domingo, 5 de junio de 2011

LECTORAS CON ARTE. JUNIO 2011. LEONARDO DA VINCI.

 




-¿A quién guardas rencor, a quién envidias, Naturaleza?
- ¡A Da Vinci, que pintó una de sus estrellas!
Cecilia, tan bella hoy es aquella.
Frente a cuyos bellos ojos el Sol parece sombra oscura.

(Bernardo Bellincioni – 1491)

La Dama del Armiño
(Retrato alegórico de Cecilia Gallerani)
Leonardo Da Vinci,1490.


¿Por qué Cecilia?
Supongo que viniendo de las manos de este genio no hace falta alguna que venga con un libro entre las suyas para ocupar el sitio que merece en este nuestro rincón de lectoras con arte.

Pero si ademas se da el caso de que esta Cecilia fué famosa en la corte milanesa del duque Ludovico Sforza el Moro –de quien también fue amante- por sus conocimientos de literatura y música, siendo llamada la «Musa» y la «Donna docta», y comparada con destacadas mujeres de la Antigüedad como Aspasia de Mileto (esposa de Pericles) o Asiotea (alumna de Platón), y participante activa en las tertulias filosóficas y otras actividades de la humanista corte; y celebrada como poeta y elogiada como «gran lume de la lingua italiana» -aunque por desgracia no se conserva ningún poema suyo- razones de más para imaginarla en cualquier momento enfrascada en alguna lectura.

Y por si fuera poco, ahora tenemos la oportunidad de verla muy de cerca, en Madrid.
Es uno de los cuatro retratos femeninos pintados por Leonardo da Vinci y el único de ellos que visita España. Cecilia acaba de ser instalada en el Palacio Real y pasará el verano entre nosotras tan “viva” como hace siglos, ya que ni siquiera observándolo desde muy cerca dicen se aprecia en el cuadro la pincelada, pues responde al ideal de la pintura renacentista, la ilusión de realidad.

Una obra muy innovadora en su época. En primer lugar, Leonardo abandonó la tradicional representación de perfil, que permitía resaltar los rasgos faciales característicos y adoptó la perspectiva de medio perfil o tres cuartos. Al girar la cabeza en sentido contrario al cuerpo dotó a la composición de un dinamismo que no existe en sus retratos anteriores. Y modeló la figura mediante una luz concentrada, proveniente de una única fuente situada ante la modelo; mediante este procedimiento, nunca antes visto en pintura, la figura adquiere un carácter plenamente tridimensional, situada en un espacio que la rodea por todas partes. Refuerzan asimismo la sensación de naturalidad el magistral dominio de la anatomía, el sutil modelado de las carnaciones a través del claroscuro, la delicada estructura ósea del rostro, etc.


Cecilia Gallerani: una hermosa joven de la corte de los Sforza, cuya belleza, juventud y alegría natural, atrajeron la pasión de Ludovico Sforza, quien consiguió traerla a su lado para convertirla en su amante en 1489, un año antes en que él debía contraer matrimonio pactado con Beatrice d'Este.
Debido a esta relación y pese a la espectacularidad de las bodas entre Ludovico y Beatrice, su matrimonio no se consumó durante más de un año pues Beatrice se negaba a compartir su esposo con la bella Cecilia, por esta razón y sin tener en cuenta su amor o el embarazo de ella, Cecilia fue separada de Ludovico y enviada a un palacio lejano.

Dicen que Ludovico nunca dejó de amarla, realizó varios intentos por traerla de nuevo a su lado, ella por su lado no dejó que ningún hombre volviera a ver en vivo su rostro en los años posteriores a que fue pintado. El hijo de ambos, Cesare, conservó el retrato en memoria del amor frustrado de su hermosa madre.

Tras la muerte de Cecilia Gallerani el rastro del cuadro se perdió durante varios siglos, hasta que reapareció en Polonia hacia 1800 cuando fue adquirido, posiblemente en Italia, por el príncipe polaco Adam Jerzy Czartoryski como regalo para su madre, la princesa Izabela Czartoryska, quien en 1801 fundó el primer museo polaco abierto al público. A partir de entonces compartió el convulso destino del país, y tras numerosos avatares, guerras, expolios y varios intentos de robo, finalmente vuelve a manos de sus dueños. La obra pertenece ahora a la Fundación Príncipes Czartoryski -y está cedida en depósito en el Museo Nacional de Cracovia donde se exhibe habitualmente- y unos de cuyos herederos, el príncipe Adam Karol Czartoryski, posee una historia tan peculiar y atractiva como la del propio cuadro de Da Vinci; el principe polaco-sevillano como él mísmo se hace llamar en un perfecto castellano, con ligero acento andaluz, explica, que a pesar de lo complejo de su apellido, nació en Sevilla, en 1940, adonde su familia emigró durante la II Guerra Mundial, huyendo de Polonia y llegando por barco a Cádiz.

El retrato está cargado de simbolismo. Se dice, se cuenta... que Ludovico no es otro que el armiño, un animal que estaba en su propio escudo de armas y por el que era conocido (Ermellino: armiño) y que, con mirada de depredador, vigila desde el regazo de la joven. Ella, que llegaría a tener un hijo del duque, lo acaricia en el lienzo con devoción. El armiño en sus brazos evidencia que eran amantes pues ella lo acaricia con cercanía y ternura, los dos miran hacia el mismo lado como signo de ser un solo ser, pese a tener condiciones diferentes. El apellido de Cecilia, además, coincide parcialmente con el nombre de este animal en griego (gale).

Sea como fuere, dejo el resto a vuestra imaginación. La mía se llena de pronto de poesía imaginado esos versos que tal vez recitaba en el momento de ser pintada.
...

7 comentarios:

marga dijo...

Por allí se acerca Beatrice.
Bella y culta como ninguna.
No tengo celos. Siento una inmensa pena.
Estoy segura de que sabe del gran dolor que nos causa su llegada. Quizás ella también arrastre la renuncia a su razón de vivir.
Abrázame, amor.

Guasona a estas horas dijo...

Ludovicooooo! Questo tizio si ha mangiato il libro! Porca Miseria! Ora, cosa trovo io alla fine?

Nota della Tradutricce: ¡Ludovicooooo! ¡que este bicho se ha comido el librooooo! ¡porca miseria! ¿y ahora cómo me entero yo del final?

pilarusqui-enamorata dijo...

Pazienza, amore; pazienza.
non ti preocupare del finale. Tutti finiscono iguale: con la parola FINE.
Cecilia, belle tra le belle. Dimenticati della lettura e amami tanto ma non tropo che la Beatrice diventa furiosa. Brava Beatrice!!
Due donne soltanto per me, Ludovico afortunato.

conversaciones palaciegas dijo...

-Leonardo, Leonardo, quiero que te dejes de inventos voladores y que la representes bella como es ella, misteriosa como una diosa, suave como el armiño de su corpiño, ausente como el agua de una fuente...

-oh, Ludovico, mira que vos sois cursi, haré lo que pueda, pero si la pinto así, como queréis... ¿me financiará vuesa merced de una vez este semiornitóptero? ¡podría volar sobre sus tierras como un pájaro!

-Leonardo... sois más pesadito...

Beatrice dijo...

¡Mírala, tan inocentita ella!
¿Acaso cree que con su pose engaña mis sentidos?
¡El armiño! Sólo una excusa para acariciar sobre el regazo su última poesía!

pilar de pilaris dijo...

Ludovico, amore:
ti voglio bene ma no a bastanza.
Ti porto via ma no a distanza.
Ludovico, manga della mia mano ma no mi prendi la gamba.
Ludovico, Ludovico. Sei una fantasia

pilar de pilaris dijo...

Ludovico, amore:
ti voglio bene ma no a bastanza.
Ti porto via ma no a distanza.
Ludovico, manga della mia mano ma no mi prendi la gamba.
Ludovico, Ludovico. Sei una fantasia