martes, 7 de abril de 2009

LECTORAS CON ARTE ABRIL. PIERO DI COSIMO

Estamos en Semana Santa, y entre las lectoras con arte he encontrado ésta, una mujer lectora que participó activamente en la Pasión de Cristo, dándole un poco de amor en sus últimas horas. ¿Sabemos quién era María Magdalena? ¿Porqué es de las pocas mujeres, aparte de la Virgen, que sale en nuestras cofradías?
María Magdalena era una prostituta que procedía de Magdala (de ahí su nombre), una localidad situada en la costa occidental del lago Tiberiades. Arrepentida de sus pecados, ungió los pies de Jesús con sus lágrimas, los secó con sus cabellos y finalmente los besó y los perfumó con aceites. Jesús le dijo: “Le son perdonados sus muchos pecados, porque ha amado mucho”. A partir de ahí Magdalena sigue a Jesús a todas partes, por eso la tradición de la Iglesia la ha llamado en Oriente “isapóstolos” (igual que un apóstol).
En el Evangelio de San Juan aparece junto a la Virgen María al pie de la cruz. Después del sábado, cuando todavía era de noche, Magdalena se acerca al sepulcro a ungir el cuerpo con los aromas que habían comprado, ve la losa quitada y avisa a Pedro, pensando que alguien había robado el cuerpo de Jesús. De vuelta al sepulcro se queda llorando y se encuentra con Jesús resucitado, quien le encarga anunciar a los discípulos su vuelta al Padre.

Es una de las pocas mujeres reconocida como discípula de Jesús y considerada santa por la Iglesia Católica Romana, la Iglesia Ortodoxa y la Comunión Anglicana, que celebran su festividad el 22 de julio.
Algunas teorías dicen que María de Magdala fue la esposa de Jesús.




La iconografía representa a Magdalena como una elegante «mirrófora» (la que lleva el vaso), con el frasco de perfume con el cual la pecadora ungió los pies del Salvador y que también llevará al sepulcro después de su muerte. El frasco tiene también otro significado de: “depósito de vida; un frasco de oro puede significar el tesoro de la vida espiritual; el frasco abierto indica una receptividad a las influencias celestes”.

También se caracteriza por su cabellera suelta y caída sobre sus hombros, que evoca su vida desordenada, y con la que enjugó los pies del Salvador después de perfumarlos; Se adorna generalmente con perlas, cuya significación simbólica es doble: por un lado pureza y virginidad pero por otro lujuria, recuerdan sus extravíos pasados, anuncian las lágrimas de su arrepentimiento y su pureza recuperada. El libro para meditar los textos sagrados acompaña las oraciones de la Santa penitente y simboliza ciencia y sabiduría. A veces está abierto en la página del Miserere mei, salmo de penitencia, especialmente adecuado para el arrepentimiento y, que se lee en los Laudes para el oficio de Santa Magdalena.

El autor de esta estilizada Magdalena fue Piero di Cosimo (Florencia, 1462- id., 1521) fue un pintor italiano del Renacimiento. Su nombre real era Piero di Lorenzo. Se formó en Florencia junto al pintor Cosimo Rosselli, del que tomó el nombre. En 1482 viaja a Roma acompañando a Rosselli como ayudante para pintar los frescos de la Capilla Sixtina del Vaticano. A consecuencia de ello Piero volvió a Florencia con la reputación de ser uno de los mejores pintores del renacimiento. Nunca fue un pintor mimético o imitativo aunque su obra recoja las influencias de Leonardo da Vinci, Sandro Botticelli y otros grandes pintores de la época. Sus tablas, sobre todo las que representan temas clásicos, se caracterizan por imaginativas y extrañas representaciones de figuras humanas y animales colocadas sobre fondos paisajísticos muy elaborados. Fue sensible al realismo flamenco. Algunos de sus retablos muestran un descarnado naturalismo y un original retorno a los esquemas del Quattrocento. Piero di Cosimo fue también un buen retratista, de quien se recuerdan la controvertida Simonetta Vespucci y los retratos de Giuliano de Sangallo y del padre Francesco Giamberti.

LA MAGDALENA EN EL ARTE

5 comentarios:

Cristina dijo...

Magdalena, es la primera vez que este sepulcro está tan solitario. No se escucha un alma. Resulta extraño ¿no? parece que nadie requiere tus aromáticos aceites, linda mirrófora, ni necesitan tu infinito amor, tampoco parcen inspirarse con tus largos cabellos llenos de perlas (¿perlas? ¿medirán trece metros tus perlas?)

¿Es que nadie tiene curiosidad por leer lo que pone el libro que tienes entre las manos? ¿y esa nota, que a punto está de caer de la mesa, no les extraña? ¿por qué crees tú que están sucediendo estos acontecimientos tan extraños, Magdalena? ¿estarán todas mirando el cielo por si lo ven a él? ¿estarán buscando un aroma más exótico que el tuyo con el que perfumarnos?

Es extraño este silencio, Magdalena, tantos apóstoles que teníamos y mira... las dos tan solas...

Anónimo dijo...

Tú, la de Magdala, no seas impaciente.
Y aunque disimulas indiferencia ante mi nota, en tu rostro adivino que sabes ya de mis miradas, te sientes acompañada.
Si pudiera, me acercaría,
pero al contemplarte quedo extasiada.

Déjame quedar,aquí, distante, callada.

Maria-Norte dijo...

En tu nota, que leo y releo me dices " Llegaré con las estrellas", y ya hace rato que es de noche, pero no veo las estrellas, ¿ Será un mal presagio?.
Llevo todo el día preparando mi cuerpo, que es tu casa, para recibirte.
Me he puesto mi mejor vestido, el que te gusta porque se quita facilmente.
He preparado mi pelo, para tí, se que te gusta acariciarlo, sin horquillas ni moños.
En la mesa tengo tu perfume favorito, que sigo usando porque me da miedo que cuando llegues ya no lo sientas.
E intento que pase el tiempo, aprendiendo las poesías que te recitaré cuando llegues, pero mi mente no se detiene en el libro, vuela hacia tí a cada segundo.
Oigo un caballo, miro al cielo y ahí estan las estrellas.

Maria-Norte dijo...

Cristina, siempre me sorprenden las coincidencias. Este mes has escogido un cuadro de Piero di Cosimo y hace unos días acabé de leer " La encantadora de Florencia" de Salman Rhushdie y en el habla de lo que tu dices, de la influencia de Botticelli y de que pintó a Simonetta Vespucci, te transcribo una parte del libro.

" Simonetta Vespucci poseía una belleza pálida y rubia y tan intensa que ningún hombre podía mirarla sin caer en un estado de adoración delicuescente, tampoco mujer alguna, y lo mismo cabía decir de la mayoría de los gatos y perros de la ciudad, y acaso también la amaran las enfermedades, razón por la cual murió antes de cumplir los veinticuatro años. Simonetta Vespucci casó con Marco, pero él tuvo que compartirla con toda la ciudad, cosa que al principio hizo con resignado buen ánimo, y que solo sirvió para demostrar la cortedad de sus alcances a los ciudadanos de esa población de gente artera y maquinadora. " tal belleza es un recurso público- decía el con estúpida inocencia-, como el río, o el oro del erario, o la delicada luz y el aire de Toscana.". El pintor Alessandro Filipei la retrató muchas veces, antes y después de muerta, la retrató vestida y desnuda, como la Primavera y la diosa Venus, e incluso como ella misma. Cuando posaba para él, lo llamaba " mi tonelete", porque siempre lo confundía con su hermano mayor, a quien la gente llamaba " Botticelli" ("Toneletes") por su contorno bulboso. Filipepi el menor, el pintor, no se parecía en absoluto a un tonel, pero si Simonetta quería llamarlo así, por él no había inconveniente, y empezó por tanto a atender a ese nombre".

Otra sorpresa agradable que me he llevado, es que han dado el Premio de la Crítica ayer al libro " Saber perder" de David Trueba, que recomendé en Julio, junto con el de Sampedro" La sonrisa etrusca"

Pilar dijo...

Yo soy la que la Historia desconoce, los ortodoxos ignoran, los estúpidos empequeñecen y los ignorantes ignoran.

Puta, esposa, amante... ¿a quién le importa? Soy, fui, simplemente, mujer en una época en que todo ello era posible. Como ahora.

Mundo lleno de esteorotipos, hipocresías y falsedades donde loúnico auténtico es lo que cada uno de nosotros hemos vivido.

¿A quién le importa? A nadie.