lunes, 5 de diciembre de 2011

LECTORAS CON ARTE DICIEMBRE. CASORATI

Acabo de terminar el libro del mes y, tras dejarlo reposar en la mesa, he cerrado los ojos para paladear las palabras recién degustadas y buscar respuestas a las preguntas que revoloteaban en mi interior.


Hay libros para disfrutar y libros para pensar.

Es curioso, pero el libro de este mes también lo he visto en gama de grises. Únicamente se ha coloreado en mi mente cuando Meursault paseaba por la playa, bajo la fuerte luz del sol de Argel y con la espuma de las olas bañándole los pies. Incluso los personajes se me antojaban como unos actores de esas viejas películas en blanco y negro.

Camus escribe como si su protagonista nos contara su vida en una charla de café. No pretende hacerse la víctima, ni que lo justifiquemos, ni siquiera sabes muy bien por qué ese señor nos está contando todo eso. Pero el caso es que lo escuchas con atención. A ratos lo odias y a ratos lo quieres. A ratos piensas que es un extranjero, y en otros momentos sientes que eres de su misma patria.

“Todo es cierto y nada es cierto”, nos dice Meursault.

Este protagonista, a pesar de su individualismo y su indiferencia aparente ante lo que le rodea, reflexiona sobre la vida y sobre los principios básicos que nos mueven a todos. La muerte, el amor, la justicia, Dios, la libertad…

Al final de su vida, lo único que le queda de la realidad es el trozo de cielo que ve desde la ventana de su celda, y en su reflexión nos dice: “A partir del instante en que aprendí a recordar, concluí por no aburrirme. Comprendí entonces que un hombre que no hubiera vivido más que un día, podría vivir fácilmente cien años en una cárcel. Tendría bastantes recuerdos para no aburrirse”…

La imaginación es el mejor juguete que tenemos (eso lo digo yo, no Meursaut).

¿Podríamos nosotras vivir cien años sin aburrirnos, repitiendo una y otra vez los momentos vividos? ¿Cuántas veces recreamos los momentos del pasado?, en muchas ocasiones, algo que nos pasó vuelve una y otra vez a nuestro recuerdo, y lo adornamos, y creamos detalles que no habíamos visto, alborotando el conticinio, aliviando nuestro insomnio cuando "el día concluía y era la hora de la que no quiero hablar, la hora sin nombre, en la que los ruidos de la noche subían desde todos los pisos de la cárcel en un cortejo de silencio". Esas vivencias ocupan mucho tiempo más del que ocupó en la vida real. Todo es cierto y nada es cierto.

Después de estas palabras entenderéis por qué no me ha costado nada elegir el cuadro de este mes. Esta mujer de Casorati me ha recordado el momento en el que cerré el libro de Camus, y apoyándolo en la mesa, cerré los ojos para contestar a todas las preguntas que Meursault dejó revoloteando sobre mi cabeza.
Retrato de Silvana Cenni


Felice Casorati (1883-1963) fue un pintor, escultor y grabador italiano. Sus pinturas más conocidas incluyen composiciones de figuras, retratos y naturalezas muertas, que se distinguen a menudo por la inusual perspectiva.


Casorati nació en Novara, y mostró un temprano interés por la música y el arte. Para complacer a sus padres estudió Derecho en la Universidad de Padua hasta 1906, pero su ambición de ser pintor fue confirmada en 1907 cuando una pintura suya se muestra en la Bienal de Venecia. Las obras que produjo en los primeros años de su carrera son naturalistas en el estilo, pero a partir de 1910 la influencia de los simbolistas y en particular de Gustav Klimt hacen que derive hacia un enfoque más visionario.

En 1915 hizo una exposición individual en la Secesión de Roma III, donde mostró varios cuadros y su primera escultura en terracota barnizada. Ese año inicia su servicio militar en la Primera Guerra Mundial y duró hasta su baja del ejército después de la muerte de su padre en 1917.

En 1918, "intrigado por la atmósfera decadente de Turín con su punto de vista siniestro", se estableció allí con su madre y dos hermanas. Las obras que realiza en la siguiente década están marcadas por un énfasis en la geometría y la claridad formal, el "retorno al orden" que prevalecía en las artes como una reacción a la guerra.

Aunque muchos críticos encontraron su trabajo frío, cerebral, y académico, Casorati logró el reconocimiento internacional como una figura destacada en este movimiento. A menudo trabajan en tempera, Casorati se inspiró estudiando a los maestros del Renacimiento, especialmente de Piero della Francesca, como en su retrato titulado Silvana Cenni (1922). Esta composición simétrica de una mujer sentada con un vestido blanco es quizás la más conocida de las obras del artista. En ella, la cuidadosa representación de los volúmenes da como resultados, paradójicamente, en un sentido de irrealidad que es característico del arte de Casorati.

Fue arrestado en 1923 por su participación con un grupo antifascista, posteriormente Casorati evita enemistarse con el régimen. A partir de 1923, abrió su estudio a los jóvenes estudiantes de arte de Turín.

Después de 1930 Casorati ablandó un poco su estilo e iluminó su paleta.

Continuó exhibiendo habitualmente, ganando muchos premios, como el Primer Premio en la Bienal de Venecia de 1938. También realizó diseños de escenarios.

Murió en Turín en 1963.

Sus obras más importantes se encuentran en colecciones italianas, públicas y privadas, incluyendo el Museo de Arte Moderno Revoltella en Trieste y la Galleria Nazionale d'Arte Moderna.

11 comentarios:

La dama meditabunda dijo...

¿Podría yo vivir cien años de mis recuerdos? sólo recordando los libros leídos ya tendría cubiertos cincuenta, y si a eso le sumo risas, charlas, incluso malos ratos tendría un remanente para pasar otro tiempecillo enclaustrada... no sé, puede que tenga razón Meursault. Aunque desde luego,`prefiero ir acumulando material, por si acaso...

otra dama dijo...

Pues yo quisiera al menos un instante sin recuerdos; cerrar los ojos y dejar la mente en blanco; y después seguir viviendo.

la dama del pilates dijo...

¡ommmm! Isquiones bien plantados. Las escápulas separadas de la oreja. El cuello estirado y la fontanela mirando al techo. Inspirar. Expirar soltando todo el aire con el diafragma. ¡Ommmm! ¿quién dice que no hago bien el pilates?

La dama del futuro dijo...

Me aseguraron en Carrefour que este sillón tele-transportador me llevaría a Sevilla, pero abro los ojos y sigo aquí.

la estrella de la ilusión dijo...

!qué silencio hay en esta casa! No hay espíritu navideño ni nada. Ni una guirnalda, ni un buen deseo, ni un angelito con purpurina... Todo gris. Así está esta casa, triste y silenciosa. Voy a pensar un rato como despertar a las niñas de la casa.

La niña ausente dijo...

Que no, que solo estamos en reposo, enseguida volvemos a llenar la casa de color

La niña ausente dijo...

Que no, que solo estamos en reposo, enseguida volvemos a llenar la casa de color

la dama duplicada dijo...

horror! leo doble! ya sabía yo que no debía abusar de los martinis... ayyy... y la habitación da vueltaaas! cerraré los ojos a ver si se me pasa...

la dama de gris dijo...

Aun recuerdo el día que recorrí el camino desde esta casa hasta la iglesia. Desde la ventana la veía, tan lejos pero tan cerca, y salí ansiosa de encontrarme dentro con mi amado. Recorrí los campos casi a la carrera, con el ruido de los pájaros y el suave frufru de mi traje alborotando el paisaje. Todo era luz y alegría. Mi pelo brillaba con el sol tanto como los campos de maiz que me separaban de la iglesia. Y hoy... miro a mi alrededor y me pregunto ¿dónde habrán ido esa luz y ese color? ¿dónde volaría la ilusión? Vivo encadenada en este mundo gris. Pero si cierro los ojos, aún puedo ver el color.

la más frívola dijo...

¡Cuánto tarda en secarse esta laca de uñas!

la dama del absurdo dijo...

ommmmmm! con lo bien preparada que llevaba yo la literatura del absurdo y lo mona que me iba a poner, y la buena precena que tenía preparada, y me he pasado la tarde en el carrefour... eso sí que es filosofía del absurdo ¡ommmmmmm! ¡hasta se me han agarrotao las escápulas! ¡ommmmmmmm!