"En su habitación, colgado de la pared, tenía un dibujo de Charles Dana Gibson, publicado en el periódico, que se titulaba "La eterna pregunta". Mostraba a Evelyn de perfil, con una gran melena de la que caía un mechón formando un interrogante..."
Eso leía yo en la página 15 de nuestro libro, que más bien parece el libro gordo de petete de las cosas estamos descubriendo. Y como yo también vivo en un eterno interrogante, me fui como loca a descubrir quién era ese Charles, del que nunca había oído hablar. Como el que no quiere la cosa, descubrí que era un gran ilustrador, el primero que cobró por su trabajo en la revista Life, y que sus dibujos de curvilíneas mujeres, elegantes y seguras, crearon estilo. Tanto que sus modelos pasaban a formar parte del selecto club de las "Chicas Gibson", la versión de las chicas almodóvar en la belle epoque neoyorquina. Tanto, que todas las mujeres americanas copiaban sus peinados y sus vestidos.
Así que por primera vez en nuestra historia bloguera, la lectora con arte de diciembre no vive en un lienzo, sino que creció a golpe de lápiz, y es una de las muchas chicas gibson lectoras que he descubierto.
Si lo miras sin atención, se ve una pareja leyendo. Cada uno mira para un lado. Espalda contra espalda. Pero si te fijas mejor ves que ella, más que leer, está espiando de reojillo al maromo que tiene a su espalda, que sí parece concentrado en la lectura. Los dos están vestidos de forma muy elegante, pero yo, en mi eterna pregunta me digo: ¿Para qué se han vestido así si están leyendo en una silla más tiesos que un palo?... ¿Se conocen o no se conocen?... quizás ella esté esperando que él le hable, y están los dos en la cola del dentista, o a lo mejor sí que son pareja, pero cuando iban a salir para una fiesta han tenido una discusión (¿su primera discusión?) y se han quedado en casita, aunque ella alberga aún la esperanza de que una reconciliación la lleve a la cita para la que se ha preparado con tanto esmero.
Y mira por donde, resulta que también descubrí que a Charles le encantaba dibujar mujeres lectoras.
Así que por primera vez en nuestra historia bloguera, la lectora con arte de diciembre no vive en un lienzo, sino que creció a golpe de lápiz, y es una de las muchas chicas gibson lectoras que he descubierto.
Si lo miras sin atención, se ve una pareja leyendo. Cada uno mira para un lado. Espalda contra espalda. Pero si te fijas mejor ves que ella, más que leer, está espiando de reojillo al maromo que tiene a su espalda, que sí parece concentrado en la lectura. Los dos están vestidos de forma muy elegante, pero yo, en mi eterna pregunta me digo: ¿Para qué se han vestido así si están leyendo en una silla más tiesos que un palo?... ¿Se conocen o no se conocen?... quizás ella esté esperando que él le hable, y están los dos en la cola del dentista, o a lo mejor sí que son pareja, pero cuando iban a salir para una fiesta han tenido una discusión (¿su primera discusión?) y se han quedado en casita, aunque ella alberga aún la esperanza de que una reconciliación la lleve a la cita para la que se ha preparado con tanto esmero.
En fin, la eterna pregunta de todos los meses... ¿qué nos querrán decir estos dos lectores?...
a ver qué respuestas encontráis vosotras.
a ver qué respuestas encontráis vosotras.
CHARLES DANA GIBSON nació el 14 de septiembre de 1867 en Roxbury, Massachusetts. Comenzó a dibujar a los 11 años cuando trabajaba como aprendiz del arquitecto George Post. Hijo de una familia de clase obrera, su padre le enseñó a dibujar durante una larga enfermedad. Cursó estudios de arte durante unos años, antes de que problemas financieros le obligaran a abandonar. Fue el primer ilustrador que cobró de la revista Life. Autor de originales dibujos y estampas que aparecieron en los libros "The Education of Mr. Pipp" y "A Widow and Her Friends". Durante la I Guerra Mundial fue presidente de la Society of Illustrators, donde se dibujaron posters para promover el espíritu patriótico. Falleció el 23 de diciembre de 1944 en la ciudad de Nueva York.
Fue uno de los primeros ilustradores de moda. Sus mujeres revolucionaron el ideal americano y generaron una manía nacional que derivó en el "Gibson Look" y en varios productos comerciales. Marcó el ideal americano de belleza. Gibson las satiriza, y no pensaba que una silueta en "S" bastante vaporosa y pronunciada puediera ser el icono de éxito e independencia de la mujer de finales del siglo XIX.
Fue el cuerpo encorsetado de la actriz americana de origen danés Camille Clifford el que sedujo e hizo realidad el sueño ilustrado de Gibson. Llamada “la verdadera Chica Gibson”, esta mujer representaba la silueta ideal de la época y la filosofía femenina de la misma. Con su forma de vestir y andar, transpiraba éxito, glamour, arte y liberación de los cánones. El resultado: el ideal de chica americana para todo el mundo.
Después se unieron al emblemático grupo de "Chicas Gibson" la esposa del ilustrador, Irene Langhorne, y la seductora Evelyn Nesbit.
11 comentarios:
Nuestra primera pelea... Ya me parecía a mi que este idilio duraba demasiado. ¡Es taaaaan terco! Y cabezota. Y soberbio. Pero tan elegante... ¿qué puedo hacer para quitarle esa irritación? Quizás debería decirle que lo siento... pero es que no lo siento... algo tengo que hacer, porque no me quiero perder ese espectáculo del Madison, empieza en una hora y tengo las entradas desde hace tanto tiempo... ¿y si echo para atrás la silla? a lo mejor así deja de leer, yo le digo "lo siento" y él se cree que es por lo de la pelea, cuando en realidad se lo he dicho por lo de la silla... aaaahhhh... piensa, Evelyn, piensa, cada vez queda menos tiempo, ¡uy! ¡menos mal que no se ha dado la vuelta! ¡pues no tengo el libro boca abajo!
(La quarrel les ha pillado a ambos con algo más que un libro entre las manos)...
Espejito, espejito, di, ¿Quién es la más bella de todas las mujeres?
Entonces di, dímelo, ¿De quién es esa letra femenina azul pálido que esconde entre las páginas de su libro?
¿Cómo se lo digo? ¿cómo le digo que no lo quiero? ¿cómo podría escapar de este matrimonio absurdo? apenas puedo resistir su respiración a mi espalda, y cada vez que pasa una página me sobresalto. No sé cómo pude casarme con él, zafio y violento hasta en nuestra luna de miel... y esta manía suya de obligarme a leer cada tarde, cada uno mirando hacia un lado, para que no me distraiga... lo que Harry no sabe es que es en estos momentos cuando vuela mi mente más allá de estas páginas, alto, muy alto, más que la diana cazadora, y tengo la ciudad a mis pies, y estoy cerca de él, de Stanford... ¿Lo veré esta noche en el Madison? Harry no me deja acercarme a él, sin embargo, se ha empeñado en que vayamos esta noche allí al estreno de Mamzelle Champagne, aun sabiendo que él estará cerca... me pondré mi traje blanco, siempre me decía que el blanco me favorecía...
-¡Eh! ¡Peter! ¡deja de leer un momento! ¿sabes lo que acabo de leer? ¿recuerdas la diana cazadora que hay e el Madison? sí, esa dorada que tiene un arco y una flecha... yo creía que era Evelyn Nesbit, pero resulta que la modelo no era ella, sino una amante del escultor... no, del arquitecto no, hijo, que no te enteras, del escultor, hijo, que parece que todos tienen amantes... ¿no es increíble? me lo ha contado esta tarde Diego cuando tomábamos el té y no salía de mi asombro, y ahora lo he leído en este libro... ¡qué cosas!
¿Pero de qué libro me hablas? ¿Quien era esa amante?... Date la vuelta y contéstame, ¿no ves que con tantas dudas se me está poniendo cara de eterna pregunta?
Parece mentira...
Cualquier día lo descubren, pero por el momento nadie se ha dado cuenta.
Mientras él lee su libro tan tranquilito, toda la ciudad está alborotada con el juicio de Thaw y Morrill Goddard está sacando en la prensa todos los trapos sucios... Todos creen que es Evelyn la que posó desnuda para la Diana, nadie puede imaginar que el cuerpo majestuoso y desnudo que corona el Madison es el mío... soy yo la que posó para August Saint-Gaudens, pero ¿y si se enteran? ¿qué haré si se enteran? ¿Y qué hará él? ¿seguirá leyendo tan tranquilito? ¡ay, qué sinvivir!
-Cariño, que raro... hoy ha llamado un tal Goddard para entrevistarme... ¿qué querrá? dice que trabaja en un periódico, el New York World...
Puede que esten en lugares diferentes, las sillas son distintas, ella piensa en él, no se puede concentrar en la lectura, tiene el libro demasiado cerca.... pero él sí, no tiene sentimientos..... que cruel, estos hombresss
La primera vez que le veo con un libro en las manos. Ojalá se aficione a la lectura y cambie sus brutales juegos por la lectura. Aunque el título me inquieta: “Cómo hacerse pasar por loco”.
Aclaración: el leismo utilizado es la única forma permitida por la Real Academia, utilizándolo con una persona de sexo masculino. Me cuesta mucho no ser vulgar.
¿Qué por qué estamos vestidos así? ¿Y tú nos lo preguntas?
Pues ya nos dirás, querida...¿Cómo leer pués y estar además a punto para no perdernos un sarao?
Peter, cariño, a fuerza de canapés se me va a poner la silueta en S, ¿no podríamos quedarnos hoy todo el día en casita leyendo? ¡Luego dicen que la cultura no engorda!
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