viernes, 1 de octubre de 2010

¡ALELUYA!

Siempre que me bloqueo, y las palabras que quiero decir se atrancan y no salen, voy en busca de Mario Benedetti. Él las tiene todas, colocadas en el mismo orden que yo buscaba, diciendo una tras otra lo que yo quería decir. Hoy las he buscado y allí estaban. ¡Aleluya!. Espero que ahora que las tengo atraviesen kilómetros y lleguen donde tienen que llegar, para que las disfrute la más disfrutona.



Aleluya
Aleluya. El tiempo pasa y yo sigo viviendo, con los dolores y las ausencias de siempre pero sigo viviendo. Con la suerte y la muerte a la vista, con las golondrinas y los buitres, con el alma en pena y la cordura casi loca, con las cenizas del olvido y el pan duro de las promesas. Pero sigo viviendo.
Aleluya. En alguna rara ocasión mi soledad se llena de prójimas y mis brazos abrazan y abrasan. Mi memoria viaja de noche en noche; mis jardines, de amanecer en amanecer.

De todos los puentes cruzo el más frágil: el que une tu desolación con mi consuelo, y mi consuelo con tu desolación. Acaricio los pinos antes de que en el próximo vendaval besen el suelo.

Aleluya. Cuando encuentre la verdad aún estaré a tiempo para llevar mi infancia conmigo y clavarla luego como un afiche en la pared de la cocina. Nos vamos para volver; volvemos para irnos de nuevo. El tiempo es un viaje de escalas infinitas donde aprendemos y enseñamos algo.

Aleluya. Piso tantos umbrales que los pies desnudos me arden. Desde esos umbrales imagino el infierno, pero de pronto recuerdo (aleluya x 2) que soy ateo, tanto de Dios como del diablo.

Vivir aquí, en los arrabales del universo, no está tan mal. Dos por tres vienen pájaros curiosos, con su experiencia del espacio, y acaban colgándose en un crepúsculo de árboles. Crecimos en un exilio de la esperanza, sin advertir que era un exilio de la nada.

Aleluya. La nada también puede ser todo y los otros también pueden ser nosotros. Si la tristeza nos empapa con su lluvia, digamos aleluya aleluya, primero despacito y luego en alarido, para que al fin nos encierren, así sea medio por azar, en las mazmorras de la alegría.

2 comentarios:

Hoy mucho mas disfrutona dijo...

Han llegado tus palabras con las de Benedetti y tu cariño con el monte del olvido , tus letras y tus regalos.

Y sí, Aleluya, alborotandolo todo un poco, mi memoria viaja desde las mazmorras de la alegria y mis brazos abrazan prójimas y sé que los otros pueden ser nosotros.

Y desde casa yá; muy bien acompañada, con mucha alegría y a punto de poner un par de "Martinis" brindo por tí y por Hoy Libro.

pilar dijo...

¡Ay! Yo me pierdo. Si supiera con quién habla ella, yo podría participar del diálogo, y de Benedetti, y de las gracias y... pero me pierdo.
Me parece un discurso a dos y, pensándolo bien, tampoco me atrevo a entrar porque no sé con quién habla ella a través de las palabras de Benedetti.