lunes, 25 de enero de 2010

MÁS SOBRE LYCEUM CLUB FEMENINO

En 1926, en el reinado de Alfonso XIII, durante la dictadura de Primo de Rivera, un centenar de mujeres de la burguesía ilustrada española fundó en Madrid el Lyceum Club Femenino, una asociación cultural feminista, destinada a defender la igualdad femenina y la plena incorporación de la mujer al mundo de la educación y del trabajo. Esta iniciativa provocó una reacción furibunda entre los medios conservadores dele época, que llegaron a reclamar en la prensa nada menos que la «reclusión [de las asociadas] como locas o como criminales» (Iris de Paz, 1927). No obstante, el Lyceum Club de Madrid, a menudo despectivamente denominado «club de las maridas», siguió en activo durante los diez años siguientes, hasta la guerra.

Su trayectoria se había iniciado a principios del siglo XX, en Londres. El origen del Lyceum Club está estrechamente vinculado a la escritora británica Constance Smedley-Atmfield (1881 - 1941), su fundadora. En 1903, Smedley se inscribió en el Writers' Club de Londres. Allí entró por primera vez en contacto con mujeres que desempeñaban un trabajo profesional remunerado, pero que se encontraban abrumadas por un sinfín de problemas. Muchas vivían en pensiones o en habitaciones realquiladas, muy precariamente. ¿Dónde reunirse para sostener una entrevista, cerrar un negocio u obtener un contrato? Bastaba con ser vista en cualquier local público en compañía masculina para que la reputación de una mujer se pusiera en entredicho... Constance Smedley, junto con un grupo de amigas, recaudó fondos, habilitó una casa como sede, y escogió el nombre, Lyceum, palabra que al parecer en aquellos momentos se usaba en Nueva York para designar el lugar donde se celebraban conferencias y debates. Para que las futuras socias pudieran agruparse según los intereses de cada una, decidieron abrir en el club secciones estables de ciencia, arte, literatura, música y cuestiones sociales, así como hospedar a socias visitantes. Por último, el 20 de junio de 1904, en el número 128 de Piccadilly St., se inauguró oficialmente el Lyceum Club de Londres. En el discurso de apertura, lady Frances Balfour, su primera presidenta, afirmó: «Hemos creado esta casa de la que nos sentimos orgullosas porque es una casa hecha por mujeres, habitada por mujeres y dirigida por mujeres». Al reseñar el acto, la prensa londinense mencionaba, entre otras, las adhesiones de Mrs. G. K. Chesterton, Mrs. G. B. Shaw y, dato curioso para nosotros, de doña Emilia Pardo Bazán.

Por otro lado, la creación del Lyceum Club coincidía en Europa con una de las fases expansivas del movimiento sufragista y feminista. En poco tiempo, el Lyceum Club se hizo internacional: Constante Smedley misma inauguró en Berlín, en 1905, el segundo Lyceum Club; en 1906, se fundó el tercero en París; en 1913, en Bruselas; en 1914, en Nueva York; y así sucesivamente en Roma, Estocolmo, Milán, Florencia, La Haya, Innsbruck, Madrid, Barcelona, La Habana, etc. Ya desde 1908, Smedley y el grupo fundador estructuraron las relaciones internacionales de los Lyceum Club a través de una federación internacional, que reunía a todos los centros femeninos con esa denominación. Para respetar las creencias y opiniones de cada socia, el Lyceum Club se declaraba aconfesional y apolítico. La admisión como socia estaba restringida a mujeres que tuvieran en su activo trabajos literarios, artísticos o científicos, se distinguieran por su participación en obras sociales, o poseyeran títulos académicos.

En Madrid, se celebró la asamblea constituyente del Lyceum Club Femenino en abril de 1926, en la calle de Miguel Ángel, 8, bajo la presidencia de María de Maeztu. En esta primera sesión se registraron ciento quince socias y se aprobaron los estatutos de Londres. Una comisión se encargó de buscar un local para el club; otra, de la traducción y la publicación del reglamento internacional, y todas las socias, en general, de recaudar fondos. Por fin, el 4 de noviembre de 1926 se inauguró en Madrid la primera sede del Lyceum Club, en la Casa de las Siete Chimeneas, de la calle de las Infantas, 31 (posteriormente, en la calle de San Marcos, 44). Si bien los cargos fueron renovándose, la primera junta estuvo formada por María de Maeztu, como presidenta; Victoria Kent e Isabel Oyárzabal, vicepresidentas; Amalia Galarraga, tesorera; Zenobia Camprubí, secretaria; y Helen Phipps, vicesecretaria. De la sección de literatura y de la biblioteca, se ocuparon respectivamente María Lejárraga y María Martos; de la sección de arte, Carmen Baroja; de la de ciencias, María Luisa Navarro; y de las relaciones internacionales, también Camprubí. Los objetivos generales del Lyceum Club eran: defender los intereses morales y materiales de la mujer, desarrollando las iniciativas económicas, científicas y artísticas; fomentar el espíritu colectivo, facilitando así el intercambio de ideas y la compenetración de sentimientos; organizar obras de carácter social y celebrar sesiones, conferencias...

Aunque en España la recepción del Lyceum Club fue mayoritariamente adversa, en 1927 casi se había quintuplicado el número de socias. Entre las incesantes actividades que desarrolló el Lyceum Club de Madrid acaso quepa destacar una de las menos conocidas, por su carácter interno: los cursillos y seminarios de derecho que impartieron las abogadas Victoria Kent, Matilde Huici y Clara Campoamor. Al aproximarse al derecho, las mujeres cobraron conciencia colectiva de sí mismas: descubrieron su situación en los códigos civil y penal, organizaron comisiones para estudiar y redactar reformas, y elevaron públicamente sus peticiones al gobierno. Por ejemplo: Supresión del artículo 57 del Código Civil: «El marido debe proteger a la mujer y ésta obedecer al marido», sustituyéndolo por este otro: «El marido y la mujer se deben protección y consideraciones mutuas».

Supresión del artículo 438 del Código Penal: «El marido que sorprendiendo en adulterio a su mujer matase en el acto a ésta o al adúltero, o les causara lesiones graves, será castigado con la pena de destierro» (sic).

Durante la Segunda República se aprobaron, no sin polémica, algunas de aquellas exigencias. Tal vez uno de los éxitos más resonantes del Lyceum fuera las conferencias y charlas, abiertas al público masculino y a los periodistas, previa invitación. Como relata Carmen Baroja en Recuerdos de una mujer de la generación del 98, sus memorias: «Todos se pirraban por el Lyceum. No hubo intelectual, médico o artista que no diera una [conferencia]; menos Benavente, que dijo que no quería hablar a tontas y a locas». En los años de la República, con el reconocimiento del derecho femenino al voto, se recrudeció la oposición conservadora contra el Lyceum Club.

Para terminar, citaremos nuevamente a Carmen Baroja: «Durante la guerra, en el Lyceum había quedado todo intacto, no faltaba ni una cucharilla. Vinieron los nacionales y el señor, creo que Serrano Suñer, obligó a entregar todo a una delegada de Falange». Efectivamente, en [1939]], el Lyceum Club de Madrid fue «clausurado por causas políticas».


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Bibliografía (para ver en la pantalla):

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16 comentarios:

Cristina dijo...

Completita tu ampliación, pero para la que se quede con más ganas, ya teníamos a María de Lejárraga en nuestras "Vidas de Novela"

La Sherlockholmes dijo...

¿formamos también nosotras nuestro agencia de investigadoras? arriba hay algunas pistas que seguir...

La Watsona dijo...

Mr. Holmes, ¡elemental!, tenemos que averiguar todo lo que podamos sobre esa conspiración de lectoras.

La sherlockholmes dijo...

¡qué guasona eres, Watsona! ¡conspiremos, conspiremos y en la rutina no entremos!

La Sherlockholmes dijo...

QUERIDA WATSONA:
Debo decirte que ya tengo el cuerpo del delito entre mis ojos, y la investigación está resultando realmente interesante.

Para ponerte más curiosa si cabe, te diré que habla de nuestra Miss Marple, y dice que siempre resolvía sus casos porque comparaba a los sospechosos con la gente de su pueblo, "la naturaleza humana es la misma en todas partes", ese era su lema. ¿Curioso, no?

Muy interesante, la historia de estas mujeres que para "acelerar el reloj de la historia" "no les bastaba con ser, tenían que hacer". ¿Elemental, querida Watsona?

Seguiré informando desde las trincheras.

La lectora conspiradora dijo...

dear watsona:

Estoy la mar de entretenida con las investigaciones de Mermelada (aunque todavía no he descubierto de dónde se han sacado ese nombre tan poco apropiado para su agencia). He aprendido mucho sobre esas excepcionales mujeres, sobre la inteligencia social y sobre lo que ayuda estar unidas en una lucha... sin embargo... creo que no es una lectura para el grupo. Me guardo mis razones para aumentar la intriga.

Seguiré la investigación por mi cuenta. Ya te iré dando más pistas.

La Watsona dijo...

Mr. Holmes, convendrá conmigo en que no hay nada más elemental, ¡elemental!, que el hecho de que le acompañe fielmente en esta investigación...conste así en informes que ya tengo el cuerpo del delito entre mis manos, esperando a que mis ojos, mi corazón y mi mente se pongan manos a la obra...

M.S.

la sherlockholmes dijo...

pues ea, watsona, haremos juntas este paseo por la casa de las siete chimeneas, ya que somos conspiradoras natas

miss marple dijo...

Queridas colegas: de momento no puedo compartir vuestra investigación porque tengo varios frentes abiertos. Pero se me han levantado las orejillas cuando os he oído hablar de un paseo a la casa de las siete chimeneas.¡No se os ocurra ir sin mí! Aunque no me lea el libro de momento,mantenedme informada, que yo llevo los pastelitos.

la cherlok (jolmes) dijo...

querida Watsona: he estado pensando, y eso tú sabes que es fatal a mi edad... ¿y si le damos vidilla al blog de vidas de novela con estas "maridas"?

la jolmes dijo...

watsona, ya he comenzado, con la autora de "No me basta con ser, tengo que hacer"... ¿lo tomamos como lema?

Watsona dijo...

Casualidades de la vida, -¿o no tanto?- hacen que en este mes de enero en el que un grupo de MUJERES leemos y ahondamos en el mundo del TEATRO, llegue a mis manos, desde las de mi madre, un año más la “Agenda de las MUJERES”, curiosamente, este 2010, dedicado a las mujeres en el TEATRO...Y leyendo la introducción acerca de ellas – perseguidas y despreciadas desde antaño- descubro unas palabras de MARIA ZAMBRANO: “La quietud ha sido la exigencia que el varón ha ejercido sobre la mujer en su vida activa...”

Mientras tanto...una conspiradora me azuza con su lectura recomendada y ese club de MUJERES “maridas” a las que quiere sacar a la luz tras sus investigaciones sherlockianas, y nos deja como primera pista a la MAEZTU...

De repente me digo: ¡Elemental, querida watsona!. ¡Las dos Marías!...dos grandes MUJERES de esa generación del 27 (¿), ambas con una trayectoria intelectual que las hacen merecedoras de una atención que en su tiempo no tuvieron - olvidadas por los años del exilio más tarde, y doblemente ignoradas por su condición de ser mujeres e intelectuales-. Y, aunque con diferentes posturas respecto al debate “feminista”, con otras muchas características comunes: discípulas de Unamuno y de Ortega, ambas filósofas y pertenecientes a la Escuela de Madrid, aunque tampoco se las cite como miembros de dicha Escuela y sólo se la reconozca en los aledaños del círculo de Ortega. Y si bien la Zambrano no formó parte del “club de las maridas”, aunque díó conferencias en el Lyceum (al menos en el de La Habana), hasta de ella no se hablaba en su tiempo sin atribuirle la influencia de un hombre, el ya mencionado maestro Ortega y Gasset.

Así que con tanta casualidad, o no tanta, ya NO ME BASTA CON SER (ser María yo también – ¡ésto sí que es casualidad!), TENGO QUE HACER...( así que la segunda pista en vidas de novela es...¡María Zambrano! .¡Elemental!)

La jolmes dijo...

Una buena postura, watsona, eso de empezar nuestras investigaciones con ese nombre de mujeres tan preclaras, María, las que hacen, además de ser. Y citando a la Zambrano, os diré que la acción de preguntar supone la aparición de la consciencia.

¿Quién será la tercera? ¿Margarita Nelken quizás?

la bloguera conspiradora dijo...

Esto es un artículo firmado por un tal Lorvent en una revista religiosa:

"¡Desgraciados niños los que tienen una madre liceómana!... Pues al angelito que le tocó en suerte sólo le queda el mísero recurso del pataleo cuando se ve desatendido, olvidado... ¡Pobres niños los que tenéis madres en el club! Quizás os valiera más tenerlas en la Patagonia. Sois para ellas un estorbo. Os cambiarían acaso por una muñeca, pues la muñeca no da que hacer, u puede ser objeto cotizable para la tómbola de caridad sin caridad que el club organiza periódicamente. (...) La sociedad haría muy bien recluyéndolas como locas o criminales, en lugar de permitirlas clamar en el club contra las leyes humanas y las divinas... El ambiente moral de la calle y de la familia ganaría mucho con la hospitalización o el confinamiento de esas féminas excéntricas y desequilibradas" (pág. 50)

¿No es alucinante? ¡qué suerte tenemos, amigas conspiradoras! a nosotras sólo nos dicen: ¡mamá, deja el blog, que tengo hambreeeee!

La pipa de Watson dijo...

Hay que ver, hay que ver¡¡¡.

Investigando un poco he encontrado un articulo de Shirley Mangini " El lyceum Club de Madrid, un refugio feminista en una capital hostil". Os recomiendo leerlo, no se copiar enlaces, pero está en google, con ese título.
En la línea del Lorvent de Cristina, me he enfadado mucho con personajes como Gregorio Marañon y Ortega y Gasset.
El articulo de Shirley es de 2006 y en 2001 escribió otro " Las modernas de Madrid".

Mientras recibo el libro, me está encantando la investigacion.

Cristina dijo...

os he puesto arriba un enlace con el programa donde se debatió este libro.