miércoles, 4 de febrero de 2009

EL DESERTOR. BORIS VIAN



Tomando notas y texto de otros que ya escribieron sobre él “vindico” con esta entrada el recuerdo de una clase de intelectual casi extinguido: músico existencialista, jazzman de la poesía, trompetista, novelista, actor y maravilloso cantante. Un artista múltiple que no podía pasar por este mundo sin dejar su rastro en nuestro blog.



O tal vez la haya hecho con el único pretexto de escuchar una de sus canciones: El desertor, una hermosa obra pacifista, contra la marcha por el terrible camino de la crueldad y la estupidez: la guerra.



EL DESERTOR

Señor Presidente
Voy a escribirle una carta
Que quizá usted lea
Si dispone de tiempo

Acabo de recibir
Mis papeles militares
Para irme a la guerra
Antes del miércoles por la tarde

Señor Presidente
Me gustaría no tener que hacerlo
Pues no estoy en la tierra
Para matar a pobres gentes

No es por molestarle
Pero he de comunicarle
La decisión que he tomado
Voy a desertar

Después de haber nacido
He visto morir a mi padre
He visto partir a mis hermanos
Y llorar a mis hijos

Mi madre sufrió tanto
Que ya esta en su tumba
Y se burla de las bombas
Y se burla de los gusanos

Cuando estaba prisionero
Me quitaron a mi mujer
Me robaron el alma
Y lo mas querido de mi ayer

Mañana muy temprano
Voy a dar con la puerta
En la nariz a los años muertos
Y me iré por los caminos

Mendigaré para vivir
Por los senderos de Francia
Desde Bretaña a la Provenza
Y les diré a las gentes

No obedezcáis
No la hagáis
No vayáis a la guerra
Negaros a partir

Si hay que dar la sangre
Derrame usted la suya
Pues tan buen apóstol es
Señor presidente

Si me hace perseguir
Prevenga a los soldados
Que no iré armado
Y podrán tirar sobre mí


Boris Vian, nació en Ville D’Avray, suburbio de París, en el año 1920. En su entorno familiar el arte era una cuestión importante, su madre era una amante de la ópera; su padre hacía de todo, era poeta aficionado, traductor de inglés y alemán, aparte de interesarse por la mecánica y la electrónica. También de su padre (Victor Santamaria) viene su fuerte tendencia anti-militarista y atea.

Vian supo que habría de vivir muy poco -murió con 39 años-, por eso desarrolló una actividad tan frenética. Se puede decir, por el carácter de su diversidad creativa, como opinan varios, que Vian fue un hombre del Renacimiento. Fue un verdadero adelantado del pensamiento libertario y progresista; vivió muy poco pero sólo su obra literaria es superior a los 20 títulos, entre poemarios, novelas, piezas teatrales, ensayos y otras aventuras con la palabra.

Una enfermedad degenerativa se le manifestó en 1932, cuando Boris tenía 12 años, dolencia que acabaría con su vida a los 39. Pero con poco menos de 14 años Vian formó su primera orquesta de jazz. Este género fue una de sus grandes pasiones, al igual que la vida y la cultura de los negros del sur de los Estados Unidos.

El libro que vamos a leer este mes Escupiré sobre vuestras tumbas pretendía haber sido escrito por un negro de Nueva Orleáns y no por un blanquito, flacucho y enfermizo.

Boris se licenció también en Igeniería en 1943 para diseñar insólitos puentes en París para que los coches se dejen caer por ellos sin consumir nafta.

Siempre imbuido por un sarcástico sentido del humor, y sin dejar por ello de tocar la trompeta y cantar en las "caves" de Saint-Germain-des-Près, donde conoció a los grandes del Jazz como

Duke Ellington, Miles Davis y Charlie Parker, las publicaciones bien firmadas con su nombre, bien con el de Vernon Sullivan, se suceden a un ritmo vertiginoso.

En 1943 escribiría sus primeras novelas: Trouble dans les Andains y Vercoquin y el plancton. En esta última se ven reflejadas sus actividades reales, como pueden ser su trabajo en la Asociación Francesa de Normalización y la organización de desmesuradas fiestas –las llamadas surprise-parties–. Fiestas delirantes, alcohol, sexo y crítica a la burocracia, todo mezclado con un estilo personal donde lo absurdo y lo grotesco siempre están presentes.

En los años siguientes repartió su tiempo en diferentes actividades: además de novelas, comenzó a escribir cuentos, algunos publicados en Les Temps Modernes, –invitado por
Jean Paul Sartre,- donde también escribió crónicas y criticas de aspectos sociales. En el periódico Combat –dirigido por Albert Camus–, abordó la crítica de jazz.


En 1946 publicó dos novelas: La espuma de los días y El otoño en Pekín -verdadero homenaje a su maestro, Jarry- y 'Todos los muertos tienen la misma piel'. En el 48 aparecerán 'Que se mueran los feos' y 'Con las mujeres no hay manera', dos nuevos thrillers, y su primera pieza teatral 'L'Equarrissage pour tous'.

Sin detenerse apenas a saborear las mieles del éxito, siendo ya uno de los más aplaudidos representantes de la bohemia del Barrio Latino, acepta la dirección de un par de compañías discográficas e incluso interpreta un pequeño papel en la película "Nuestra señora de París".

En sus últimos años la misma crítica que antaño le ensalzara comienza a denostarle: sus últimas novelas, son ignoradas por la prensa.

Boris Vian vendió los derechos de su novela Escupiré sobre vuestras tumbas para una adaptación cinematográfica. Aunque inicialmente estuvo encargado del guión, tras diversas peleas con la productora, el director y el guionista, Vian quedó fuera del proyecto, y tuvo que concurrir de incógnito al preestreno de la película. Tal vez debido a las contrariedades de estos hechos y sumado a su precario estado de salud, ni bien comenzó la proyección de la película, falleció de un paro cardíaco, desapareciendo con él una de las mentes más preclaras de la orilla izquierda del Sena.
Y tomando nota de tu petición, va por tí Pilipili:



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Y también....

Cabe señalar que el grupo de rock La Union compuso un tema basándose en uno de los cuentos que escribió Boris Vian, “El hombre lobo”, en el que la letra de la canción recorre, sin apartarse apenas, los principales hitos argumentales del mísmo.



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8 comentarios:

Cristina dijo...

Gracias, María Sur, por descubrirnos a Boris Vian. Me encanta la gente a la que las limitaciones físicas no le impiden disfrutar de la vida y de las cosas que le gustan. Y la canción, desgraciadamente no ha perdido vigencia. Los señores presidentes continúan con la mala costumbre de disponer de las vidas de los demás...

Maria-Norte dijo...

Otro regalazo. Este año los Reyes Magos ó las Hadas Madrinas, no paran. Dudo de haber sido tan buena.
Maria-Norte

Pilar dijo...

María-Sur, María-Sur, que como has hecho lo ke has hecho, me preguntaba yo, si pudieras... si fuera posible... quizás, posiblemente, probablemente, acaso... Perhaps, perhaps, peeerhaapas, si pudes meter también un video de una peli en la ke trabajó con Jeanne Moreau. Me vi un trocito en interné y ahora no consigo encontrarlo. ¡Cómo ke me he enamorao de Boris Vian!

He seguido, en interné también, las huellas de sus hijos: él; Patrick (al ke tuvo con 22 años), es músico y miembro del grupo "Red Noise"; de su hija, Claire (seis años menor) no encuentro nada. Por si lo kieres incluir en tu fantáaaaastik entrada.

Besitos blogueros y... gracias

Pilar dijo...

Ah, y otra cosa, Maria-Sur, María-Suuuur, por si quieres también añadir a tu entrada (que no sólo de intelectualidad vive Hoy Libro). ¿Sabes de que me he enterado? Pos de que su mujer, Michelle Léglise, le engañó con su amigo, de él, el filósofo Sartre (y eso que era bajito y feo, pero para que veas lo que tira el coco)lo que llevó al divorcio de la pareja en 1952 para casarse dos años después con la actriz y bailarina Ursula Kubler.

Anónimo dijo...

¡No me seas desertora, que tú ya sabes!
Y será un placer descubrir unas manos "locamente enamoradas" coloreándola de rosa.
¡Atrévete! y si algo falla, don´t worry, está todo previsto.¡Ánimo!

Anónimo dijo...

Sabía yo que la sección Karmele tenía que salir... ¡y de la rosa rosae!

Pilar dijo...

Joer con los anónimos. ¿Y por qué habla en latin? ¿Alguien entiende lo ke dice?

María-Sur: gracias, gracias, graciaaaaaaaaaaaaaaaaas

Anónimo dijo...

ufff... me he quedado atascada en la escena final de "Escupiré...". No se me va de la cabeza la imagen que nos detalla Boris, y no sé si seré capaz de rematar...