Bien, pues Otto Dix, el autor de este cuadro, quiere hacer lo mismo con sus pinceles y sus colores. Su intención era hacer una crítica de la sociedad de su tiempo, enfatizando lo feo con la simple intención de provocarnos. Hay que tener en cuenta la sociedad en la que le tocó vivir y crear, con Hitler pisándole los talones y tachando su arte como degenerado.
Y aquí la tenemos, a la periodista Sylvia Von Harden, la mujer del monóculo, con su rojo vestido a cuadros, sentada en la mesa de un bar fumando un cigarrillo.
Las obras creadas por Dix en la década de 1920 han marcado profundamente la imagen que se conserva de esta época. En este periodo, Dix no se interesa más que por "el hombre" y busca sistemáticamente las personalidades que son representativas de su tiempo. En algunas de sus obras individuales, él logra crear el retrato de la sociedad urbana de los años veinte. No trabaja más que raramente bajo encargo y prefiere buscar él mismo sus modelos en los cafés, la calle o entre sus amigos. La periodista Sylvia von Harden (1894-1963) ha descrito la vehemencia con la que Dix la abordó en la calle: "¡Debo pintaros! ¡Es absolutamente preciso! ... Usted representa toda una época". Con un corte de pelo "à la garçonne", la boca muy maquillada, un monóculo en el ojo derecho, fumando y tomando una copa, Dix nos presenta a la periodista en el célebre "Romanischen Café", punto de encuentro de los intelectuales y artistas en el Berlín de entre guerras. Debido a su objetividad y su dureza, este retrato sin concesiones y próximo a la caricatura es una muestra emblemática de la sociedad de la República de Weimar.
Otto Dix
(Gera, Alemania, 1891 – Singen, id, 1969)
Fue un pintor del movimiento llamado "Nueva Objetividad", en el que se utilizaba el realismo de forma vehemente para enfatizar lo feo, para hacer una caricatura de su época. Su arte era crudo, provocativo y ásperamente satírico.
Su trabajo abarca gran diversidad de estilos, aunque el gran público conoce principalmente sus pinturas sobre la guerra. Dibujante excepcional, dejó más de 6.000 dibujos y bocetos, retratos, lienzos y acuarelas. Es uno de los grandes pintores alemanes del siglo XX.
Su padre, Franz Dix, era forjador de hierro en una herrería. Su madre, Louise, una enamorada del arte y la música. En este ambiente creció Otto Dix, quien siempre se consideró hijo de obreros, pero desde luego no una persona inculta y sin recursos. Realiza sus estudios superiores en la Escuela de Arte de Dresde (1909-1914) y experimenta con el Cubismo, el Futurismo y, más adelante, con el Dadaísmo.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, se alista en el ejército como voluntario, y más tarde también luchará como soldado raso tanto en Francia como en Rusia. El horror de la guerra se convertirá en uno de sus temas fundamentales. A su regreso a Dresde funda, en 1919, el Dresdner Secession Gruppe 1919, un grupo radical de escritores y pintores expresionistas y dadaístas, con quienes realizará diversos collage de carácter crítico, en su mayoría, sobre la sociedad. El horror que vivió durante la guerra le dejó una profunda huella que marcó de manera evidente toda su obra. Dos años más tarde se traslada a Dusseldorf, donde se une al grupo de artistas Das Junge Rheinland. En 1923 contrae matrimonio con Martha Koch. Entre 1925 y 1927, reside y trabaja nuevamente en Berlín, y su pintura alcanza las cotas más altas de criticismo y análisis de toda su trayectoria artística, influido principalmente por la corriente de la Nueva Objetividad. En 1927 consigue la cátedra en la Academia de Arte de Dresde.
Tras la llegada al poder de los nacionalsocialistas en 1933, fue uno de los primeros catedráticos de arte en ser destituidos por el régimen. Ese mismo año inicia lo que puede considerarse como un "éxodo interior" por el suroeste de Alemania, y establece su residencia en Hemmenhofen, junto al Lago Constanza (1936), donde retrata el paisaje. A partir de 1937, los nacionalsocialistas lo tildan de "artista degenerado" y difaman su obra tachándola de "sabotaje al espíritu militar de las fuerzas armadas". Le fueron, además, requisadas 260 obras que se hallaban expuestas por toda Alemania, algunas fueron vendidas y otras pasto de las llamas. Pero ni con estas medidas logran restarle ni un ápice de notoriedad: mientras los nacionalsocialistas exhiben la difamatoria exposición “Arte Degenerado” por toda Alemania, dos de las obras de Dix son expuestas en su ciudad natal, Gera.
En 1938 le detiene la Gestapo, acusándole de tomar parte en el atentado contra Hitler en Múnich, y es encarcelado durante dos semanas. Durante estos dificilísimos años, Dix recibe uno de los encargos más importantes para su carrera artística: el magistral retrato que realiza, a petición de un importante fabricante de cerveza, de San Cristóbal mártir. En el año 1945 es llevado de nuevo al frente y, finalmente, hecho prisionero por los franceses. Tras ser puesto en libertad en 1946 regresa, por fin, a su casa de Hemmenhofen.
Después de la guerra y hasta el día de su muerte, es incapaz de encontrar su lugar en ninguna de las dos corrientes artísticas —cada vez más alejadas entre sí— que predominan en los dos estados alemanes. No obstante, en ambas Alemanias, sus obras alcanzan un gran reconocimiento y recibe múltiples homenajes. En 1959 se le otorga la Cruz del Mérito Federal. En los años sesenta, organiza numerosas exposiciones y consigue varios premios en ambas partes de Alemania. Fallece en 1969 tras sufrir un segundo ataque de apoplejía. Su tumba se encuentra en Hemmenhofen.
14 comentarios:
¿Qué carita quereis que tenga? ¡Llevo horas esperandoos!
- Píntame por dentro.
Y Otto la pintó.
Se pasó días observando cómo observaba ella su alrededor. Y lo pintó.
Un rostro cansado. Muy cansado y feo, muy feo.
Y sintió la tremenda incomodidad que ella sentía. Y la pintó.
¡Esas piernas constreñidas bajo la mesa! Y que intentaba disimular carmín rojo en sus labios...aunque de poco le sirvió -¡esa media medio caida la delataba! Estaba claro que algo no le terminaba de encajar-.
El monóculo sólo de adorno. Una doble provocación.
De su ambigüedad, aunque hablaba ya por sí mísma.
Y para ridiculizar, le dijo, a cierta clase social.
- Y te crispa la situación, ¿no?. Tu mano izquierda...
- Sí, pero necesito olvidar –beber-. Y adornar al menos la otra, y relajarla. Y fumar...
- Estás muy pálida.
- Tengo frío, mucho frío. ¡Y es que este ambiente, Otto, no acompaña, no!
(Y además...no se qué hacer con las cenizas)
-¡Mira, Sylvia, aunque seas la única que me escucha te digo una cosa, ¡que si me vas a seguir mirando con esa cara, me levanto y me voy!
No se aún porque razón al ver este cuadro recordé este poema:
Autora: Carlota Caulfield
Nombre del Poema: Mi última carta.
" Mi última carta es
para dejar mi vestido amarillo
mi escudo de armas
mis cincuenta y una perlas
mis poemas y mis cartas
a aquel que una tarde de enero,
en Piazza San Marco,
se miró en mis ojos
sin decirme nada"…
Nadie la ve como la veo yó.
No saben como yo que debajo de esa fealdad, existe un alma bella, generosa y tierna.
No saben como yo, que bajo esa aparente dejadez, existen horas ideando que atuendo ponerse para no parecer una mas del rebaño.
No saben como yo que debajo de su físico aparentemente frágil, hay una fuerza poderosa y un afán de lucha forjado tras el esfuerzo de muchos años.
No saben como yo, que su capacidad de amar es infinita.
No saben como yo que bajo su apariencia de pasar de todo, no se le escapa nada que suceda a su alrededor.
No saben como yo que me acaba de rechazar, porque todo su amor lo tiene otra mujer
Otto, ¡acaba ya!
tengo las piernas dormidas, y la media me aprieta el muslo. No me cabe ya más nicotina en el cuerpo, y hasta el monóculo se me está clavando desde hace un rato... y ese vermú... tan tentador... sin poder tomarme ni un sorbito... espero que por lo menos me estés sacando mona..
¿dónde hemos llegado? ese tal Hitler, con su odio a los judíos, ha convertido mi vida y mi carrera de periodista en un suplicio. No puedo escribir sobre esos artistas a los que tanto venero porque para él son "degenerados", dentro de poco no me dejarán vestir como me gusta, y seguramente hasta este café estará prohibido por subversivo. Sólo los rubios, de ojos azules tendrán un sitio en este pobre país.
Ninguno de nosotros pasaremos a la historia.
- ¡No puedo creer lo que me dices!¿Que Hitler quiso ser pintor?
- Tal como lo oyes.
Al parecer su padre se oponía radicalmente, pero él lo intentó. Dicen que se llegó a presentar en la Escuela de Bellas Artes de Viena, pero no le admitieron por falta de talento.
- ¡Menuda decepción, no!
- ¡Fijate! En conflictos con su padre, abandonados los estudios y con problemas económicos, pero al parecer quiso intentarlo otra vez, así que se quedó en Viena, dicen que viviendo de sus pinturas.
- Osea, que pintaba.
- Bueno, lo de vivir de la pintura ha sido un decir...¡Imaginate! Se pasó tres años viviendo en un albergue para indigentes...
- ¿Y entonces?
- Pues nada, su alistamiento en el ejército alemán...y
- Vale, vale, no sigas. Todo esto me repugna y es más, me temo que lo peor está por llegar. ¿Y tú, vas a seguir...?
- ¡Querida Sylvia, no lo dudes! Anda, ponte ahí que te voy a pintar!
- Otto, que no estoy para bromas, ¿no me ves?
- Por eso, por eso, déjame.
-Pues, Otto, la verdad es que Hitler ha hecho mejor carrera como asesino que como pintor ¿no crees?
-Sylvia, ¡no te muevas, que te estoy pintando la cara!
greooo que me pasao con tanto gintonic, ottoo... ¿no puedezz pindarmme mazz rapiditoo? ¡Maxx! pormee odroo gindonicc, andaa!... ottto ¿tedishoo ya que te quieroo mushooo?... goñoo que me se gae laz mediass... berliiin, padriaa gueridaaaaa...
¡Alumania de miz amoreee ¡hip!
¿Otto, eres Otto, o eres GEORGE?
¡Maxx, y porme también una burguer de MORTADELA CON ACEITUNAZ, que ezte tío parece que eztá pintando la BIBLIA con paztaz y tó! ¡hip!
¿Ottito, quierez ver mi PICARDÍAZ? Dime que zí, ¡hip! Ottito...
¡Maxxxx! ¡Eze burguer, ni que hubieraz ido a LLERENA buzcá lazzecitunaz!
(¡Sylvia, por dios, corre, corre… que nos hemos colao en otra entrada!)
Creo que me han vuelto a dar plantón. Y yo aquí haciendo el ridículo con el monóculo para identificarme. Otto me había asegurado que era una página seria, que él mismo conoció a Leonor en buscopareja.com. ¡En fin!, 25 euros a la basura. Y sigo sola.
"La pintura te hará inmortal", le dijo Otto, y ella, cansada de un mundo que la oprimía, dejó que las horas pasaran en ese rincón, ante la mirada atónita y un poco burlesca de los demás clientes.
Sabía que su trabajo era flor de un día. La rotativa, monstruo imparable, devora cada día con sus fauces todo lo que fue noticia y ya es pasado. Monstruo raro, que destruye lo mismo que ha creado.
Y ella quería ser inmortal, puede que por vanidad, pero deseaba que muchos años más tarde alguien supiera su nombre, y su rostro, y su profesión, y si era gracias a él no le importaba, era un precio demasiado bajo, porque le admiraba.
Se merecía ese homenaje como mujer trabajadora.
-Ahora sí que pasaré a la posteridad- pensó la periodista mientras se dejaba retratar
-Ahora sí conseguiré mi obra maestra -rumiaba el maestro mientras trabajaban sus pinceles
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