¿Pueden los meses ser de colores?
Para mí, febrero es un mes amarillo, de un amarillo dorado, como los de las pocas hojas que quedan en los árboles o como los que reflejó Degas con sus pasteles en esta “Clase de baile”. Pero no sólo me gusta este cuadro por ese colorido. Al contemplarlo me siento como una bailarina más de la clase, como si en uno de mis giros hubiese visto a mis compañeras en esta escena. Nadie está posando, las protagonistas no fueron conscientes de que en ese segundo –único en sus vidas- pasarían a la posteridad. Sin embargo seguro que Degas tardó un tiempo en hacerlo, tiempo en que la clase de baile siguió con su ritmo, sin fijarse en el artista. Lo imagino en un rincón de la sala, desplegados sus lápices pastel sobre una mesa, silencioso y fijándose en cada detalle.
También me gusta porque es un cuadro ruidoso. ¿Pueden los cuadros ser ruidosos? Yo creo que sí, que cada cuadro tiene una música de fondo, unos son tranquilos como una suite, otros alegres como una polka, y en éste puedo escuchar muchos sonidos... poned atención: ¿escucháis la música del piano? tin, tin, tin tin tiin... ¿y las correcciones del profesor a las dos bailarinas del fondo, mientras golpea con su bastón la madera del suelo? "toc, toc, ¡plié, elevé, plié, elevé!" ¿y la charla de la que está en primer plano con otra que no vemos? ¿y el roce de los tutús al girar las bailarinas? chas, chas... Incluso puedo escuchar un chirriar del roce de las zapatillas de baile con el parquet al ponerse de puntillas.
Pero a pesar de todos esos sonidos, hay una lectora sentada cómodamente en una silla, abstraída en la lectura de un periódico. Todo en ella parece desentonar con la actividad que se desarrolla a su alrededor: las ropas, la actitud... ¿quién será? ¿quizás la madre de una alumna, cansada de la rutina diaria de la espera?... Lo que es seguro es que ya no le llama la atención lo que le rodea, sin embargo... ¿no molesta su silla, colocada ahí en medio? ¿no interrumpe la danza? Me extraña que ese profesor, que parece un poco malhumorado, no le diga en algún momento: ¡señora quítese de ahí! Quizás esté a punto de darse la vuelta y decírselo... vamos a escucharlo...
Hilaire Germain Edgar De Gas (París, 1834 - 1917)
Pintor y escultor francés, conocido sobre todo por su visión particular sobre el mundo del ballet, capturando escenas sutiles y bellas, en obras al pastel. Sus composiciones innovadoras, sus magistrales dibujos y su perspicaz análisis del movimiento le convirtieron en uno de los maestros del arte moderno de finales del siglo XIX. Se le suele asociar con los impresionistas y, de hecho, expuso con ellos en siete de las ocho exposiciones que realizaron. Sin embargo, su formación clásica en el dibujo y su rechazo por la pintura directa al aire libre dio lugar a un estilo que representó una alternativa relacionada con el impresionismo. Nació en París, en una acaudalada familia de banqueros. Estudió en la Escuela de Bellas Artes, donde desarrolló una gran técnica como dibujante, una de las características más sobresalientes de su arte. Abandona la carrera para irse a Italia.
A partir de 1865, influido por el movimiento impresionista, entonces en ciernes, abandonó los temas académicos para dedicarse a una temática contemporánea. Pero, a diferencia de los impresionistas, prefirió trabajar en su taller y no le interesó el estudio de la luz natural que tanto fascinó a aquellos. Le gustaban los temas del teatro, ballets, cafés y carreras de caballos. Fue un gran observador del ser humano —sobre todo de las mujeres, en las que se centra gran parte de su obra— y tanto en sus retratos como en sus estudios de bailarinas, sombrereras y lavanderas intentó atrapar las posturas más naturales y espontáneas de sus modelos, como las que podían registrarse en las fotografías.
Admirador de los grabados japoneses, experimentó con ángulos de enfoque inusitados y composiciones asimétricas. Sus obras suelen presentar los bordes cortados. En la década de 1880 comenzó a perder visión, y empezó a trabajar con dos medios nuevos que no requerían gran agudeza visual, la escultura y el pastel. En su escultura, al igual que en su pintura, intentó atrapar la acción del momento, y sus bailarinas de ballet y desnudos femeninos están representados en poses que evidencian los esfuerzos físicos de las modelos. Sus pasteles suelen ser composiciones simples con muy pocas figuras. Se vio forzado a recurrir a los colores brillantes y a los gestos de gran expresividad, prescindiendo de la línea precisa y el cuidado detalle pero, a pesar de esas limitaciones, sus últimas obras son de una elocuencia, expresividad y grandiosidad no alcanzadas por ninguna de sus obras anteriores.
Su carácter se hace cada vez más agrio con el paso del tiempo. Los cambios vividos al iniciarse el siglo XX le convierten en un hombre ultraconservador y tradicionalista. Desde 1900 redujo mucho su producción, renunciando a trabajar a partir de 1912. En los últimos años se dedicó al coleccionismo de obras de arte, y adquirió una importante cantidad de cuadros, llegando a cambiarlos por sus propias obras, desde Ingres hasta Cézanne, pasando por Delacroix, Gauguin e incluso Van Gogh. De su alumna Mary Cassatt poseía un amplio repertorio, igual que de Berthe Morisot.En 1912 su casa es demolida y su ama de llaves le abandona. Este anciano obstinado gusta de pasear y recordar los viejos tiempos. Mary Cassatt le buscó una persona que le cuidara, eligiéndose a su sobrina Jeanne Fèvre. Sus últimos meses los pasó postrado en la cama, falleciendo el 27 de septiembre de 1917 en París.
enlace con la exposición de la FUNDACIÓN MAFRE
11 comentarios:
Excusez-moi professeur, mire lo que dice aquí… el próximo sábado, bajo la torre Eiffel, ¡casting de “FAMA”!
oh, mon dieu, qué escandalera! ¡cualquiera se concentra aquí en el sudoku de Le Figaró... niñaaa, si vou ple, que me estás dando con el tutú en la tête!
¡Anda! ¡En el Le Figaró hablan de los pintores esos de Montparnasse! le tengo que decir a mi cuñada Madeleine que también hablan del Degas ese al que le limpia ella la casa... ¡¡dice que es más raro!, y que todo el día tiene mujeres en pelotas en su casa... ¡será cochino!
Este monsieur Leroy dice lo mismito que ella: “Al contemplar la obra pensé que mis anteojos estaban sucios, ¿qué representa esta tela?..., el cuadro no tenía derecho ni revés ..., ¡Impresión!, desde luego produce impresión..., el papel pintado en estado embrionario está más hecho que esta marina”. Embrionario no sé lo que significa, pero por lo demás, igualito, igualito que lo que dice Madeleine, ¡vamos! pos no dice que no te pintan ni la nariz ni nada... manchas, manchas es lo que pintan... claro, es que a fuerza de limpiarle el polvo a los cuadros, se los sabe de memoria. Ni loca quisiera yo que me pintaran, la verdad... ¡mon Dieu, lo que hay que ver! ¡qué tiempos corren!
Cuando yo era niña y venía a mi clase de danza con mi vaporoso traje de tutú sabía en silencio que podía levantar una pierna y llegar al cielo.
Hoy, sesenta años después tengo la certeza de star más cerca del cielo que nunca al tiempo que mis piernas se arrastran por el suelo como vulgares pordioseras.
¡chica! pues yo qué quieres que te diga...viéndolos ahora me es dificil imaginar que se conocieron, según dicen, como Odette y Sigfrido
Monmartre, 1900
La lluvia sucia de la ciudad colorea de dorados incandescentes la clase de baile que, un día más, se desarrolla con la rutina de siempre, con sus acordes y sus desacordes, con su compás y su descompás. Monsieur Delarroche se afana en que las chicas se empapen de la elegancia de la danza, aunque muchas de ellas nunca llegarán a convertirse en cisnes, dejando un rastro de plumas y frustración por el camino.
-Juliette, esa pierna, más estirada…
El repiqueteo de las gotas en los cristales retumba en sus oídos, y lo lleva en un vuelo a una noche de aplausos en el Palais Royal. Charcos de pétalos de rosas tiñen el escenario de rojo sangre. El Sigfrido más admirado de París sale una y otra vez a saludar, con sus mallas ceñidas y su porvenir lleno de éxitos. Por fin escapa a su camerino, repleto de ramos de flores y regalos que sus admiradoras han dejado sobre la chaise longue. Las mujeres más deseadas de París le cubren de requiebros y piden citas furtivas. Apenas tiene tiempo de leer alguna de las tarjetas, para asistir a una de las fiestas más selectas de la ciudad…
-Monsieur Delarroche... ¿cómo era este pas de trois?
Un trueno lo trae a la realidad, y el espejo le devuelve una grotesca figura, gorda y calva… ¿Cómo llegó a convertirse en patito feo el cisne más bello de París? ¿donde quedaron tantos sueños rotos?
-Juliette, ¿vamos esta tarde a ver la tour eiffel?
-Nooo, mi madre me lo ha prohibido, dice que es un armatoste de hierro que en cualquier momento se caerá sobre nuestra cabeza…
-dicen que tiene 330 metros… debe ser fabuloso subir, con París a nuestros pies…
-Juliette, ¡esa pierna, más estirada!
¡Pobre madame Danseur!, dicen las malas lenguas que algunas noches se pasea de puntillas por los alrededores de Notre-Dame vestida de princesa cisne…
¡Oh, mes cherere Pilier et Christine! ¿Por qué será que no vienen con nosotras frente al espejo a estirar, a soñar y a danzar?
mi cheri Marie... ¿será que están demasiado anquilosadas para subir al escenario? ¿las has visto? ¡oh, mon dieu! ¡tienen les michelines cada vez con plus de gras! ce n'est pas possible! ¡elevé, plié, elevé, plié! déjalas, Marie, que mientras nosotras volamos sobre el escenario cada vez más ágiles, cual petites cisnes... ¡verás cuando se quieran poner los tutús! oh, mon dieu, mon dieu...
El baile era mi vida, tenía aptitudes y ganas. Pero un día una caída en les Champes Elisees, dejo mi pierna derecha, rota inutil, sin movilidad. Todo el mundo decía las mismas palabras, " Se truncaron sus sueños". Pero se equivocaron todos, mi cuerpo no responde, pero mis sueños siguen intactos, mis sueños gozan de muy buena salud. Vengo aquí todos los días, antes con mi hija y ahora con mi nieta, se creen que vengo a acompañarlas, pero vengo a soñar, mientras piensan que leo, bailo, bailo con mi mente, sigo la musica en mi cabeza y en mi cabeza también vuelo, me veo en un gran escenario, oigo los aplausos, bailo como la prima ballerina que soy, y hay días que es tan real, que hasta noto las agujetas. No mis sueños no se truncaron, mi mente sigue activa.
Maria-Norte
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