sábado, 20 de noviembre de 2010

Crónicas de una precena a pleno sol pero por la noche

10 de noviembre. Half past six de la tarde.

Ángela, Marga y yo (la Xrti) llegamos a Triana con media hora de retraso, pertrechadas con el kit básico para elaborar unos gintonics que nos refresquen el gaznate, ya que en casa de nuestra generosa anfitriona, Pilipink, el único alcohol que hay es el de desinfectar heridas, y ese a nosotras no nos gusta ni con tónica. Subimos las escaleritas trianeras y... ¿qué nos encontramos? ¡una puerta decorada para nosotras!

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PRESENTS
ALAIN DELON AND MAURICE BONET
IN “A PLENO SOL”
¡¡¡AY OMA QUE RICOS!!!!


¡Jajajajaja! con el estrepitoso sonido de nuestras carcajadas no hizo falta llamar al timbre, y rauda y veloz apareció una cabeza —todo labios y pelos rosas y monísima de la muerte— dándonos la bienvenida con su sonrisa de oreja a oreja.

Al cruzar el umbral, como si fuera el día de los reyes magos, tres zapatillas nos esperan con un regalito dentro... "aquí todo el mundo entra sin zapatos... es por el suelo de corcho, ¿sabes, cariño?", nos dice la Pili. Obedecemos, mirando de reojo con avaricia los regalitos. Perdemos mucho glamour, eso sí, pero todo sea por el corcho de la chiquilla.

Con las zapatillas puestas (las mías eran rosas de ganchillo) abrimos los regalos: unas pulseritas ideales. Nuevo alboroto. “A ver la tuyaaa”, “la mía me queda chica ¿me la cambias?” “buenoooo, valeeeeee”.

Visita guiada a los aposentos de nuestra anfitriona, alterando el ritmo de sus dos muchachos, que hasta que entramos nosotras estaban cada uno tranquilitos con sus ocupaciones.

"¡Ayyyy qué moniiiiisiiiimaaaa estás en esta fotoooo, hijaaa, pero qué fotogénica que ereees!" "qué mono lo tienes todo, y tan ordenaditooo"…

Bueno, chicas, al salón, que Alain nos espera.

Marga se metió en la cocina para preparar los gintonics mientras yo trajineaba con los cables y los mandos a distancia del dvd… De pronto, el silencio fue roto por un lastimoso quejido procedente de la cocina:

¿que no hay hieloooooooo? ¿en tu casa no hay hielooooo? ¿cómo es posible esooooo?

Ayyy, cariñooo, pues nooo —dijo la abstemia Pilar— ¿y no os lo podéis tomar sin hielo?...

En fin, que nos apañamos con unas cervezas que milagrosamente estaban en la nevera y muchos frutos secos. La botella de gin… ¡a la bolsa otra vez!...


Apretaditas en el sofá y con un atónito Alain mirándonos desde la pantalla, damos al play:

A PLENO SOL
AÑO: 1960
DURACIÓN: 115 min.
DIRECTOR: René Clément
MÚSICA: Nino Rota
REPARTO: Alain Delon (Tom Ripley), Maurice Ronet (Philippe Greenleaf), Marie Laforêt (Marge), Elvire Popesco (Madame Popova), Erno Crisa (Riccordi), Ave Ninchi

Sinopsis: ¡Nada que ver, pero nada que ver con la novela!

Empieza en Roma (en vez de en Nueva York), con un descamisado Philippe (sí, no me he equivocado, en la peli Dickie se llama Philippe) de juerga con Tom, morreando ambos dos a la vez con una rubia en un coche de caballos. No nos enteramos bien de lo que se decían ni quién era la rubia de marras, porque en ese momento el dvd (¡que no era pirata!) se puso en francés.

Marge y Philippe son novios. De esos novios pegajosos, que están todo el santo día alternando el revolcón con la bronca (en la foto están en el momento revolcón... las piernas del fondo son de Alain, que tiene ese estilo particular de llevar el timón). Marge se pasa la película enfadada, pero con Philippe (por lo visto no se está tomando nada en serio los preparativos de la boda... ¡hombres!), y defendiendo a Tom. Todo sucede muy deprisa. Se carga a Philippe en su velero, que no se llama Pipistrello -¡con lo que a mí me gusta ese nombre!-, sino Marge, como su novia (¡para que luego diga que él no tiene detalles!). Tom lo relía en una lona y lo tira por la borda con el ancla amarrada al tobillo.

La navegación sigue como si Tom fuera un diestro navegante. Todas al unísono decimos ¡siiii, hombreeee, cómo no es difícil esoooo! cuando lo aparca en el puerto sin dificultad ninguna... (buenooo, ya lo sé, María Norte, se dice atraca, que los barcos no aparcan... pero es que tratándose de Ripley puede llevar a confusión: porque Tom atraca a Dickie y le roba todo lo que tiene, incluso el barco, que luego atraca en el puerto para ir, a continuación, a atracarle la novia y la cuenta corriente).

Al segundo asesinado, Freddie, le da en la cocorota con un buda verde. Freddie le llevaba la compra en un canasto, y los tomates y un pollo desplumao de plástico rebotan en el suelo al caer. El pollo se queda patas arriba. Igual que Freddie.

Entonces suena mi móvil, con el pollo aún rebotando sobre el suelo de mármol del lujoso pero cursilísimo apartamento de Tom en Roma... tintiiin, tintiiin... Le damos a pause, y al leerlo digo ¡ooooooh! Mensaje desde Oxford city de nuestra Mary:

"Dear everyone: echándoos de menos y hoy en especial... Por aquí todo very very great pero mi ensueño termina en pocos días... no problemas, sólo circunstancias. Tengáis buena velada, mientras yo acabo de tomar el té con el Gauguin en la Tate Modern... Kisses para todas"

Ayyy léemelo otra vez, Sam... y otra... y otra... ufff... reenvio el mensaje a las asistentes para que se lo aprendan de memoria y poder seguir con la peli.

Play.

...De vez en cuando aparece una señora con una cara rarísima y los ojos muy abiertos, unas veces vestida de monja con gafas de culo de botella y otras de señora cotilla en un bar, escuchando conversaciones ajenas pero descaradísima, así como echada para atrás en la silla ¿Quién es? Buffff… ni idea. ¿Una detective? ¿o será un detective?

Y lo peor, el final. Os lo cuento porque no creo que después de esta crítica os queden ganas de verla:

Marge hereda tó lo de Philippe (¡hereda ella!, ¿que por qué? ni ideaaaaaaaa, porque a él lo vimos escribir el testamento a su favor y mandarlo por correo al señor Greenleaf). Entonces Tom se la liga y catapumchimpum, se la cepilla en Mongibello, donde antes vivían los tres en amor y compaña y ahora viven los dos también en amor y compaña. Venden el barco para tener cash y largarse con viento fresco los dos juntos, y hasta viene el señor Greelanf de los Estates Unites para la venta. Un poli con una cara mu larga también ronda el puerto (¿será la moja de gafas de culo de botella?).

Alain aprovecha para tomar el solail en un chiringuito mientras la heredera se va al astillero a pillar la pasta.

Sacan poco a poco el barco en el astillero, y con todo el mundo mirando, se fijan en una soga que está enganchada en la hélice... a medida que va saliendo el barco, Philip-Dickie, cual momia egipcia, también sale a la superficie. Lo mejor. Una mano de esas que se ponen los niños en halloween, saliendo de la loma de la momia como pidiendo limosna. Total, que el poli de la cara agria se va al chiringuito donde estaba Alain a pleno sol en su hamaca tan tranquilito y lo pesca. ¡Al trullo con él, hombre! ¡no hay derecho!

The end

¿Os lo podéis creer? Buenoooooooo... entendemos que a Patricia Highsmith no le gustara esta versión... ni pies ni cabeza tiene...

En fin, que nos quitamos las babuchas comentando los detalles y nos vamos a plena noche al lugar de la cena... pero esa ya es another history... que contará Marió cuando acabe su mudanza...

Eso sí, Alain muy guapo, pero para nuestro gusto, un poco ñoño.

2 comentarios:

Marga dijo...

¿Queda algo por decir? Pues no. Salvo que, a pesar de que nos decepcionó la película, disfrutamos mucho con los comentarios, la compañía, los regalos, los frutos secos, las zapatillas…

Angela dijo...

Que bien sabes contarlo tó, es como si estuviera viendo otra vez la película.....!