lunes, 15 de abril de 2013

PETICIONES DEL OYENTE... MIL RAZONES

QUERIDA JULIA CARLOTA:

Atendiendo a tu amable petición, he buscado y encontrado el texto que me pedías, e incluso en mi deambular me he topado con este vídeo, para las perezosas que prefieran darle al play antes que leer un rato.

Espero que alguna de estas mil (y una) razones que nos da Facundo Cabral te sirvan para los objetivos que te has marcado, y que puedan también aplicárselas en su día a día aquellas otras lectoras que anden un poco distraídas, o desocupadas, o ambas cosas a la vez (que no deprimidas).

Sin más se despide tu fiel servidora
La luciérnaga distraída.








MIL RAZONES
[ Facundo Cabral]



No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la 
vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea: 
delfines, bosques, mares, montañas, ríos. 

No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un 
ser humano, cuando en el mundo hay 5.600 millones. 
Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, 
decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y 
gracias a la soledad me conozco... algo fundamental 
para vivir. 

No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo 
porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el 
Éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a 
Chopin a los 90, sólo por citar dos casos conocidos. 

No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que 
perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue 
dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo 
tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no 
te quita cosas: te libera de cosas... te aliviana para 
que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De 
la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que 
llamas problemas, son lecciones. 

No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos 
adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo 
mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. ¿Quién 
podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte... 
hay mudanza. 

Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, 
Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu 
abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más 
cerca del amor, porque el dinero nos distrae con 
demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace 
desconfiados. 

¡Haz sólo lo que amas y serás feliz!. El que hace lo que 
ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará 
cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y 
llegará naturalmente. 

No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino 
por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud 
todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la 
fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se 
cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me 
mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 o 
4 meses de vida. 

Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A 
ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás 
compartir la vida verdadera con los demás. 

Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo". 
Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa 
que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y 
decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es 
una adquisición. 

Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; 
porque si no eres feliz, estás amargando a todo el 
barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor 
para vivir, mandó matar a seis millones de hermanos 
judíos. 

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la 
tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de 
tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las 
flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la 
baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino 
chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los 
brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, 
el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero 
y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, 
Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, 
Rembrandt, Velásquez, Picasso y Tamayo, entre tantas 
maravillas. 

Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y 
las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo 
que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo 
sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)... y si 
le ganas, serás más humilde, más agradecido... por lo 
tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la 
culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a 
vivir cada instante profundamente, como debe ser. 

No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño 
que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo. 
Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando 
lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, 
como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que 
vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta 
convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en 
el mismísimo Amor. Y que no te confundan unos pocos 
homicidas y suicidas. 

El bien es mayoría, pero no se nota porque es 
silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, 
pero por cada bomba que destruye, hay millones de 
caricias que alimentan a la vida. 

Vale la pena, ¿verdad?. Si Dios tuviera un 
refrigerador, tendría tu foto pegada en él. Si él 
tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella. 
Él te manda flores cada primavera. Él te manda un 
amanecer cada mañana. Cada vez que tu quieres hablar, 
él te escucha.

Él puede vivir en cualquier parte del universo, pero 
él escogió Tu corazón. Enfréntalo, amigo ¡él está loco 
por ti! 

Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, 
sol sin lluvia, pero él si prometió fuerzas para cada 
día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino. 


"Cuando la vida te presente mil razones para llorar,
demuéstrale que tienes mil y un razones por las cuales sonreír".

2 comentarios:

Pilar dijo...

Después de leer este texto de Cabral, hay muy poco que decir. Alguien que vivió, imagino, sin soñar que le iban a pasar las cosas que le sucedieron, fantásticas y tremendas, incluido su final. Que sabía y sufría suficientemente de la vida... ¡Uf!Qué texto. Lleva a la reflexión.

julia carlota dijo...

mil gracias luciérnaga, yo no lo encontré entero pero a tí nada se te resiste en el ciberocéano.