miércoles, 15 de julio de 2009

VISITA A SANTA ANA


El calor no nos quitó ni un ápice de frescura. Ni de ilusión. Isabel, Cristina, María Sur, Pililebe y yo fuimos asomando nuestras naricillas por Triana, con una sonrisa picarona que delata que el tiempo aun es nuestro colega. Ni monotonía, ni tedio, ni ná de ná. Como si fuera la primera vez que cruzábamos el río o que acudíamos a una reunión.


Accedimos a la Catedral de Triana por la puerta más noble y más antigua, tal y como nos corresponde, y no lo digo por la antigüedad.


Y nuestra triunfal entrada no pudo ser más acertada: le preguntamos al Mudo por la cripta. EL MUDO es una leyenda viviente. Cristina ha oído que cuando la trianera pasa por Santa Ana, el Mudo le canta una saeta que pone los pelos de punta. Pililebe dice que es sordomudo. Yo lo único que sé es que resulta entrañable, que sin palabras nos dio a entender que él forma parte de la Iglesia; que está allí desde que era un niño; que la historia de su vida está ligada a la de la Iglesia. Se enorgullece cuando le preguntamos por una imagen del apóstol San Pedro que se ha realizado utilizándole a él de modelo.


Dimos buena cuenta de la Pila de los Gitanos, esa que te dota de una voz estupenda para el cante si te bautizas allí; de la laude sepulcral de cerámica de Niculoso Pisano, protegido con una verja desde que se corrió la voz de que asegura matrimonio a las mujeres que le den siete patadas. Nuestra Isabel no quiso ni acercarse, porque si se casa pierde la pensión y María puso cara de espanto. Así que no entendemos el desgaste que presenta la laude, ya que, sacando nuestra propia estadística, el 40% de las mujeres ya están casadas, otro 40% no quieren ni oír hablar de matrimonio y el 20% restante ni carne ni pescao, que no sé lo que quiere decir, pero ni por asomo van a venir a zapatear a nadie para que encima le llamen la atención.


No pudimos ver la Cripta porque la están preparando para la semana que viene, fiestas de la Velá del señó Santiago y la señá Santa Ana, y nos quedamos con las ganas de admirar un busto relicario que creíamos que contenía reliquias de las once mil Vírgenes. Tras preguntar al párroco, al sacristán y a varios acólitos y hermanos por allí dispersos llegamos a la conclusión de que lo de las once mil vírgenes es mentira, y sólo tienen el cráneo de Santa Úrsula ¡ufff!

A pesar de esta contrariedad y de que el retablo mayor está de obras, disfrutamos del coro, del órgano, del trascoro con su Virgen de la Rosa de Alejo Fernández, de los numerosos azulejos y verjas, de la custodia procesional, pinturas murales, polípticos…


HOYLIBRO! dejó su huella en los anales de la historia de Santa Ana: como Cristina había preparado un manual mono monísimo con datos de la iglesia y estábamos todas tan entusiasmadas y hacíamos tantas preguntas, se nos acercó el sacristán para pedirnos uno "porque él también quería saber". Y salimos a la calle con una aureola de santidad que se dispersó en cuanto vimos el único corral de Triana que no se ha restaurado (corrígeme, Pililebe) y con el rabillo del ojo buscábamos un bar para saciar la sed corporal.

5 comentarios:

Cristina dijo...

¡qué bien me ha sentado la siesta! pues no he vuelto a ver, en mis sueños, a cinco vírgenes paseando por una catedral llena de cerámica, a una reina de triana con los pelos rosas, a otra disfrutando de su pensión, a otra cansada de estar cansada y a otra admirando el escudo de su castilla... ¡menudo sueño!

¡Ha sido tan real! he vuelto a sentir el olorcillo que sale de las iglesias, el sonido de las campanas, el runrun de voces rezando el rosario, el sonido gutural de un mudo (¿os he contado ya que una madrugada escuché cantar una saeta a un mudo?)... en fin, que me he despertado como nueva...

¡y ahora! ¡me voy con mis pelillos a otra parte!

¡Gracias, Marga!

Cristina dijo...

cariño, sin acritud, ahora que no tengo pelos (y menos en la lengua) debo corregir dos cosas de tu excelente y pormenorizado escrito trianero:

1. ¿de dónde te has sacado ese porcentaje?. Vale, yo soy de letras, así que voy a hacer las cuentas de la vieja (no lo digo por ninguna en especial). Fuimos 5, así que cada una representa el 20% ¿hasta aquí todo bien?... ¡vale! pues entonces el 40% están casadas (you and pilipink) y el 60% restante no quiere ni oir hablar del matrimonio... ¡anda, hija, que llevarás tu contabilidad casera fatal!

2. Donde había que pegar siete patadas no era "el laude", en todo caso en "la laude". ¡Eeeeee! ¡para torooooo! ¡no te alteres que te escribo lo que pone en el DRAE!:
laude: (Del lat. lapis, -ĭdis).
1. f. Lápida o piedra que se pone en la sepultura, por lo común con inscripción o escudo de armas.
(O sea, que es con f. de femenino, no es "el lápida" sino "la lápida")... Porque hay otro significado de la palabra, pero no me cuadra con ese pobre señor que yace de costado en el templo desde tiempos inmemoriales, soportando las coces de todas las trianeras casaderas: laude 2: (Del lat. laus, laudis).
1. f. ant. alabanza.
2. f. pl. Una de las partes del oficio divino, que se dice después de maitines.

¡Anda que no te sienta mal saltarte la siesta a tu edad (avanzada)! Por otro lado, salvo esos dos nimios errores, te doy mis laudes por tu acta, que disfruto y redisfruto con verdadero placer...

Pilar dijo...

¡¡¡¿Qúé te voy a corregir yo a ti ná ni ná, hija de mi alma con lo bien que lo has escrito tó?!!
Eres pero mu requetebuena explicando toas las cosas, que mas dejao pasmaíta del tó. ¡¡Y qué orgullosita me siento yo de pertenecer a este barrio!! Ole. Ole y ole. En esa iglesia, entre otras muchas cienes y cienes de bodas que ha habío a lo largo de la Historia con mayúsculas (ole de nuevo), se casó hace muchoooooos años una chiquiya fina y morena con unas ganas infinitas de ser artista, con un morenazo que no entendía mucho de mujeres pero había que cumplir por aqueyo del qué dirán. Quitaba el sentío el mozo y a la niña no le quiso quitar su inocencia. Por el contrario, el miedo de acercarse a ella le llevó a coger un arma y amenzazarla y ella se puso a gritar y por su boca se le escaparon las oportunidades de ser artista que el matrimonio con aquel guapo galán le otorgaba. Y todo se quedó en ná: ella virgen y él desmelenao con al pistola en el bolsillo. Él huido, ella con las mismas ganas de ser artista. ¡Y vaya si lo fue! por santa Ana que lo fue. Y grande y bella y buena persona y vieja y sola y abandonada y generosa pero no olvidada. Yo aún añoro su presencia y un cuento de Blancanieves que le regaló a mi hijo tan antiguo como esta historia.
Gracias, Margui.

Marga dijo...

¡Qué susto cuando he visto "cariño"! Me esperaba lo peor. Pero no, has sido caritativa, posiblemente gracias a la intervención de Santa Ana. Subsanados los fallos, ya puedes laudearme otra vez, que me gusta.

Marga dijo...

Vamos a tener que abrir un capítulo con historias de Triana, que me parece que hay muchas y muy bonitas, ¿verdad Pililebe?. Mañana colgaré lo que me falta para que te vayas tranquila, esta tarde he tenido que compartir ordenador