Este mes está dificilísimo elegir una sola lectora con
arte entre todas las que aparecen entre las páginas de "La liebre con ojos de ámbar": ¿pongo a la desgrañada Bohemienne de Renoir, con
su alborotado y pelirrojo cabello? ¿o a la solitaria bebedora de absenta de
Degas? ¿y si busco el retrato que Leon Bonnat le hizo a Louise, la amante de
Charles, aquella que tenía tiempo de tener cinco hijos, un marido y un amante?
¡qué dilema!
Aunque a
mí, la verdad, me va más la bohemia vida parisina de Charles, con sus
tertulias con los impresionistas y sus viajes por Europa en busca de obras de
arte, que la vienesa, con sus techos dorados y el recargado arte vienés, lleno de guirnaldas, cariátides y puttis.
He sentido la pasión de ese hombre por
coleccionar, por rodearse de sus obras de arte preferidas, y
disfrutarlas mientras se calza sus zapatos o levanta su mirada del libro que está leyendo. Y lo entiendo. Ya sabéis que mi
sueño es ser cosmopolita, y aunque lamentablemente mi economía no me lo
permita, por un módico precio he vivido esa vida con la mente, trasladándome a París e imaginándome sentada en ese sillón amarillo al lado de mi "nit de parade" con dosel y rodeada de tanto arte. Esa es la magia de la lectura. Tanto me he dejado llevar por el espíritu Ephrussi (ha sido algo así como el síndrome de Stendhal que les da a los visitantes en Florencia pero en el salón de mi casa), que me he puesto a pintar
de dorado una vitrina donde guardo mis “pequeños recuerdos heredados”. No son
netsukes, pero bueno, por algo se empieza. Está quedando monísima. Una de las cosas que más me ha
gustado de este libro es cómo esa familia, que lo ha tenido todo, valora tanto
unos pequeños objetos artesanales que han pasado de mano en mano a lo largo de
generaciones.
Pero vuelvo a Charles y a su magnífica colección de arte y me dejo de desvaríos. Me
he quedado impresionada (nunca mejor dicho) con la cantidad de obras impresionistas que atesoró,
obras que hoy en día están repartidas a lo largo y ancho de los museos de este
mundo, y que hemos visto miles de veces en libros de arte o en la web. Así que yo también he hecho una lista, me he puesto a "vagabundear" y he creado nuestra propia pinacoteca
para este nuestro gabinette preferido. Voy a prescindir de los paisajes, y, aunque me pese, de los magníficos espárragos de Manet (y del que se escapó del manojo), para centrarme en aquellos cuyos personajes pueden inspirarnos historias.
Las primeras obras se las compró a BERTHE
MORISOT, aquella que "muele pétalos de flores sobre la paleta para esparcirlos después sobre la tela con pinceladas etéreas...". Una de ellas es "una mujer
sentada, su hijo, un perro negro y una red para cazar mariposas" (80)
Otra es "una criada
al cuidado de un niño -azul, verde, rosa, blanco, moteados por el sol-". (80). En realidad este se llama "La cuna", y la modelo es Edma, su hermana, y una de sus modelos habituales. En esta tierna imagen maternal posó después del nacimiento de su segundo retoño, Blanche, a finales de 1871. Edma mira a su hijita a través de los velos de la cuna. Es un cuadro sobre la mirada, uno de los temas preferidos de Morisot en los años siguientes
Y a varias "bailarinas nerviosas" de EDGAR DEGAS, ¿sería este cuadro de nuestras bailarinas preferidas uno de los de Charles? ¡ya sería casualidad, porque de ballet tenía muchísimos!
No he encontrado ninguno con el nombre de "Dos mujeres en la camisería", pero estas dos están planchando camisas. Bueno, en realidad, es sólo una la que plancha, la otra está bostezando como una loca...
Del mismo autor tenía muchos, como el precioso retrato de este lector con arte. "He aquí a monsieur Duranty, sentado en su escritorio entre grabados y libros. Y con él sus dedos tambaleantes, sus afilados ojos burlones, su aguda expresión inquisitiva, su sonrisa sardónica de humorista inglés" (89). Edmond
Duranty, novelista y crítico de arte, fue el que dijo que en los cuadros de los impresionistas "la persona nunca ocupa el centro de la tela, el centro del escenario. Nunca se la ve entera..." (92)
También le compró a estos dos señores, bastante más serios. Son "el general Menillet y el rabino jefe Astruc".
Degas pintó mucho en las carreras de caballos, y no sé exactamente cuál sería ése que reflejaba "la salida de una carrera de Longchamp, donde Charles iba a ver los famosos caballos de su tío Maurice", pero puede que fuera éste, donde los caballos parecen impacientarse antes de salir en estampida para llegar raudos a la meta.
Precioso también este de dos mujeres en la sombrerería, de las que sólo vemos sus nucas, y una parece ajustarle a la otra las cintas de su sombrero.
No he encontrado más que a esta bebedora de absenta, y aunque no jueguetea con la copa, y tiene un hombre sentado al lado, parece, por su expresión, encontrarse bastante sola, con la mirada perdida en algún lugar lejano.
Y pasamos a RENOIR, un pintor que siempre me recuerda a las cajas de bombones de nuestra infancia, pero que también era uno de sus favoritos, y al que le compró "La Bohemienne", esa "desgreñada
gitanilla pelirroja, con ropas de campesina, que está de pie bajo un sol feroz sobre un fondo de árboles y pastos. A punto de echar a correr y no detenerse, es claramente parte del paisaje" (90)
No sé si esta será "la parisina de labios rojos con el jersey azul" o "la despreocupada mujer del manguito y la rosa lacada en el ojal", pero desde luego nos atrapa con su viva mirada.
¡Impresionantes! ¿no?. La verdad es que podíamos dedicarle unas cuantas entradas nada más que a la cantidad de obras que aparecen en el libro. O a las obras de arte con inspiración japonesa. O al arte vienés. O a... Pero por hoy acabo con este paseo por el gabinette de Charles, y me voy a darle otra mano de dorado a mi vitrina.
Au revoir, mademoiselles!
8 comentarios:
Me encanta pasear contigo de la mano
Hola a todas !!!
Gracias por mostrarnos imágenes de cuadros tan maravillosos y que resulta increíble, y envidiable, que pudieran estar en manos de una familia.
Podrías añadir alguno más, de Calleibotte "El puente de Europa" (aunque prefiero "Los acuchilladores de parqué") y de Renoir, "El almuerzo de los remeros". En este último aparece Charles al fondo del lienzo charlando, vestido de negro y con sombrero de copa
Por cierto, ¿qué pasa con la cena? ¿nuestra organizadora lo tiene tan en secreto que ni siquiera nos lo cuenta a nosotras? o ¿me he perdido y está colgada la entrada en algún sitio que no veo?
Adela... ¿eres tú?... Manifiéstate!
LLego hace unas horas de estar en el Museo Van Gogh, en el Rijjs Museum, regodeandome con Veermer y Rembrandt... el resto los dejé pasar sin detenerme tanto porque las calles llenas de vida me llamaban a voces, y me encuentro con este regalo tuyo. Gracias, Cristina. Apenas si he sentido el tránsito a la rutina.
Un placer disfrutar contigo estos tesoros que mes a mes vas dejando en nuestra particular vitrina.
Y por si te apetece seguir vagabundeando te recuerdo el album de Emmy: “album de una fiesta de fin de semana con fotos de las chicas disfrazadas como personajes de cuadros de viejos maestros”... ya ves mon cher amí, una excusa como otra cualquiera para vernos y estar juntas y sacar del baúl terciopelos y pieles, delantales de criadas o sombreros emplumados de ala ancha, y pasearnos a ritmo de ópera por los salones de un pequeño palacio en “La coupe d^argent” o por los jardines de “Santaclarastrasse”
me encantó leer que Emmy tenía ese album, tan parecido al nuestro, y aunque el suyo puede que tuviera más glamour, no creo que se riera tanto como cuando nosotras hicimos el nuestro ¿lo recordamos? Santaclaraestrasse está disponible ¡pero yo me pido la bohemienne!
-te queda monísmo, chica, vas a quedar ideal en el cuadro del señor Renoir
-pues no sé, no sé… ¿no es demasiado "campestre"? y además, ¡me aprieta las orejas!
-mon dieu, mon dieu ¡que frívola eres! ¿no eres consciente de que vas a pasar a la posteridad?
-pues eso, Charlotte, es que no quiero pasar a la posteridad con un sombrero tan campestre!!
-¡leche, vaya arrugas tiene esta camisa! ¡y anda que las manchas que traía! ¡ni con el redingote se tapaban! ¡venga a frotar, a frotar y ahora a apretar, a apretar con la plancha ardiendo!
-Aaaaaaah, pues tómate una copita, verás como se te hace más llevadero tó
-chiquilla, Camille, bebiendo en horas de trabajo, que te van a despedir…
-ni hablar, monsieur Bellecose no me haría tal cosa, ¿no ves que soy su amante? me he mangao un traje de chifón y me cree una señorita empingorotá
-Vivir para ver... po estarás to el rató callá, porque como te escuche...
-que no tonta, ¿po no te has fijao que es sordo como una tapia?
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