ED. EL ACANTILADO. 72 páginas.
Sinopsis
Los ojos del hermano eterno, libro curiosísimo en la obra de Stefan Zweig, está escrito como una leyenda oriental situada mucho antes de los tiempos de Buda. Narra la historia de Virata, hombre justo y virtuoso, el juez más célebre del reino, que después de vivir voluntariamente en sus propias carnes la condena a las tinieblas destinada a los asesinos más sanguinarios, descubre el valor absoluto de la vida y reconoce en los ojos del hermano eterno la imposibilidad intrínseca de todo acto judicativo. Virata llega a ser, después de su renuncia, un hombre anónimo a quien le espera, una vez muerto, un olvido todavía más perenne, el de la historia que sigue su curso prescindiendo del hombre más justo de todos los tiempos.
Esta mañana, después de elegirlo anoche en nuestra cena, he llamado a mi hermana para ver si lo tenía localizado, porque quería leerlo en el mismo original en el que mi padre pasaba sus páginas. Ella me ha contado que lo prestó hace muchos años y nunca se lo devolvieron. Movió Roma con Santiago y nada, el libro seguía sin aparecer.
Así que me he ido en busca de él a la web de Iberlibro. Encontré un ejemplar en Sevilla. ¡Ése era! ¡la misma portada, con las letras hundidas sobre la cubierta de tela verde y el señor indio, con el turbante!... Miré las características: Editorial Apolo, Barcelona 1938 (3ª edición).
¿Y si es el de papá? -me dijo mi hermana después de llamarla toda emocionada-. Animada por la bella historia que contó anoche Pilar sobre búsquedas de libros llamé a la librería en cuestión. Un amable librero, después de preguntarme mi nombre y explicarle por qué lo quería, me dijo: "sí, Cris, aquí lo tengo. Te lo guardo". A las 12 me escapé del trabajo para ir por mi joyita. Y he descubierto una librería increíble. Está en los trasteros de una casa. Miles de libros almacenados en busca de lectores. El amable librero me contó parte de la vida de este autor cuyo apellido cada una pronunciamos de una manera: "pobre, se suicidó en Brasil con su mujer...", mientras me enseñaba otros libros suyos, como El candelabro enterrado. "Cris, tu padre era inteligente. Ese es uno de sus mejores libros..."
Cuando lo tuve entre las manos, forrado con esmero con un papel de celofán blanco casi me temblaban las manos. Él también forraba los libros así... cosas de la postguerra. Tuve que esforzarme por ser amable, a pesar de la curiosidad que sentía por buscar su firma entre las páginas.
Y aquí lo tengo. Con una firma ilegible en la primera página -que no es la de mi padre... ¡ooooh!- y una fecha: Marzo de 1947, escrita con una bella caligrafía escrita con tinta azul.
Debo decir que a mi hermana le he comprado otro igual, que vendrá dentro de unos días desde Cádiz... ¿qué firma tendrá en sus primeras páginas?... mmmm... ¡la de misterios que guardan los libros!
(19/1/2010)
Los ojos del hermano eterno, libro curiosísimo en la obra de Stefan Zweig, está escrito como una leyenda oriental situada mucho antes de los tiempos de Buda. Narra la historia de Virata, hombre justo y virtuoso, el juez más célebre del reino, que después de vivir voluntariamente en sus propias carnes la condena a las tinieblas destinada a los asesinos más sanguinarios, descubre el valor absoluto de la vida y reconoce en los ojos del hermano eterno la imposibilidad intrínseca de todo acto judicativo. Virata llega a ser, después de su renuncia, un hombre anónimo a quien le espera, una vez muerto, un olvido todavía más perenne, el de la historia que sigue su curso prescindiendo del hombre más justo de todos los tiempos.
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Os voy a contar mi historia sobre este libro:
Para mí ese hermoso título está unido a la mesilla de noche de mi padre, donde los ojos de un indio, en una portada verde, observaban mis carreras infantiles, y un nombre que me llamaba la atención por su exotismo. Luego vi en el estudio de mi padre este cuadro dedicado a una de sus lecturas favoritas de este autor (otra era "Momentos estelares de la humanidad"). He leído muchos libros de Stefan Zweig, pero tenía aparcado estos dos... Esta mañana, después de elegirlo anoche en nuestra cena, he llamado a mi hermana para ver si lo tenía localizado, porque quería leerlo en el mismo original en el que mi padre pasaba sus páginas. Ella me ha contado que lo prestó hace muchos años y nunca se lo devolvieron. Movió Roma con Santiago y nada, el libro seguía sin aparecer.
Así que me he ido en busca de él a la web de Iberlibro. Encontré un ejemplar en Sevilla. ¡Ése era! ¡la misma portada, con las letras hundidas sobre la cubierta de tela verde y el señor indio, con el turbante!... Miré las características: Editorial Apolo, Barcelona 1938 (3ª edición).
¿Y si es el de papá? -me dijo mi hermana después de llamarla toda emocionada-. Animada por la bella historia que contó anoche Pilar sobre búsquedas de libros llamé a la librería en cuestión. Un amable librero, después de preguntarme mi nombre y explicarle por qué lo quería, me dijo: "sí, Cris, aquí lo tengo. Te lo guardo". A las 12 me escapé del trabajo para ir por mi joyita. Y he descubierto una librería increíble. Está en los trasteros de una casa. Miles de libros almacenados en busca de lectores. El amable librero me contó parte de la vida de este autor cuyo apellido cada una pronunciamos de una manera: "pobre, se suicidó en Brasil con su mujer...", mientras me enseñaba otros libros suyos, como El candelabro enterrado. "Cris, tu padre era inteligente. Ese es uno de sus mejores libros..."
Cuando lo tuve entre las manos, forrado con esmero con un papel de celofán blanco casi me temblaban las manos. Él también forraba los libros así... cosas de la postguerra. Tuve que esforzarme por ser amable, a pesar de la curiosidad que sentía por buscar su firma entre las páginas.
Y aquí lo tengo. Con una firma ilegible en la primera página -que no es la de mi padre... ¡ooooh!- y una fecha: Marzo de 1947, escrita con una bella caligrafía escrita con tinta azul.
Debo decir que a mi hermana le he comprado otro igual, que vendrá dentro de unos días desde Cádiz... ¿qué firma tendrá en sus primeras páginas?... mmmm... ¡la de misterios que guardan los libros!
(19/1/2010)
10 comentarios:
¡Historia tan bonita!
Te leo en un descanso del libro que hoy, casualmente- o no- tengo entremanos. Y casualmente -o no- lo tengo forrado también en blanco aunque sea el blanco de un papel de seda, no tiene firma, pero en los márgenes de algunas de sus páginas adivino una letra, casualmente-o no- perezaguileriana. Y casualmente –o no- habla de un misterio relacionado con unos libros...!
(Normalmente cuando me prestan un libro, suelo forrarlo, y éste del que te hablo, tu “Hijos del Mediodia”, con más motivo, pues venía sin sobrecubierta)
sí, me perdieron la sobrecubierta, y eso que era bien bonita... ¿que no tiene firmaaaaa? po se me pasaría, porque yo siempre los firmo (y casualmente -o no- también le pongo la fecha de la compra...)
ya me ha mandado Marta una foto del cuadro, y la he colocado arriba
Gracias de nuevo por tu historia. ¡Y por el cuadro! Y por la recomendación; me ha encantado la historia de Virata.
ohhhh! ha llegado el libro de Cádiz ¡sin firmaaaa!
kachiiiiiiiiiiiiiiiiis!!!!!!!!!!
Ya estoy colocadita a vuestra dispo...
¿SÓLO UN VOTO A 4 DÍAS DE LA CENA? ¿ESTÁIS PEREZOSAS O PROCRASTINADORAS?
qué empate más curioso y variopinto... 1-1-1-1
qué simetría de votos este mes: 1-2-1-2... ¡el debate promete!
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