sábado, 3 de octubre de 2009

REGALO PARA ANGELA

Sentí mucho no poder estar ayer con vosotras, pero ya nos regaló Cristina con su eficiencia habitual el resumen fotográfico. Gracias Master.
Como no se que regalarte, se me ocurre, presentarte de una manera virtual a Gioconda Belli, por si no la conocías. Un beso enorme y que lo sigas celebrando durante mucho tiempo

Gioconda Belli Mujer, poesía, prosa, premios, amor, vida
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Gioconda Belli es ya una Académica de la Lengua en su nativo país, Nicaragua. Celebró su ingreso con un texto vital que hablaba sobre su poesía y ella misma, en un bien logrado intento de no parecer académica acartonada, sino una mujer que vive al escribir.
Para Gioconda Belli, la modestia es una virtud mediocre. Lo auténtico es fundamental para ella. Por eso, fuera de su vistosa melena, hermosa presencia y el escándalo que provoca en sociedades provincianas la abierta manera en la que poéticamente aborda el sexo y su mujeritud, Gioconda se escapa del brillo del estrellato y se incomoda con conversaciones en las que no hay vínculos de humanismo o afecto. Descubrir lo hermoso del lenguaje es su reto diario. El paisaje de lago y volcanes que se erige desde las ventanas de su casa en Managua es el secreto que le permite sobrevivir la distancia, es el vientre al que regresa para escribir. “Me siento feliz al verlo. No hay otro lugar en el mundo en donde preferiría estar. Cuando yo entro del aeropuerto y lo contemplo, ya mi alma vuelve a estar dentro de mi cuerpo. Ya estoy completa. Yo siento que este paisaje soy yo”, dice.

Ocre, cobre, arena la rodean y la visten. Sonrisa larga o abierta carcajada de molares mostrados, ojos pequeños y vivaces, movimientos suaves, poeta y militante feminista, exguerrillera y política, Gioconda combina sus distintas capacidades con un humanismo que las atraviesa transversalmente. Lejos está la niña con el mandato de complacer para ser amada, ahora está la mujer que con La Fuente de la Vida de Betty Friedman, en sus manos, construye su espacio hacia el Tercer Tiempo de su existencia. Tras años intensos de guerrilla y política que desarrolló al mismo tiempo que su escritura y mujeritud desde jovencita en Nicaragua, Gioconda paladea la aventura del conocimiento, la aventura de ser ella misma.“Hay cosas que no se han procesado porque las has vivido intensamente, hay cosas también que no hemos conocido. La historia de las ideas, de la filosofía, de la humanidad”, explica.

En sus teorías de vida, Belli asegura que todos necesitamos que nos “maternicen”. “Esto tiene que ver con la soledad del ser humano. Nacemos solos y morimos solos”, dice para acotar que hay un momento en que esto no sucede y es cuando estamos dentro del vientre materno en el que “hay un vínculo umbilical y placentario, con ese amor que te acurruca y te da un sentido placentario”.

Maternización hay tanto en el hombre como la mujer en el sentimiento primario de amor. Pero porque la maternidad se convierte en un rol social, es la mujer la que más lo desarrolla, aunque los hombres también puedan maternizar.

“En los mandatos del eterno femenino, la sociedad nos forma para ser para los demás y para negarnos a nosotras mismas. Pasamos la vida peleándonos con ese mandato y aprendiendo qué queremos y quiénes somos. Debemos hacer un proyecto de vida que sea nuestro y no determinado por las necesidades y los mandatos de los demás”, insiste Belli.

“Y al estar clara de lo que sos, lo que tolerás y no tolerás, aún dentro de una pareja, donde hay siempre concesiones, pero se determina lo que no es negociable. Es mucha la fortaleza interior que adquirimos las mujeres cuando aprendemos que también nos debemos a nosotras mismas, que tenemos responsabilidades con nosotras mismas , que no podemos hacer feliz a nadie si no somos felices. Porque para dar hay que tener que dar. Si estás vacía, triste, furiosa, frustrada, no tenés felicidad y tampoco podés darla”, explica Belli.

La manera de ser de Gioconda es de generosidad a toda prueba. De esta manera regaló a un compañero de guerrilla, el dinero correspondiente a su primer premio en poesía. Este fue el Mariano Fiallos Gil de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua logrado con su poemario Sobre la Grama en 1972.

“No he sido materialista. No es que haya vencido esas tentaciones. Es que así soy. Nunca le he dado importancia a las cosas materiales. Yo para vivir sólo necesito una buena cama, un buen escritorio y una computadora. Y si estoy en Nicaragua, un carro también. Cosas lindas y sencillas que me rodeen como estas artesanías, mis libros por supuesto, que muchos de ellos me han golpeado tanto, como Rayuela de Cortázar, y mi música que es variada. Cuando conocí a Cortázar en Nicaragua, le dije que quería caminar París con él para repetir los pasajes de Rayuela. Y en 1984 lo hicimos. Fue una de las cosas que me dio la Revolución”, recuerda contenta.

De su primer libro publicado y premiado a este último de poesía “Mi íntima Multitud” con el que ganó en 2002 el Premio Internacional de Poesía Generación del 27, Gioconda advierte un mayor conocimiento actual del idioma español y su comprensión mayor de la literatura como lenguaje de expresión. “Ha sido un proceso intuitivo. Uno va desarrollando unas antenas para “detectar la mierda”, como decía Henry Miller. En parte una va siendo consciente que es un oficio que tiene su intrumental y parte de esto es el lenguaje, la gramática. Es increíble lo de las fallas gramaticales. Yo releo mi primera novela, “La Mujer Habitada” y veo que nadie me corrigió al editarme. ¡S i parece que saqué un salero de comas y se lo eché encima!”, dice divertida.

“La gramática se me ha convertido en hobby. Le agarré amor. Cuando trabajás con el idioma tenés intimidad con él, le agarrás todos los secretos. Lo que podés hacer y hasta lo que podés violar. Una cosa es saberse expresar, hilvanar historias, mantener la atención. Otra cosa es saber escribir; saber usar el lenguaje adecuadamente. Pero uno escribe lo que puede. Debe tener la humildad de saber lo que puede dar en un determinado tiempo de su vida. En La Mujer Habitada, escribí mucho las primeras cuarenta páginas. Y luego me dije que hasta allí podía llegar. No me arrepiento de haberlo publicado. Me escriben cartas sobre ese libro que me dejan asustada”, explica.

Desde las puertas encristaladas de su sala se empieza a advertir una tormenta en el hueco del valle de Ticomo. Fuerte, la naturaleza hace temblar los vidrios y entra con la lluvia. Gioconda cierra las puertas y se vuelve a sentar sabrosamente en el útero de su sillón.

-¿Tiene miedo a la vejez, a la decrepitud física, a la pérdida de la belleza, a la muerte?
-Sí. Claro que hay miedo a todo eso. Ahorita estoy bien, pero paso mis épocas. Me da miedo perder mis facultades. Me da miedo el momento de la muerte. Si supiera que voy a estar conectada con alguien que va a dar el salto al mismo tiempo que yo. Pero hay soledad en la muerte. Me da miedo esa soledad. No sabemos que pasa en el momento. No podemos ni comentar. Ese es el gran misterio. Y como no soy religiosa, mi interpretación de la muerte es la de una energía que soy yo que se diluye y que se recicla. Es la noción de La Mujer Habitada, que te convertís en algo más.

No tengo miedo de perder mi capacidad de amar. Esa se construye día a día. Me gusta la investigación que hago cuando escribo mis novelas. ¡Es maravilloso lo que somos los seres humanos, cómo uno pone sobre lo que puso el otro! Y ahora es una maravilla para mí ganarme la vida con este oficio de escribir!

-Si la poesía es una tormenta eléctrica para usted, ¿qué es la prosa? -La prosa es un trabajo organizado, estructurado, con horarios, agobiante, desafiante. A veces te fluye, pero otras hay que encenderlo como lo hacía mi papá con el motor diesel en el mar, con una cuerda que halaba. En la prosa hay que tener disciplina, aunque el motor no encienda. Hay que quedarse sentada y seguir escribiendo, aunque luego borrés, porque sólo escribiendo se te va a encender el motor. Pero cuando te agarra la pasión y estás inserta en la novela y no querés ver a nadie, hablar con nadie. Todo te estorba.

Gioconda considera que su mayor virtud es el optimismo y el mayor defecto la impaciencia. Y que Janis Joplin, Eric Clapton, Led Zepelin y los Beatles la acompañan con su música de los años setenta. También nos dice que para ella es imprescindible la amistad, sus hijos, su hombre, su amor, las sonrisas, las carcajadas, una vida a colores, un libro, ella misma.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

María, gracias por traernos de nuevo a Gioconda. Creo que ya en alguna ocasión hemos hablado de ella, ¿no?
Precisamente este verano leía “El pergamino de la seducción” recomendado por una amiga y atraida por la siempre fascinante historia de Juana la Loca, y también por la necesidad de volver a degustar su lenguaje después de haber leido en su día “El infinito en la palma de la mano” y algo de su poesía.
Con tu regalo-recordatorio me planteo ahora, que llevo tiempo sin hacer propuestas de libros por no encontrar alguno que me fascine, que quizá esta autora sería interesante para debatir, tal vez por el hecho de que a mí mísma me hace dudar...pues me gustan su lenguaje y algunos planteamientos pero hay algo que me falla en las historias que me cuenta.
En cualquier caso me alegro de “conocerla” y quién sabe si algún día te cuento que me la he encontrado paseando por su tierra –pero esto es otra historia-.
Ahora te regalo unas “gotitas de lluvia” en este poema de William Blake, que da título a la novela de la Belli:
“Para ver el mundo en un grano de arena
Y el cielo en una flor silvestre
Guarda el infinito en la palma de tu mano
Y la eternidad en una hora”

Cristina dijo...

En este momento de mi vida "hoylibresca", que tabién necesito que me “maternicen”, a lo mejor sería buena idea leer a alguien para la que "Descubrir lo hermoso del lenguaje es su reto diario".
Me encantaría mantener el infinito en la palma de mi mano y la eternidad en una hora.

Anónimo dijo...

Y para ti DESCUBRIR LO HERMOSO DEL LENGUAJE , cuando lees, cuando juegas, cuando escribes, cuando piensas...¿no es TU PLACER diario?

Piensa en ello cuando te venga la bajona o la corajina de no poder compartirlo, porque aún así es UN PLACER ¿o no?

Anónimo dijo...

¡Arañar minutos de un tiempo,
que siempre se nos acaba,
para poder disfrutar del infinito unos instantes!

Angela dijo...

Gracias por tu regalo,
María Norte, gracias por tu generosidad. Coincidiendo con María y Cristina, creo que en algún momento deberíamos leer algo de esta escritora para luego poder hablar con propiedad y posicionarnos. También me gustaría leer "Rayuela" de Julio Cortazar, aunque eso lo haré yo por mi cuenta, supongo que la mayoría ya lo habréis leido.
Mil besos, querida
María-Norte, estoy deseando verte.

Maria-Norte dijo...

Muchas gracias a la mano inocente que ha puesto bonito este regalo, colocando el lazo de colores.
Yo he leído de esta autora," La mujer Habitada" y alguna mas, me pasa un poco como a tí en cuanto a la prosa, pero me entusiasma su poesía.
Muchas gracias por el trocito del poema de Blake.
Cristina, no estes de bajón, tu si sabes descubrir " lo hermoso del lenguaje", y la creatividad y la imaginación y las ganas de compartir. No tienes más que echar una miradita a este blog que tu pariste.

Os pongo otro poema de ella, que tambien pude ser debatido.

No me arrepiento de nada

Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.

La mano inocente dijo...

De nada. Un placer.

Maria-Norte dijo...

En fín, no me queda otro remedio, porque si la del cumple quiere que vaya tendré que ir, no es que yo quiera ir ni que me haga ilusión veros a todas, ni que esté deseando comentar el libro, ni que quiera ver a mi hermana, ni que me guste mucho Sevilla ni ná ni ná, en fín Adela, cuenta con una más en la mesa para la cena de Octubre que ya tengo los billetes

Anónimo dijo...

¡Qué bonita mañana de domingo! Compartiendo fregona y plancha con billetes que nos traen vientos del norte, manos inocentes que decoran rincones, ojos que esperan jugar a la rayuela y mucha mujeritud, mucha, por aquí suelta...

William Blake dijo...

Canto del reír

Cuando los verdes bosques ríen con la voz del júbilo,
y el arroyo encrespado se desplaza riendo;
cuando ríe el aire con nuestras divertidas ocurrencias,
y la verde colina ríe del estrépito que hacemos;
cuando los prados ríen con vívidos verdes,
y ríe la langosta ante la escena gozosa;
cuando Mary y Susan y Emily
cantan "¡ja, ja, ji!" con sus dulces bocas redondas.
Cuando los pájaros pintados ríen en la sombra
donde nuestra mesa desborda de cerezas y nueces,
acercaos y alegraos, y uníos a mí,
para cantar en dulce coro el "¡ja, ja, ji!"

Cristina dijo...

Se ruega a aquella que tenga en su bolso el ticket y el plastiquito del conejito feliz, que no lo tire, vamos a tener que descambiarlo, y como no aparezcan dichos objetos me temo que por mu "escamondaos" que estén no podremos hacerlo.

Maria-Norte dijo...

¿ Escamondaos?
Según el diccionario:
Escamondar: (Del lat. ex y caput mondare, podar lo somero.)tr. Limpiar los árboles quitándoles las ramas inútiles y las hojas secas. Fig. Limpiar una cosa quitándole lo superfluo y dañoso.
Ese conejillo feliz que me temo no es Bugs bunny ¿ tiene ramas inútiles? ó lo que es peor ¿ Tiene algo dañoso para mi Ángela?