viernes, 19 de junio de 2009

OCHO HORAS CON PIMENTEL

11 de junio de 2009

¡Qué cinco horas pasó Carmen con Mario! Triste colofón el de la muerte y triste momento para invitar a velatorios a reproches y rencores añosos.

¡Dios! ¡¿Y esas nueve semanas y media que vivieron hasta el extremo y la extenuación la guapísima especuladora de obras de arte, Elisabeth y el millonario ejecutivo de Wall Street, John?!

¿Acaso Fileas Fog no vivió su particular aventura con su incondicional Rigodon al tiempo que daba la vuelta al mundo en ochenta días? ¡Lo que hace ser millonario y trotamundos con vasallo!

¿Y la astuta y altruista Zcherezade? Sólo ella pudo impedir que el reino quedara huérfano de doncellas. Mil y una noches y tres hijos que pasaron a la historia de todas las historias.


Nosotras, más discretas, carentes de rencor y reproches que el tiempo no dio tiempo para alimentar ni nuestra naturaleza carente de tal semilla lo habrían permitido; Sin sexo y pasión, ni paseos en globo apostando a golpe de talón la mitad de fortunas inexistentes. Pero cuentos… cuentos escuchamos tantos, tantos, que a una se le aturullan las ideas aunque tenga su negra particular que le pase notas para devolverle la memoria. Nosotras disfrutamos de nuestro sultán particular que gustó de escuchar historias pero, sobre todo, de contar, que para eso fue tanta mujer a verle. No se llamaba Schahriar, sino Pimentel y con él pasamos, como en un suspiro, ocho horas. Ocho horas con Pimentel.

Pero los viajes no empiezan cuando las maletas compiten en velocidad por la escalera, sino cuando la idea surge en la mente de alguien que se la pasa a otro alguien y ese alguien a otro que se la cuenta a otro y ese a otro hasta convertirse en plan y el plan se alimenta se alimenta y se alimenta entre frenazos y adelantamientos hasta que gordito de ilusión y de generosidad por otro alguien se convierte en realidad y la realidad la planificas la dibujas la escribes la hablas la compartes la fomentas… ¡Ay! ¡Por fin! Y llegan las citas, los encuentros, las tardanzas ¡pues anda que tú!, la gasolina para los coches, los abanicos para los calores, la distribución para el viaje. Y un hombre. Nueve mujeres y un hombre. Un hombre y nueve mujeres. En total, diez personas. Diez personas y varios ejemplares de "El Arquitecto de Tombuctú" que se había acordado leer como acercamiento previo al personaje. Generosidad de un grupo que anda sobrado de dicha virtud (y, cómo se puede ver, de humildad).

¿De qué se habla en el otro coche? En el de nuestro hombre, el paisaje de la primavera se mezcla con las palabras de "El Arquitecto" y las palabras atraen la curiosidad sobre el personaje y las preguntas a Ramón sobre nuestro personaje van y vienen a la misma velocidad que los campos de girasoles se acercan y se alejan de nuestra vista. Así, de una a otra y tiro porque me toca y vuelta a empezar. Los mortales, que somos así. ¿Acaso no lo dejó ya bien claro José Luis Perales con su "¿Y quién es él?" Lo nuestro igual pero un poquito más intelectual. Si ya lo dijo un sabio hace siglos: “Aquí está ya todo inventado”. ¿Fue un sabio hace siglos o un abuelete en la parada del autobús hace unos días? No importa. Era sabio.

La Luisiana nos provee a unas de un segundo desayuno, a otras del primero y a todas de un calorcito primaveral que, generoso él, nos avisa persistente de lo que nos espera en Córdoba. Y para que no nos quepa duda, nuestro querido conductor, mientras él va a comprar una pieza para su coche, nos deja a las puertas de un concesionario al que no entramos para refrescarnos las entretelas porque traemos una conversación entre manos que no es plan que la escuchen oídos de otro sexo. ¡Con qué desdén trata este hombre a su harén! Todo sea por su coche que si no… ¡Y cómo son las de Palencia!

Llega Ramón -aquí quedaría bien escribir “raudo y veloz” pero nuestra honestidad sobradamente demostrada no nos permite decir mentiras, por muy insignificantes que ellas sean- y nosotras, agotadas ya las dos latas de Aquarius que una de nosotras, hipoglucémica y previsora ella, ha sacado preocupada porque alguna no llegue íntegra a la cita, se tiran al interior del coche de cabeza.

Doce en punto. En otro momento cualquiera en un lugar cualquiera sería la hora de un tentempié antes de volver al tajo. Hoy no. Hoy es la cita, la cita con Pimentel. ¿Llega un poco nervioso o es que su flequillo espeso y envidiable le ha hecho tener un tic que le recuerda su infancia? ¿Ha conseguido atusarse el flequillo o el flequillo le ha atusado a él? ¿Recuerda algún nombre tres minutos después de dar el último beso a la última de nosotras que se presenta? ¿Se habrá arrepentido de haberle dicho “sí” a Ramón cuatro minutos después de atisbarnos desde la escalera? ¿Habrá estado alguna vez con tanta mujer al mismo tiempo? Preguntas, preguntas, preguntas. ¡Qué manía la del ser humano de hacerse tantas preguntas sin respuesta! Ya, es fácil decirlo pero cuando se dispara el compartimento de los interrogantes se dispara y punto. Dispara, ¿dispara dices? Un bombardeo es lo que está a punto de llegar y nosotras sin saberlo: ¡Hala! Empieza el tour.

Que si la preimpresión y el diseño, que si el plegado de los libros, que si el cosido, que si el guillotinado, “hola, buenos días” que si el encuadernado, las tapas duras y el cartoné, las tripas del libro, la impresión a cuatro
colores (cian, magenta, amarillo y negro), “hola, qué calor aquí dentro, ¿no?”; caloooor, ruido de máquinas, trabajadores concentrados en su labor de imprenta, de hacer magia convirtiendo un mundo de letras en libros; el cementerio de los libros devueltos, pequeño comparado con el de Madrid o Barcelona, explicaciones sobre el mundo editorial, la editorial matriz y subsidiarias, las pérdidas o ganancias en un libro, la distribución, el autor “el que más gana en todo el proceso”, las librerías y sus travesuras devolviendo los libros cuando les viene en gana. ¡Ay, que falta el aliento! Y, a pesar de todo, de todo lo que de trabajoso, sacrificado, e injusto tiene este mundo donde el que más dinerillo se lleva es el autor, Manuel (a este punto del recorrido ya es Manuel. Manuel y no Pimentel) nos regala dos libros. No uno. Dos.

Las tres. ¿Las tres? A Bodegas Campos o alguien se desvanece. ¡Pero si está casi enfrente de la casa de un novio que tuvo Ángela! El mundo es un pañuelo (un pañuelo lleno de mocos, que diría un conocido de un conocido que yo conozco). Y si no que se lo digan a Marga, sí, la de Palencia, que un poco más y es familia del anfitrión. ¡Uy, el anfitrión! Lo que consigue el anfitrión sin abrir la boca ni darse cuenta.
-Perdonen, ¿tienen mesa reservada?
-Sí, sí, a nombre de Ramón…
- Ah,sí. Primera planta a la…
-No, no. Lleven este grupo a la sacristía que viene con Don Manuel.

Con “Don Manuel” y nosotras llamándole “Manuel”, como si le conociéramos de toda la vida. Nuestro Manuel es cercano, sencillo, afable, comunicativo, de llevar la conversación de forma fácil y amena, de esperar que se callen los corrillos para poder hablar él. Tiene una mirada entre tímida y pícara y, cómo diría mi vecina la del cuarto derecha, es más joven que en las fotografías. Conoce la bodega de cuando él, estudiante universitario, ponía los zapatos en las paredes. ¿Será posible que “don Manuel” hiciera tal cosa? No me lo imagino yo atusándose el flequillo mientras ensucia la estancia, por muy joven universitario que fuera. O sí. Todo es posible. ¿Acaso no hay en el grupo una más de pueblo que las amapolas y a él, sin embargo, le parece que viene de Nueva York? ¡Ay, las apariencias!

El Rincón del Cordobés, la Sacristía, los patios con sus macetas. Esos naranjos que se yerguen por encima de las plantas como diciendo “aquí estoy yo, que también tengo derecho a respirar y ver el sol y que el sol me vea a mi y cada uno en su casa y Dios en la de todos”. Y la copita en la mano y la charlita amena y las palabras con magia como "men only", "chipichanga" "manguara" y el calor sofocante y el hambre que arrecia y la subida al reservado y la comida: el salmorejo, que Manuel alaba, el crujiente seco, el bacalao con naranja, “Manuel, come, que nos lo estamos comiendo todo nosotras”; el cordero, el café acompañado de tocinos de cielo y un bizcocho que está como para repetir. Y así hasta las ocho. ¿Hasta las ocho? ¡Qué barbaridad! No, si tanta mujer junta ya se sabe, que diría el marido de mi vecina la del cuarto izquierda. Pues no. Nada de eso, que “don Manuel” es de verbo fácil y nosotras, que a buen seguro se lo pusimos fácil porque somos gente sencilla y encantadora, además de hablar lo nuestro, siempre más unas que otras, ya se sabe.

Y todo eso con agua mineral con gas y una copita de Montilla- Moriles, de donde es presidente del Consejo Regulador, que lo escribo aquí, no sólo porque lo contó él, sino porque lo dice su blog y si su blog lo dice será porque se puede decir. ¿O no?. Lo que ya no es tan claro es si se pueden escribir aquí las tantas otras cosas de las que se hablaron alrededor de la mesa durante tanto tiempo. ¿Tanto? Parecieron apenas unos cientos de minutos, minuto arriba, minuto abajo.

Su abuelo maestro, los kibud en Israel y lo que supusieron en su vida política, la erótica del poder y la del editor (la del editor, por supuesto), su vida como empresario, como político, sus relaciones con… y con… y con… y con… y vosotras cuándo empezasteis a leer, y cómo surge el blog y los negros –no los de África, sino los otros-, la moda de los libros, los escritores, Corín Tellado y Marcial Lafuente Estefanía (que no se llamaba así pero así es la vida) y cómo entra él en el mundo editorial y… y hay qué ver cómo es la gente. ¿Acaso hay diferencia entre Belén Esteban y el mundo del cotilleo con el encuentro en… donde un indiscreto… dijo que él sabía con quién había perdido su virginidad... El ser humano es así, lo otro es envoltorio. Los temas que se venden bien, las modas editoriales, el mundo editorial por dentro, las telenovelas. Las telenovelas. ¿Quién no conoce Amar en tiempos revueltos? ¿Y Bella? Lo mejor, esa Bella bañándose desnuda bajo una cascada, recordó nostálgico Ramón. Y las elecciones europeas que yo hubiera votado a... si hubiera estado en España pero me pilló en Marruecos y el Presidente y el otro y los catalanes y el catalanismo y…

Regalos, regalos por sorpresa: Un señalador de libros de plata precioso para Ramón, porque gracias a él estamos donde estamos, y otro para Manuel que aceptó el embite. Y la caja, preparada con tanto mimo por quién todas sabemos, tan manitas ella para estas cosas –y para tantas otras-. El segundo regalo fue el libro de Pilar. Manuel es curioso; esa curiosidad positiva que le lleva a uno a saber cosas, a tener más conocimientos, por lo que pregunta a la autora todo lo que él desea saber.

Y nos levantamos y salimos después de hacernos la foto delante de un cuadro de Romero de Torres y llegamos al aparcamiento (¿miró quizás Ángela de nuevo la casa donde vivía su antiguo novio?) y nos dimos de nuevo besos, sinceros, y nos despedimos.

Y aquí, en este recordatorio de nuestro día en Córdoba con Pimentel, no se cuentan más cosas en profundidad porque las conversaciones son privadas y los blogs públicos. La vida que es así. ¿O queremos ser nosotras como el otro que en la feria del libro de Guadalajara andaba presumiendo de saber lo que a nadie le importaba de la vida íntima de…?

Y nos subimos en los coches y volvimos a Sevilla con la digestión ya hecha pero la información y las vivencias en cola para procesar y el deseo vivo de volver a encontrarnos mejor pronto que tarde en ese campito que tiene Pimentel, “don Manuel”, Manuel y leer juntos poesía que, como nos invite a ello y se descuide, terminamos llamándole Manolo. Por estas.

38 comentarios:

Marga dijo...

Eres valiente y generosa, Pililebe.
Para muchas de nosotras habría sido una tarea imposible plasmar ese día en el que volvimos de Córdoba llenas de agradecimiento. Agradecimiento hacia Manuel, que nos llenó el alma de colores, que compartió conocimientos, sabiduría y vivencias sin pedir nada a cambio.
Agradecimiento a Ramón, que hizo de mediador y acompañante perfecto.
Agradecimiento a Elena, que afrontó la tarea de contactar con nuestro anfitrión y acercarnos definitivamente. Y también por aguantar estoicamente nuestras bromas.
Agradecimiento a Cristina, porque no nos deja relajarnos ni un momento y nos transmite sus ganas de enriquecerse, de crecer. Porque creó el blog, y lo alimenta y engalana cada día. Porque diseñó los separadores, los encargó, decoró las cajas y las envolvió con todo el mimo en un papel que tengo guardado como si fuera una vulgar coleccionista de fetiches.
Agradecimiento a todas las "jóvenes lectoras", las que tuvieron la suerte de ir y las que se quedaron en tierra, porque cada momento que pasamos juntas es puro disfrute.
Y ahora, Pilar, te doy las gracias por haber dejado el pabellón tan alto con tu acta.¡Aúpa Cantabria!

comentario 1 (de 33) dijo...

gracias Pililebe, no me leerás, porque ya estarás en Roma con tu Toño, pero gracias por alternar tu maleta con el blog, seguro que se te olvida algo por mi culpa (con lo mona que va esta chica siempre, neoyorkina que parece, y se le va a olvidar el kit romacittáeterna por mi culpa). Te he azomado demasiado con mi azagaya verbal, sin verecundia ninguna. Esta tarde me has preguntado ¿por qué las que más ganas tenéis de que escriba el acta sois las que fuisteis a Córdoba? ¿sabes por qué? porque las cosas se viven de una manera, pero cuando se leen se viven de nuevo de una forma diferente, un 2x1, esa es la respuesta ¿a quién no le gusta vivir por partida doble?

Anónimo dijo...

¡Vaya ritmo, chica!

Todo un placer haber vuelto a viajar contigo, no 2 x 1, ni 3 x 1, sino 4 y 5 y 1000 veces 1000 x 1 !!

Y todo un lujo hacerlo con Cristina, y con Elena y Ramón, y con Manuel y con todas...

Y porque sigamos multiplicando, no por 1 sino por 1000 y 1000 veces 1000 !!
Y tú que nos lo cuentes. Gracias.

comentario 2 (de 33) dijo...

anoche no eran horas, pero ahora que lo he leído con tranquilidad estoy, si cabe, más contenta, porque he paseado otra vez por la sacristía, porque he sentido de nuevo el olor a tinta y papel de la imprenta, porque han vuelto a resonar palabras en mi oído. Que la boca della Veritá te pegue un mordisco en la mano si miento. Es un placer leerte.

cancioncilla dijo...

Te recuerdo, Amanda,
el alba soleada,
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel, Manuel, Manuel.

La sonrisa ancha,
adornos en tu pelo,
no importaba nada,
ibas a encontrarte con él.

Con él, con él, con él, con él.
Son unos minutos. La vida es eterna en unos minutos.
Suenan las ocho. De vuelta a Sevilla
y tú leyendo lo iluminas todo,
son esos minutos, te hacen florecer.

y van tres... dijo...

Pililebe: Cuando alguien decide dedicar su vida a lo que más le gusta se nota, y lo transmite a los demás. Quise ser Mercader de libros, creo que esas fueron sus palabras. Preciosas palabras, porque evocan caravanas que atraviesan desiertos con camellos portando libros e historias contadas de noche en el caravasar. Puede que los libros no necesiten el papel para vivir, puede que un buen narrador sea más importante que rotativas y guillotinas. Una de las lecciones más importantes que he aprendido de Es Saheli es que cuando un anciano muere, desaparece una biblioteca.

... y el cuarto dijo...

Hija, Pililebe, si tú con lo que te pongas vas mu mona y mu neoyorkina... ¿ves como merecía la pena dejar atrás esos trajes que no te dio tiempo a meter en la maleta por culpa del blog? Es mejor, porque ahora te hemos dado la excusa perfecta para que tu toño te compre ropa italiana en Via Condotti...

vamos con el quinto dijo...

Querida Pililebe:
¿cómo te va en Roma, Pililebe? ¿has dado ya tu paseo en Vespa con tu Toño por el coliseo?

Hija, de nueve que fuimos a Córdoba sólo marga, maría sur y yo hemos alabado tu esfuerzo en redactar el acta antes de irte a Roma, con la de cosas que tú tenías que hacer y el esfuerzo sobrehumano que hiciste... pero no te preocupes, las demás son como los caracoles... saldrán... despacito pero saldrán... y luego estaremos todas rechupeándonos los dedos con sus comentarios tan ingeniosos. Ya verás, Pililebe, cuando tú arriviii a casaaa, con tu capuccinooo, encontrarás -no sé si 33-, pero sí muchos panegíricos.

Yo dudo que pueda llegar solita a los 33 que te prometí, porque tú has desgranado tan bien todo, que queda poco por decir. ¿Me perdonas los 28 que me faltan? seguro que sí, porque Benedicto te habrá bendecido de bondad divina y misericordia con tus semejantes.

Amén, hermana, amén, y recuerdos al Trastévere.

¿vale como sexto? dijo...

p.d. Bueno, también te ha escrito "cancioncilla", pero no sé quién es, que me perdone... son las cosas del anonimato...

voluntaria al rescate dijo...

Quiero jugar para que no te sientas solita y tengo claro que hay que llegar hasta 33, pero no qué hay que hacer. ¿Se trata de ensalzar a nuestra adorable Pilipink? ¿Hay que hablar de Roma, de Pimentel, de Tombuctú, de la vida...? ¿Se puede respirar mientras escribimos? Nos quedan tres días....

Cristina dijo...

Querida voluntaria al rescate:

Gracias. Te explico.

Imagina que tu vida es un caos. Imagina que te vas a un viajecito de diez días. Imagina que tienes muchísimas cosas que hacer, entre ellas (no la más importante) un acta que no te tocaba pero que te han comprometido a hacer.

Imagina que tienes una amiga mu pesadísima que te presiona, porque quiere leerla ahora y no el mes que viene. Entre las presiones le promete que va a ser alabadísima su tarea, con un bombardeo de 33 comentarios.

Y haces el esfuerzo. Y dejas de ser procrastinadora, abandonas algunas de las tareas que tenías que hacer y que -a lo mejor- te apetecen muchísimo más que pasarte el día antes de irte sentada en el ordenador.

¿Te lo imaginas? Pues ahora escribe lo que te gustaría que te dijeran las demás.

P.D. Este comentario se autodestruirá antes del 28.

la negra con el siete dijo...

La primera vez leí el acta apresuradamente. ¡Qué alivio al comprobar que se decía todo y que no se decía nada! ¿Cómo pude dudar de ti, sabia entre las sabias?

negra con octavo dijo...

La segunda vez ya no tenía prisa. Disfruté de esa introducción que sólo tú podrías haber ideado para impacientarnos aún más, para ponerle más emoción, para alejarnos de la meta recordándonos que lo importante es el camino.

negraalaquelegustasernegraconelnoveno dijo...

Y me busqué, os busqué, le busqué…¡no faltaba nada!

yo dijo...

(Cris: ¿voy bien?)

Cristina dijo...

genial, gracias negrita

la décima es para dudar dijo...

Ocho horas! ocho horas nos dedicó de su sagrado tiempo, que tiene que repartir entre todos esos nombres de empresas que nos dijo... y las que no nos dijo... ¿a cuánto se cotizarán esas horas? es impagable su generosidad, porque impagable fue todo lo que nos enseñó y lo que nos contó... y nosotras sin hablar de su libro, que nos habíamos leído. ¿Fue timidez? Nos dijo que no le gustaba hablar de su faceta de escritor y no quisimos importunarlo, pero ahora me queda la duda: ¿fuimos desatentas? quizás deberíamos haberle hablado de ese viaje de Es Saheli, aunque fuera un poquito... al fin y al cabo, todas nos lo leímos, y aprendimos muchas palabras de él...

...la 11 pal JSPPE consorte dijo...

¿y el marido de la J.S.P.P.E? ¿disfrutó? espero que no esté arrepentido de haber organizado todo.

Yo, ahora que soy anónima, creo que lo vi disfrutar, a pesar de que estuvo muy calladito, y que estuvo encantado de estar en semejante harén tan dicharachero de ¿jóvenes? lectoras (oyeeee, que lo de jóvenes lo dijo él!!!! ¿será que nos ve jóvenes de verdad?)

el duodécimo dijo...

Ocho días. Ocho días nos tuviste, Pilipink, pendientes de tus palabras. Nosotras tan frescas, al amor del aire acondicionado, con la única tarea de entrar en el blog y gastarte bromas, agradeciéndole a Al Jabir, El Bien Informado, que fueras tú la elegida. Y tú preguntándole a Al Muntaqim, El Vengador, que qué habías hecho para merecer esto.

la mandarina y el 13 dijo...

Dentro de la cultura china el numero 8 es símbolo de buena fortuna. ¿Escogiste el título al azar, Pilar? ¿Quisiste hablar de tiempo o de riqueza? ¿De dar o de recibir?

Ahí va el 14 dijo...

¿Quieres saber, Carmina, de qué hablamos en el otro coche? De recetas de cocina, de Tombuctú, de jefes, de maridos, de sinsabores y alegrías. Pero por encima de la charla estaba la ilusión. Y la alegría. Y las ganas de conocer, de conocernos, de aprender y aprendernos, de compartir, de reír, de disfrutar.

El 15 dijo...

Te voy a confesar, Pililebe, que me quedé con ganas de hablar de su libro. Quizás una cosa sea presentar tu obra, promocionarla, venderla, y otra muy distinta compartirla con gente que la ha disfrutado. Llevaba una chuleta. Y tengo dudas que sólo él como hacedor puede resolver. ¡Urge otra visita para hablar del libro!

El dubitativo 16 dijo...

Volviendo sobre Es-Saheli. ¿Fuimos descorteses? ¿Demasiado respetuosas? ¿Tontas? ¿Tímidas?

Y el 17 dijo...

Y ya que estoy tan preguntona, ¿cómo fue que te dejaste convencer para escribir el acta? ¿Quién fue la malvada bruja que posiblemente te lo planteó como un reto? (a esto no hace falta que me respondas; entre nuestras filas, bruja, lo que se dice bruja, sólo tenemos una). Antes de tenerla felizmente colgada y sentirte orgullosa de tu obra, ¿cuántas veces te arrepentiste de haber dicho que sí?

la negra somnolienta dijo...

(Ya hemos pasado el ecuador, Cris. Nos quedan dos días, ¿llegaremos?)

18... la niña bonita dijo...

hola, soy la bruja. Si, lo mío es convencer, uso mi pócima mágica y unas escriben actas y otras comentarios de negras bienintencionadas, pero los disfrutamos todas ¿o no?. Os convencí y me alegro... me estoy convirtiendo en una maestra de los polvitos mágicos jejejejeje... adiós, que tengo que guardar mi escobaaaaa...

negra insomne dijo...

a negra somnolienta...

Llegaremos... cuando las cosas se hacen en equipo se llega. Una sola es más aburrido. Esa lección la sabemos ya, después de dos años juntas. Lo importante es plantearse metas ¡y superarlas, claro! porque si no no tiene gracia.
(en realidad, este es el comentario 27, o sea, ¡que nos quedan 6!)

la niña del 33 dijo...

y digo yo... ¿por qué diría yo 33 y no 28 ó 45? ¿qué magia tendrá el 33? ¿será que es la edad que yo tengo?

la joven lectora del 48 dijo...

¿Te acuerdas cuando nuestro Manuel nos preguntó si nos conocíamos antes de formar el grupo? No, no nos conocíamos todas. Lo único que teníamos en común era el amor a la lectura. Y, como dicen en mi pueblo y en muchos pueblos, cada una es de un padre y una madre. Esa variedad nos da una riqueza a la hora de destripar un libro que no habríamos conseguido teniendo más afinidad. Y así, con mucho humor, ironía, seriedad, autoconfianza y sobre todo respeto, nos vamos desnudando con cada comentario. Y nos enriquece que una sea católica practicante y otra atea recalcitrante, una rojilla y otra fan de Rajoy, una parca en palabras y otra tan presta a saltarse el turno con cualquier excusa. Me gusta.

sigue la del 48 dijo...

¡Y creímos que sólo íbamos a hablar de libros! ¡Qué fácil sería ahora, después de dos años, no hablar de libros!

negra dadivosa dijo...

Y como quiero regalarte, Pilar, y ensalzarte, y engalanarte, te diré que “encantada de haberte conocido”, pero quitándole todo formalismo a la expresión. ¡Qué suerte que te hayas colado en mi vida! ¡Cómo disfruto de tu lengua presta, tu sonrisa, tu vitalidad, tu seriedad cuando te pones las gafas para leernos algo, tu orgullo cuando nos repartes esos artículos sacados de cualquier parte con vidas de autores, obras…!

ya he perdido la cuenta dijo...

Cuando te anuncias a lo lejos con tu andar ágil, tu boca de fresa, tu pelo bicolor, tus tacones, tu canalillo (¿tendré una parte de lesbi?), te anticipa una explosión de alegría, de vida. No sentí eso la primera vez que te vi. ¿Me intimidaste? Ya indagaré sobre eso. Estamos aquí para hablar del acta, aunque me vaya por las ramas. Y tu acta es fiel reflejo de todos esas virtudes que he ido colando por aquí y por allá, y está repleta de vida, orgullo, frescura…

¡EL 33!!!!! dijo...

Ella tardó en incorporarse. Pero no fue un olvido mío. Ella lo sabía desde el primer día, porque yo sabía que mi pilipink iba a dar mucho "color" y calor al grupo. Pero ella de junio a septiembre empieza a trotar mundos con sus maletas y lo mismo está en América que en África que en sus picos de Heidi... eso forma parte de su riqueza, porque está hipotecada hasta los dientes en kilómetros y horas de vuelo, para envidia de las que metimos nuestros ahorrillos en ladrillos.

Yo de mayor quiero ser como ella.

hasidounplacer dijo...

¡Choca esos cinco, Cris!

Enviciada dijo...

¿Seguimos con la Sur? (después de un respiro, por supuesto; no hay fecha)

Cristina dijo...

¡choca esos cinco mi negra!
¡venga, vámonos pal oasis de la palmera datilera!

Elena dijo...

¿cuantos van??
maripili, ya puedes estar contenta tienes comentarios para regalar.

Me ha encantado el acta, muy fresca y viva como tu eres.

Y digo más, llamé a "Manolo" para darle las gracias (de parte de todas) y dejar la posibilidad abierta a nuevos encuentros. Por supuesto lo invité a leer el acta y le insistí para que participara.

Fdo.: la J.S.P.P.E.

Pilar dijo...

Pofavó, pofavó, ¿puede hacerme alguien el boca a boca que me he quedado sin respiración de leer a tanto negro, negro camuflado sin conseguirlo, blancas impolutas, identidades certeras... ¿identidades certeras he dicho?. ¿Podría identificarse "ya he perdido la cuenta" para que me exlique eso de que la intimidé cuando me conoció. Hija mía, si tengo yo un amigo muy amigo mío que como todos los buenos amigos me conoce muy requetebién, que me dice que yo soy mucho agua y poco chocolate. ¿Te lo puedes creer? ¡¡Y yo con esta pose tan arrebatadora que parece que me voy a comer el mundo y la mayoría de las veces no acierto ni a colocar la boca para entreabrirla. ¡¡¡Ay, las apriencias!!