Hay películas que nos unen indisolublemente a momentos que hemos vivido. Para nosotras, Desayuno con diamantes irá unida para siempre al notición de que llegaba Juan Carlos, y siempre asociaremos a la glamurosa Audrey Herpburn mirando el escaparate de Tiffannys, mientras nosotras mirábamos con manifiestaa incredulidad hacia una Julia Carlota que dormitaba en el sofá a nuestro lado. Juan Carlos, para nosotras sus hadas madrinas, tendrá como banda sonora Moonriver. Esa película, además, fue la que abrió la magnífica tradición de ver la versión cinematográfica del libro que luego comentamos en la cena. Cine y literatura unidas alrededor de un piscolabis. Muchas otras vinieron después, en un correcorre por las bibliotecas de Sevilla (con y sin tomtom), que han marcado noches inolvidables en vuestra compañía y una revisión de películas clásicas que tienen como base los libros que leemos.
Yo tampoco olvidaré la mesa camilla en la que junto a mis padres reíamos al ver los desatinos que iba cometiendo Peter Seller en la modernísima y tecnológica casa donde se celebraba EL GUATEQUE, y que me ha entrado unas ganas locas de ver de nuevo, mira por donde.
Pues el creador de esas maravillosas películas y de muchas más, Blake Edwards, ha muerto el día 15 de este mes a los 88 años.
William Blake Edwards (Tulsa, Oklahoma, 26 de julio de 1922 – Brentwood, California, 15 de diciembre de 2010) fue un director, guionista, productor y actor de cine estadounidense.
Desde siempre, lo que llenaba a Edwards era escribir. Sus inicios como guionista fueron casi producto del azar. Una de sus novias de juventud le mostró un guión que estaba escribiendo para un programa de radio y, cuando quiso darse cuenta, Edwards lo había rehecho por completo. El jefe de la muchacha quedó tan impresionado con el trabajo de Edwards que se convirtió en su agente y le consiguió trabajo para escribir con regularidad para la radio. Como guionista, Edwards pasó de la radio a la televisión, que le sirvió de plataforma para alcanzar su meta, al cine.
Antes de escribir guiones para cine, mientras escribía para radio y televisión empezó su acercamiento al cine de la forma que le era más fácil: como extra. En 1942, dio sus primeros pasos en el cine como actor, en la excelente película Diez héroes de West Point. Un drama bélico, dirigido por Henry Hathaway, en el que el argumento se traza en torno a un grupo de estudiantes de la academia militar West Point que han de acudir a sofocar una rebelión india. Además, en la trama se incluye un conflicto amoroso típico: dos hombres (John Sutton y Laird Cregar) enamorados de una misma mujer (la pelirroja Maureen O'Hara). La participación de Edwards en el film es bastante irrelevante, interpretaba un pequeño papel secundario y ni siquiera aparece mencionado en los créditos.
Su primer guión para el cine fue el del western de 1948 dirigido por Lesley Selander: Imperio del crimen, en el que fue coguionista junto con John Champion y fueron productores de la película.
Su primera película como director fue Venga tu sonrisa (1955). Es la primera película del equipo formado por Blake Edwards con Richard Quine. Ambos empezaron a colaborar en los inicios de sus respectivas carreras, cuando aún eran los dos novatos actores que aspiraban a algo más. Entre 1952 y 1958 firmaron conjuntamente siete guiones para la Columbia Pictures. Cinco de las películas las dirigiría Quine; las otras dos, Edwards. El último guión que escribieron conjuntamente ya no fue afrontado por la Columbia que cuatro años después cedió los derechos a la Universal Studios. Finalmente, en 1962, Quine dirigió La misteriosa dama de negro.
Su carrera abarca 50 años. Aunque, etiquetado para la historia como director de comedias, Edwards se ha paseado por todos los géneros y algunos de sus melodramas se han convertido en verdaderos clásicos.
Como director de cine, su última película fue: El hijo de la pantera rosa de 1993, con Roberto Benigni. En televisión fue una nueva adaptación para la televisión de Victor Victoria (1982) rodada en 1995. Después, dejó de dirigir aquejado de fatiga crónica; no obstante, siguió trabajando como guionista a pesar de su avanzada edad.
Edwards ha pasado a la historia del séptimo arte por Desayuno con diamantes (1961), la mejor interpretación de Audrey Hepburn que el público recuerda, adaptada de la novela de Truman Capote; Días de vino y rosas (1963), la comedia amarga más brillante y aclamada jamás rodada sobre el mundo del alcoholismo, con magistrales interpretaciones de Jack Lemmon, Lee Remick y Charles Bickford; y en menor medida tres taquillazos con cuatro comedias de calidad como la encantadora Operación Pacífico (1959), con Cary Grant en una de las mejores comedias de submarinos nunca estrenadas; El guateque (1968), compenetrándose a la perfección con un hierático Peter Sellers y logrando una comedia absurda y genial que roza la perfección y renueva profunda y definitivamente el género; la sensacional Victor Victoria, remedando el famoso film alemán de 1930 (de Reinhold Schunzel); y la inevitable La pantera rosa (1963) y todas sus secuelas.
Como productor en cine, su últimas películas fueron La maldición de la pantera rosa y Mis problemas con las mujeres de 1983. En televisión, posteriormente, aún trabajo como productor ejecutivo en tres series. La última fue Julie cuya protagonista era su mujer, Julie Andrews, con la que se casó en 1969.
El éxito comercial (recaudación) de La pantera rosa fue de tal magnitud que marcó la carrera del director. Al año siguiente se rodó una secuela. Después, Edwards fue grabando una nueva secuela cada vez que tenía falta de liquidez. Además su prestigio le ha permitido incluir su nombre en el propio título: por ejemplo, Blake Edwards' son of the pink Panther (El hijo de la pantera rosa).
Como director siempre se ha destacado que, por su experiencia previa como actor, dejaba mucho margen de acción a los actores. De hecho, esperaba a ubicar definitivamente las cámaras hasta después de los ensayos en el set de rodaje. Además, es fundamental la colaboración entre Blake Edwards y el compositor Henry Mancini, de cuyos frutos han salido muchas de las mejores bandas sonoras de la historia, siendo sólo un ejemplo, la célebre canción Moon River de Desayuno con diamantes. También fue importante en la carrera de Blake Edwards, el apoyo del productor Tony Adams, al que encontramos detrás de la financiación de muchas de sus películas.
3 comentarios:
Qué bonitas palabras las tuyas en este homenaje.
Y tú como él haciéndonos pasar muy buenos ratos.
Gracias for ever.
¿Ha sido intencionado no mencionar “10, la mujer perfecta”? Dirigió esta película en 1979 y la recuerdo con horror, aunque leyendo ahora algunos comentarios que hablan del ingenio de esta comedia no sé si verla otra vez para comprobar si prevalece la crítica opinión de una locaadolescentequequeríalucharcontraelmundo o si la madurez me ha aportado una visión más condescendiente y tolerante. Creo que no, que no voy a verla de nuevo. Me quedaré con la duda.
no, Marga, no ha sido intencionado, en mi cortaypega no lo ponía... puede que mis fuentes pensaran como tú.
Publicar un comentario