jueves, 7 de julio de 2011

Lectora con arte de julio... André Derain

Llegó el verano, y con él las ansiadas vacaciones. Acaba un curso escolar, el cuarto que pasamos juntas, y ya hemos comenzado a desperdigarnos en todas direcciones cual "camaradas errantes". Hay quien tendrá la suerte de conocer lugares exóticos, o por lo menos recorrer países desconocidos, de los que tanto leemos en los libros, y regresarán con mil experiencias nuevas en su retina y esa resaca de escuchar lenguas diferentes a la nuestra. Otras pasarán un tiempo en la tierra donde nacieron, rodeadas de caras familiares, repasando su vida a golpe de gintonics y chismorreos, y refugiándose del fresquito de la noche de su tierra arropadas con una buena manta zamorana. Algunas no dejarán reposar sus maletas, en un continuo ajetreo de la ceca a la meca y a la ceca de nuevo… incluso sé de una que alternará el ansiado fin de su año sabático con la vida familiar y playera que tanto le apetece. Otras nos conformaremos con aposentarnos en el sitio donde nacieron y crecieron otros, sin rastro de exotismo, ni de ajetreo, ni glamour de ningún tipo (lo digo sin acritud, que no se me ofenda una que yo sé, que lleva el glamour en las venas), y pasaremos los días descalzas y con el pelo alborotado, intentando echar raíces allí donde están sus ramas…


Pero seguro que en estos meses que nos van a separar, todas tendremos más tiempo para el “dolce far niente”, como llaman los italianos al precioso tiempo en el que el ocio está por encima del negocio. Es el dulce momento de procrastinar, de que la vida pase plácidamente, de dejarse llevar por la marea del tiempo, sin necesidad de mirar el reloj, que siempre va demasiado deprisa. "Son momentos de tranquila alegría, esas mañanas soleadas. Cuando el rocío resplandece sobre las malvas y cada hoja es una piedra preciosas, aunque no valga nada. No son horas para la prisa o el bullicio", sino para columpiarse, adelante y atrás, en la mecedora del porche, ahuyentando a las moscas con desgana hasta que llegue "un crepúsculo color púrpura".


Quizás en estas vacaciones lectoras podamos cargar las pilas que han ido descargándose con el ajetreo diario, y pensemos en nuevos proyectos para el curso que viene: ¿escribir un libro?, ¿tener un niño?, ¿plantar un árbol?... ¡hay gente pa tó!... o puede que se os ocurra algún proyecto, pensando en "la historia de cómo ese grupo llegó a formarse, de cómo floreció y creció hasta ser una organización hermosa y sabia"... (es curioso, aparecen frases en mi mente, como si alguien me las dictara...)


A lo mejor en algún momento nos veamos como la señora de este cuadro de André Derain, asomadas a una ventana en un dolce far niente, disfrutando del paisaje que tenemos ante nosotras y con nuestros pensamientos volando más allá de las nubes. Mientras, un bloc de notas y un libro esperan ser abiertos sobre una mesa… ¿La Regenta, quizás?


Espero que paséis unas magníficas vacaciones, y que cuando os asoméis a esa ventana vacacional y veáis "el cielo de una tonalidad brillante tan melancólica como un recuerdo" (¿dónde habré escuchado yo esa frase?), os acordéis, por un ratito, de esta ventana virtual que os estará añorando.

¡A DISFRUTAR!




André DERAIN (1880-1945) 
"La ventana"


El entusiasmo precoz de André Derain por el dibujo y la pintura no habría pasado de mera afición si hubiese seguido el consejo de su padre, pastelero y consejero municipal de Chatou, que ansiaba ver a su hijo trabajando en una profesión típica de la burguesía. Tras estudiar el bachillerato abandonó su proyectada carrera de ingeniería por la pintura. Comienza a pintar en 1895 y en 1898-99 se inscribe en la Academia Camillo, y en sus asiduas visitas al Louvre conoce a Matisse. Perteneció junto con Maurice de Vlaminck a la Escuela de Chatou e integra el grupo de Los Salvajes (Les Fauves) creadores del fauvismo, llamados así por los colores atrevidos e irreales que utilizaban, y que resultaban bastante chocantes para los críticos de aquella época. Fue influenciado por el cubismo y el primitivismo y fue gran amigo de Henri Matisse y Pablo Picasso con quien vivió un tiempo en Montmartre.


En 1916 el galerista Paul Guillaume le dio su primera exposición individual en su galería con un prólogo de Guillaume Apollinaire, e ilustró Mont de Piete de André Breton. Sirvió en la Primera Guerra Mundial en los Vosgos y estuvo destacado en Maguncia hasta 1919. Su fama creció al ganar el Carnegie Prize en 1928 e hizo exposiciones en Londres, Berlín, Fráncfort y Düsseldorf en 1929, y en Nueva York y Cincinnati en 1930-1931. 


Sus desnudos, imágenes de Londres y composiciones espontáneas le dan mucha fama.


Se muda a Chambourcy junto a su esposa Alice Princet y su hija, alejándose de su grupo de amigos e intelectuales que acaban por criticarlo duramente.


El temperamento contradictorio de André Derain alcanza el paroxismo durante la ocupación alemana. La aparición de sus obras fauves en la exposición nazi sobre "arte degenerado" no le impidió acompañar a otros artistas en un viaje por Alemania organizado por el Tercer Reich a finales de 1941. Aunque es muy posible que se dejase engatusar tanto por intereses personales -un destacamento militar alemán había ocupado su mansión en Chambourcy- como profesionales -denunciar la situación de los artistas deportados-, comprobó finalmente que sólo se trataba de una estratagema ideada desde Berlín. Derain no sacó nada en limpio de dicho viaje y, acabada la guerra, hubo de responder a graves imputaciones por su supuesto colaboracionismo. Quizá esto explique su progresivo distanciamiento de la escena pública y el tenebrismo de sus últimas obras; las tonalidades oscuras de los paisajes, la violencia de las escenas mitológicas, la profunda melancolía del último autorretrato, marcan una distancia insalvable con el encendido cromatismo y la alegría de vivir presentes en todas y cada una de sus magistrales composiciones fauves.


En 1947 diseñó los decorados de un ballet en Covent Garden y en el Festival de Aix-en-Provence los de El rapto en el serrallo de Mozart y El barbero de Sevilla de Rossini en 1947 y 1953 respectivamente. Ilustra el Pantagruel de Rabelais en 1943.


Regresa a Chambourcy en muy malos términos con su esposa Alice, el pintor tuvo dos hijos con modelos, y la pareja acaba divorciándose en medio de agrias disputas legales. Murió tras ser atropellado por un camión en Garches.

18 comentarios:

Desde dentro dijo...

Ha pasado mucho tiempo, demasiado, sin asomarme al balcón.
Durante este largo período, he visto pasar la vida desde el interior,asomada a la ventana desde dentro, desubicada, en un lugar que no me gustaba.

Siempre estuve en el otro lado, el paciente era otro, y en este nuevo lugar, ahora el paciente era yo, no sabía que hacer, como actuar, me sentía perdida, no me reconocía.

Ahí, está todo esperando, los libros, las cartas, las conversaciones y sobretodo ....la alegría.

A veces me pregunto cuanto falta?, como los niños en un viaje largo ¿ cuando llegamos?

Ahora leer es un esfuerzo, en lugar de un placer, como había sido siempre, los personajes, huyen de mi cabeza, la trama se pierde, mi cabeza emigra a otros sitios poco agradables.

Pero tengo algo grande, la esperanza y sé que queda muy poco para poder abrir de nuevo mi balcón y dejar entrar todas esas cosas que hacían que mi vida me gustara.

deseando verte, dijo...

Desde el sur me asomo cada día a mi ventana “para no perder el norte”...

Y dejo mi balcón abierto para tí.

la Cristi, desde el balcón dijo...

¡uyyyy, que brisita más buena hay en este balcón! ¡y veo todo lo que se cuece en el pueblo desde las alturas! ¿no es eeeeesa la que yo me imaginoooo? anda, qué buena señal, ya se asoma a las ventanas, sin duda dentro de poco la veré correteando por el pueblo. Ayyy, tengo que comprar pastas, la voy a invitar a tomar un té, echaba yo de menos chismorrear con ella... ¡Yuhuuuuu, maryyyyyy, estoy aquíiii! ¡no leas si te cansas, pero chismorrea de vez en cuandooo!

mar-ia-tini sorprendida dijo...

¿ Un te con pastas ?¡¡¡¡¡.

mar-ia-tinez incrédula dijo...

digo yo que lo del té con pastas será para disimulá ¿nooo?

mar-ia-tini sorprendida dijo...

Eso espero, las buenas costumbres están para mantenerlas

Tía orgullosa dijo...

La ví irse, desde esta ventana.

Encima de la mesa están, el libro de su vida, apenas terminado el prologo y mis cartas, en las que la cuento todo lo que la quiero y que nunca enviaré por pudor.

De espaldas, la asomaban, entre sus omóplatos, las pequeñas alitas que empezaban a despuntar.

Va a ser un largo mes, sin ella cerca, pero lleno de ilusión, de esperanza y de ganas de que todo sea amable con ella.

Desde esta ventanas, espero su vuelta, con la tonta ilusión de saber todo lo que ha vivido, pero ya sé que con esta edad no son muy de contar, y menos a su tía todo lo que ha sentido, me gustaría saber todo, todo, pero me conformaré con su sonrisa y con su abrazo.
Vive Paula¡¡¡¡

esteinbekiana dijo...

Desde mi ventana pienso en esa Dulzuras Ramírez que asomada a la suya “esperaba sumando noches hasta hacerse meses, renovando su esperanza cada vez que divisaba un ser humano avanzar por el camino dentro de un par de pantalones”. Ella sí que era una dama, ¡igualita que la amiga Teresina Cortez!, que a sus treinta años era todo lo agradable que puede ser una mujer madura, y con ocho retoños ya en el mundo se seguía asombrando cada vez que tenía uno, llegando incluso a creer que el acto amoroso no era estrictamente necesario para ello ¡pobre! Me pregunto que pensaría de todo esto su anciana madre, desdentada y seca, y con las indelebles huellas de sus cincuenta años a cuestas.

Ahora entro en mi habitación y me observo en el espejo; sonriendo pienso en Esteinbe y mientras acaricio al señor Alejandro Thompson que deja escapar un prolongado aullido de satisfacción, abro de nuevo un libro.

secretaria frustrada dijo...

¿quién me mandaría a mí meterme donde me meto? ¿quién? a ver si el viento de la tarde me despeja... ¡uy, qué nubarrones! ¿quién me mandaría a mi ofrecerme de secretaria, con lo desastre que yo soy para los papeles? ayyyy... ¿y ahora cómo les digo yo a estas que no encuentro los estatutos con las correcciones? ayyyy... ¿quién me mandaría a mi tomarme aquel dichoso gintonic? ¿lo dejaría sobre la mesa del restaurante? ayyyyy... me voy pa dentro a seguir buscando

el camarero dijo...

¿no estarán entre los libros que le devolvió su amiga?

exsecretaria antes de serlo dijo...

¡camareeeeroooooooo! ¡yuhuuuuuuu camareeeroooooo! ¡aquí, arriba, en el balcón! ¿se acuerda de mi? siiiiii, que estuve el otro día tomándome un gin tonic con unas amigas ¿sí? ¡ah! bueno... ¿no me dejaría yo ahí unos papelitos mu monos con una muñeca colorá, nooooo? noooo, mis amigas dicen que no lo tienen, y yo llevaba una bolsa con libros y tampoco... ¿que le va a preguntar al encargado? valeee, bueno, más o menos me acuerdo de todo lo que anoté, pero, vamos, que si lo tiene el encargado, pos mejor, porque clarooo, me presento a las elecciones de secretaria y no está bonito que los pierda... ¿que el encargado no viene hasta mañana? ah! ¡vale! pues mañana le pregunto.... graciaaaas, panaaaaderoooooo.... digo camareeeeroooooo....

indignada olvidadiza dijo...

He decidido salir al balcón todas las mañanas.
Aunque sólo sea un momento.
Para airearme y renovarme, respirar hondo, disfrutar de la vista, asustar a las tórtolas, levantar un pie y acariciarme la cabeza, poner los ojos bizcos, desperezarme, buscar el cielo, los pájaros, los árboles, los dibujos de las tejas, la luz.
Acordarme de todos y cada uno de los motivos que tengo para ser feliz.
Y volver a la habitación llena de fuerza y dispuesta a afrontar esta mierda de crisis que no va borrarme la sonrisa (lo voy a anotar en mi libreta para que no se me olvide).

trastornada por el post-pilates dijo...

Querida indignada olvidadiza:
me gusta lo que dices aunque estés como ausente. A mí también me gusta airearme, y renovarme, y respirar hondo, y disfrutar de la vista desde este balcón, sobre todo si veo tu andar pausado recorriendo la calle. No estoy tan de acuerdo con lo de asustar a las tórtolas ¿qué te han hecho a ti las tórtolas?. Lo de levantar un pie depende de cómo se levante, te lo digo porque lo sé de buena tinta, que todavía tengo agujetas de la última vez que lo hice y una tendinitis a tu edad más que avanzada es peligroso. Claro, puede que tú seas más flexible y no se te resientan los isquiones como a mi. Lo de acariciarse la cabeza tengo que probarlo, pero cuidadín con lo de poner los ojos bizcos, sobre todo si en ese momento pasa una mosca puede resultar fatal para tu vida amorosa del futuro. Desperezarse es buenísimo para las escápulas de las crápulas, y buscar el cielo mejora tus cervicales. Aprovecha lo de mirar los pájaros, los árboles, los dibujos de las tejas, la luz alternándolo con una inspiración-respiración-expiración-suspiración dirigiendo tu mandíbula al segundo dedo del pie y tu fontanela a la lámpara del techo. No sé si mejorará tu felicidad, pero la mía seguro que sí si estoy presente, así que... ¡a la porra la crisis mientras tengas a la cristi!

aprendiz de escritora dijo...

Ya lo tengo todo dispuesto. A mi izquierda el paquete de klinex, el tintero, la pluma que él me regaló en el viaje a Venecia y el papel en blanco. A mi derecha mi diario y el album de fotos, para recordarlo todo con pelos y señales. Ya sólo me falta lo más importante para escribir mis memorias: LA INSPIRACIÓN.

Indignada a transtornada: dijo...

He cambiado de idea. No voy a salir todos los días un ratito a mi balcón. Voy a salir al tuyo y contigo. ¡Mil veces más divertido, dónde va a parar!

perdida en el tiempo dijo...

perder el tiempo, perder el tiempo... ¿por qué le llamarán a esto perder el tiempo? he andado descalza sobre la arena mojada, viendo cómo se acostaba el sol y salía una gran luna llena, he charlado con mis hijos mientras desayunábamos tranquilamente, he charlado y reído, he sentido el sol y el agua salada sobre mi piel, y desde este balcón he luchado en la guerra civil con las palabras de Hemingway mientras los pájaros volaban sobre mi cabeza... ¿es esto perder el tiempo?... ¿y mañana, cuando suene el despertador a las siete para ir a trabajar? ¿qué voy a hacer? ¿ganar el tiempo? ¡anda ya!

sola en casa dijo...

con las ganas que tenía de quedarme sola... tenía una lista de cosas pendientes, pero ahora... este silencio en la casa es ensordecedor, voy a asomarme al balcón, a ver si encuentro a alguien para irme de parranda... ¿a'onde andará Danny?

la acuarelista frustrada dijo...

La tarde era perfecta, el cielo nublado, la casa tranquila... así que preparé todos mis bártulos para pintar: acuarelas, lápices y pinceles, mi silla de playa, el cuaderno. Todo a mi alrededor, en un batiburrillo pictórico. Estaba inspirada. El dibujo me salió bien, las proporciones correctas, el encuadre que yo quería... Y cuando más animada estaba... ¡el joío perro se ha bebido el agua de mis acuarelas! ¡está visto que no hay tarde perfecta! ¡me saldré al balcón a despejar mi frustración!