sábado, 12 de abril de 2014

Acta de marzo en abril.

25 DE MARZO. ENTRECÁRCELES (Y NUDOS)

"Atando cabos" de E. Annie Proulx

ASISTENTES:



Elena, Cristina, María del Mar, María Sur, Ángela, Pilar, Rocío, Arcelia, Adela y yo, Marga.
Invitado: José Luis



Se ata a Zygmunt  Bauman en un extremo
 y en el otro a Byung Chull Han. 
Se anuda ligeramente la cuerda 
alrededor de una mesa 
y así se consigue atraer 
la atención de todas las comensales.
El libro de los nudos de José Luis”.




Estrenamos la primavera acudiendo a nuestra cita mensual el pasado martes 25 de marzo. Sólo faltó una florecilla para completar el ramo. No asistió, muy a su pesar, nuestra María Norte. 

Los vientos del sur fueron más venturosos y nos trajeron a otra de nuestras hijas pródigas. Gracias, María Sur, por tu esfuerzo para estar con nosotras. Y a Arcelia, que volvió a compartir este kitkat entre maleta y maleta antes de dejarse llevar por los vientos germanos.





Nuestra cena empezó con José Luis Nieva, el invitado de Rocío, ilustrándonos sobre la modernidad líquida, eros y pensamiento, escritura creativa y uncreative writingy exhibicionismo digital. 

Habríamos dejado mudos a los colegas del “Pájaro charlatán”, pero el deber nos llamaba, así que, después de tan suculento aperitivo, comenzamos a atar o quizás a desatar cabos para llegar al alma de este premio Pulitzer que ha despertado opiniones encontradas: “Me costó meterme al principio en la novela”… "pues a mí me gustó menos la segunda parte"… "me ha parecido un libro genial"… "no lo recomendaría"…

Hubo quien habría quitado al menos 70 páginas, y quien habló de ritmo arrítmico. Se discutió sobre si había realismo mágico o no, e incluso se apuntó la evidencia de la mano de un periodista por la manera de contar algunas de las historias. Y coincidimos en pensar que parece que el libro se desarrolla en un tiempo más antiguo, por la vida en ese pueblo tan aislado.

Comentamos cómo se transforma la personalidad de Quoyle al cambiar de aires. En New York era un personaje exagerado, torpe, fracasado, con problemas a la hora de relacionarse. Pero al llegar a Terranova se convierte en una persona correcta, volcada en un trabajo donde se le valora, y es un buen padre. Quizás la autora simplemente nos esté hablando de que las segundas oportunidades son posibles. Si es así, bienvenidas sean.

En lo que sí coincidimos todos es en lo bien que la autora nos traslada a ese paisaje bello pero de condiciones  meteorológicas extremas, y en el devenir de un pueblo marcado por una naturaleza agresiva.

La profusión de frases cortas sin verbo también se ha interpretado de formas distintas, siendo vitoreado  en un ala de la mesa  y abucheado enfrente. Lo mismo sucedió con las descripciones exageradas y metáforas rebuscadas que aparecen a menudo.

Algunas echamos de menos una mayor definición de los personajes. No es por cotillear, pero nos hubiera gustado saber algo más de esa tía Agnis y de su pareja, de las vicisitudes por las que pasó tras ser violada por su propio hermano y de cómo llegó a convertirse en una talentosa empresaria.

¿Y el final? ¿Esperanzador? ¿Apropiado? ¿Esperpéntico? 


Por si no hubiera sido suficiente con ver resucitar a un ahogado, hubo quien interpretó que la tía Agnis era la verdadera madre de Quoyle, fruto de la violación. Hizo falta una copa de vino y una relectura para que salieran de su error.

Para nuestro próximo encuentro del 22 de abril  leeremos  “El edificio Yacobián”, de Alaa Al Aswany, propuesto por Mª del Mar.

Como ya ha comentado Cristina en su entrada de las lecturas de abril, Pililebe ha amenazado con emular a Rocío con su “El marino que perdió la gracia del mar” y reincidir cuantas veces sea necesario en la propuesta de  “Largo viaje hacia la noche”. Nos prepararemos para la campaña.