valadon le dedica una exposición que tuvo un gran éxito.

La vida de Berthe Morisot se vio ensombrecida por la muerte de Édouard Manet en 1883, la de su esposo, Eugène Manet, en 1892, y la de su hermana. Educó sola a su hija, Julie Manet, con quien mantuvo siempre lazos muy fuertes. Al morir a los cincuenta y cuatro años, confió su hija a sus amigos Edgar Degas y Stéphane Mallarmé.

Berthe Morisot murió en 2 de marzo de 1895 en París y está enterrada en el cementerio de Passy en París.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Cena Septiembre

¿Quién se apunta a cenar con La Regenta?

En nombre de la organizadora, Adela, pongo esta entrada "urbicesorbi" mientras ella cierra el lugar del evento, para que confirméis vuestra asistencia o vuestra ausencia (si es que aparece alguien por estos lares, que parece que esto está más desanimao que Vetusta a medianoche el día de Todos los Santos, vamos, que sólo queda el sereno... que es la menda lerenda)

¡Obduliaaaaa, Visitaaaaaa, Petraaaaaa, doña Paulaaaaa!
¿onde estáiiiiiiis?


CONFIRMADAS
1. MARGA
2. MARÍA SUR
3. MARÍA NORTE
4. PILILEBE
5. CRISTINA
6. ADELA
7. ÁNGELA
8. ELENA
9. MARÍA DEL MAR
10. ROCÍO-JULIA CARLOTA

lunes, 5 de septiembre de 2011

¡AY, CARMELO!

CAPÍTULO 1-1



PARA VERLA COMPLETA PINCHAR AQUÍ

jueves, 1 de septiembre de 2011

CLARÍN Y LA REGENTA

(Zamora, 25 de abril de 1852–Oviedo, 13 de junio de 1901)

Leopoldo Alas, conocido por el seudónimo de "Clarín", forma con Pérez Galdós la pareja de grandes novelistas españoles del siglo XIX. De familia asturiana, nace en 1852, en Zamora, donde su padre era gobernador civil. En 1863 la familia se afincó en Oviedo, ciudad a la que le uniría una estrecha relación y que se convertiría, de alguna manera, en la protagonista de su obra maestra, La Regenta. En 1868 participó con entusiasmo en las jornadas revolucionarias de septiembre, experiencia que fue la base de sus convicciones progresistas y republicanas.

Estudió en Oviedo, con brillantes calificaciones, tanto en el colegio como en la universidad, donde cursó la carrera de Derecho y entró en contacto con los krausistas (Giner de los Ríos, Salmerón). Al mismo tiempo colaboraba en El Solfeo, de orientación republicana, donde comenzó a utilizar el seudónimo "Clarín" para firmar sus artículos. Aunque ganó las oposiciones a una cátedra de la Universidad de Salamanca, no pudo tomar posesión de ella debido a la injusta intervención del ministro de Fomento, que se vengó así de las sátiras que el escritor le había dirigido desde la prensa. Más tarde, en 1882, consiguió la cátedra de Economía Política de la Universidad de Zaragoza y el año siguiente se trasladó a la cátedra de Derecho Romano de la Universidad de Oviedo, actividad que alternó con las de articulista y escritor. Sus artículos literarios y satíricos, publicados mayoritariamente en la revista Madrid Cómico, alcanzaron gran popularidad, pero su mordacidad le valió numerosas enemistades e incluso algún duelo. En 1891 fue elegido concejal republicano del ayuntamiento de la capital asturiana. Murió en 1901.

LA REGENTA

1. Resumen del Argumento
La Regenta es, sin duda, la obra maestra de Clarín y una de las novelas más importantes de la literatura española. En ella se retrata en toda su complejidad una ciudad de provincias, Vetusta (nombre tras el que se esconde Oviedo), en la que está representada la sociedad española de la Restauración. Clarín somete a una irónica crítica a todos los estamentos de la ciudad: la aristocracia decadente, el clero corrupto, las damas hipócritas, los partidos políticos. Todo ello conforma una atmósfera social asfixiante, opresiva, con la que choca la protagonista, Ana Ozores. Su temperamento sensible y soñador la lleva a refugiarse en el misticismo, pero su confesor, el canónigo Fermín de Pas, la decepciona cuando intenta aprovecharse de ella. Cae entonces en brazos de Álvaro Mesía, un mediocre don Juan, con el que vivirá una relación amorosa que no resultará ser más que un sucedáneo de sus ideales románticos. En el enfrentamiento entre Ana y Vetusta, la primera acabará siendo vencida, y, en consecuencia, marginada. La importancia de la presión ambiental, social, sobre la protagonista acerca la novela a las teorías del Naturalismo.

2. Estructura
La obra se divide en dos partes. Cada una consta de quince extensos capítulos, pero la distribución temporal entre ambas es irregular: mientras la primera abarca los acontecimientos que ocurren en tres días, la segunda comprende tres años. Cada capítulo goza de unidad y de autonomía dentro de un conjunto perfectamente ensamblado. Sin embargo, esta perfecta organización interna no es fruto de una lenta elaboración, sino de un agitado y rapidísimo proceso de escritura, en el que el escritor se olvidaba a veces "hasta de los nombres de algunos personajes", según confesó él mismo.

3. El autor
Clarín combina el punto de vista objetivo, distante, con el del autor omnisciente, es decir, interviene de vez en cuando en la obra, dando sus opiniones sobre las acciones de los personajes o anticipando los acontecimientos. y, sobre todo, aportando una aguda visión irónica que pone al servicio de una demoledora crítica de la sociedad de la Restauración, hipócrita y mediocre.

4. Repercusión
La Regenta causó escándalo en su momento, en especial por las críticas anticlericales que contenía. Este hecho contribuyó a que la novela no tuviera mucho éxito de público y de crítica en su época. Hubo que esperar a las últimas décadas del siglo XX para que la crítica reconociera que se trataba de una auténtica obra maestra.