A las 7 de la tarde, movidas por el espíritu de Belmonte, iniciamos nuestra particular búsqueda tras las huellas del torero. Nos plantamos en el estudio Manuel Gavira, antigua fábrica de hilos industriales, pegada a la plaza de la Maestranza, que recoge una exposición colectiva de temas taurinos. Ni rastro de nuestro torero, pero, eso sí, como premio a nuestro interés, nos topamos con un fantástico cuadro de Manolo Cuervo, otro de Lola Flores, varias pinturas, esculturas, objetos de decoración y hasta un outlet con cristales de la fábrica de la Trinidad. Nos comentó la encargada del local que aunque en la tienda no tuvieran nada del Pasmo de Triana, en la azotea había un graffiti con el perfil de Belmonte, y que podía verse desde las últimas gradas de la Maestranza. Muy curioso el estudio, al que acudimos azuzadas por Cristina, que en esos momentos estaba ocupadísima maldiciendo al galeno, que primero dio vueltas alrededor de su rostro evaluando la situación, para después banderillear y por último entrar a matar. Por suerte Cristina pudo asistir a la cena, aunque un poco maltrecha y con un apósito delator de la faena.
Nada más entrar en la Maestranza, Pilar se encontró a una colega con la que endurece isquiotibiales y que resultó ser nuestra guía en el paseíllo torero. Nos explicó las peculiaridades de la plaza: estilo tardo barroco con tendencias neoclásicas, su edificación se alargó durante 120 años, no tiene forma redonda… Preguntada por el grafitti, ni lo había visto ni había oído hablar de él y no tuvimos acceso a las gradas cubiertas superiores desde donde nos indicaron en Manuel Gavira que podíamos verlo. Sin dejamos vencer por la decepción y ejerciendo de turistas cámara en ristre, quisimos estrenar nuestros recién adquiridos conocimientos taurinos y nos permitimos interceptar alguna que otra pregunta dirigida a la guía, y contestar como si fuéramos doctas en la materia. Me acordé de esos personajes citados en nuestra lectura, que se las daban de entender de toros más que los propios toreros sin tener ni puñetera idea.
Al salir estuvimos hablando con Pilar, la compañera de Pilipink, de toreros, curiosidades…¡y de libros! Nos contó que en tiempos tenían una libreta donde anotaban anécdotas y preguntas dignas de mención de los visitantes a la plaza. Citó a una brasileña que, al ver horrorizada cómo maltrataban a los toros, comentó que ella pensaba que las corridas eran una especie de danza entre el torero y el toro, unidos en artística simbiosis con una perfecta colaboración y adiestramiento del animal, consiguiendo una gran belleza plástica con los movimientos rítmicos del capote. Para nada la brutalidad que había presenciado. Le rogamos a Pilar (que aceptó ser nuestra invitada próximamente) que buscara esa libreta para poder disfrutar de más anécdotas.
Salimos de la plaza por la puerta del Príncipe, como debe de ser, y nos
dirigimos hacia el Rinconcillo, hablando de las cosas propias de nuestra edad
(que incluyen sobre todo recuerdos de hace muuuchos años) y elucubrando sobre nuestros
invitados de esa noche.
Llegamos al restaurante y, ante la preocupación de Pilar por no conocer físicamente a su invitado, buscamos rápidamente en google una foto suya y, ya más tranquila, Pilar se apostó en la puerta de entrada para recibirle como Dios manda. Nos llegó una carcajada de Cristina: la foto que habíamos visto no era de González-Cotta, sino de Patrick Modiano, autor del último libro comentado en el club de lectura de la Fnac que dirige Javier.
Mientras Rocío nos informaba de que Ángel, su invitado, no podría asistir hasta bastante avanzada la cena, llegó Javier (el dilecto urbenauta, como he leído en algún sitio) y empezamos la reunión. Javier nos cautivó desde el primer momento. Buen orador, simpático, cercano y sin ambages, nos puso en situación inmediatamente hablándonos de su actividad, de su papel protagonista en el origen de la revista Mercurio, de los entresijos de editoriales y editores y, sobre todo, de la vida y obra de Chaves Nogales, completando los datos que habíamos ido recopilando en la Feria del Libro con apuntes oficiosos que recogimos con avidez.
A
medida que iba hablando se nos abría el apetito lector; cada libro que elogiaba
deseábamos que fuera el siguiente en aparecer en nuestra mesita de noche y
finalmente llegamos a la conclusión de que son varias las lecturas obligadas de
Chaves Nogales: A sangre y fuego (subtitulada “Héroes, Bestias y Mártires de
España), La vuelta a Europa en avión, La agonía de Francia, El maestro Juan
Martínez que estaba allí… Javier citó el libro “La noche de los tiempos”, de Antonio
Muñoz Molina, que podría ser la historia de Chaves Nogales.
Entramos
de lleno en el comentario de “Juan Belmonte, matador de toros” y fue todo muy
fácil, ya que había unanimidad en el veredicto: dos orejas y rabo. Y llevar al maestro
a hombros hasta su casa: tal ha sido nuestro entusiasmo con el libro. Pase tras
pase nos íbamos quitando la palabra. Javier habló de que el carácter reservado
de Belmonte da nombre al silencio (la belmontina), de la empatía entre Belmonte
y Chaves, de la Sevilla de principios de siglo; Rocío citó la frase que más le
ha gustado y que quiere aplicar en su vida: “gana el que sabe parar” (sacada de
la trilogía innovadora de Belmonte: parar, templar y matar); Elena habló de la riqueza de vocabulario y de las palabras inglesas castellanizadas (interviuar), y se
mencionaron los capítulos de viajes, las aventuras, el miedo de los
toreros, las alusiones al suicidio, la similitud entre “el trote cochinero” que
tanto le gustó a Ángela en Madame Bovary con el paseo en coche de caballos de
Belmonte y su amante...
...y cuando estábamos saboreando los postres del Rinconcillo con ese sopor que da la satisfacción de una faena bien realizada, nos vimos arrastrados por un tsunami que nos llevó de Japón hasta Inglaterra pasando por Estambul, para devolvernos al lado de Tanizaki y de un triángulo amoroso con el traductor Manzano en uno de sus vértices, una serpiente en otro y un látigo sadomasoquista en el tercero, y recalamos en un país frío, simple, tortuoso que se llamaba Rojo, ¡no!: su nombre era rojo, pero no el del país… y volando por los aires con mil libros, autores y situaciones aparecimos de nuevo en el Rinconcillo. ¡Brutaaaaal!
...y cuando estábamos saboreando los postres del Rinconcillo con ese sopor que da la satisfacción de una faena bien realizada, nos vimos arrastrados por un tsunami que nos llevó de Japón hasta Inglaterra pasando por Estambul, para devolvernos al lado de Tanizaki y de un triángulo amoroso con el traductor Manzano en uno de sus vértices, una serpiente en otro y un látigo sadomasoquista en el tercero, y recalamos en un país frío, simple, tortuoso que se llamaba Rojo, ¡no!: su nombre era rojo, pero no el del país… y volando por los aires con mil libros, autores y situaciones aparecimos de nuevo en el Rinconcillo. ¡Brutaaaaal!
El
artífice de esta revolución no fue otro ni más que menos que Ángel, el
compañero de Rocío, que en un momento acaparó todo el protagonismo de la
reunión con su amplia trayectoria por obras y autores, conocimientos que
generosamente compartió con nosotras. Hay que reconocerle su valentía al
defender a Tanizaki ante un público hostil que, poco a poco, cada vez
oponiendo menos resistencia, se dejó tragar por arenas movedizas… ¡conque, se acabó la cena!
11 comentarios:
Que bien escribes, mi arma, da gusto leerte! Me ha encantado el Acta y la descripción que haces de todos y cada uno de los momentos de la tertulia........gracias, guapísima
Coño, Margui. ¿Puedes creer que he vuelto a sentirme engullida por el torbellino non-stop de Ángel de nuevo? Me encanta la pasión y más aún cuando respira, descansa, respira, observa, descansa,comparte, reparte, habla.
Y he saboreado el placer de la visita al museo taurino en vuestra compañía y a añorar ese tapiz-pintura en seda que me sedujo... Y Chaves Nogales que tanto me emociona cuando lo leo y conocer a Javier-con-pelo (con lo que busqué a un calvo por las esquinas y rincones del Rinconcillo). Gracias por tu generosidad aceptando mi cita a ciegas, Javier.
Gracias por el acta, Marga.
olé, mi niña, con qué arte se tira al ruedo ella, ¡ni que fuera de Palencia! vamos, que se me ha venío a la mente el olorcillo a espinacas con garbanzos, la animada tertulia belmontiana-chavesnogaliana con el valiente de Javier, los postres dando la vuelta al mundo en 80 libros con Ángel... lo que menos me gusta es haber cambiado la precena maestrante por un par de banderillas en mi dulce mejilla de geisha...
P.D. Mi arma! ¿no te has dado cuenta de quién es el perfil del cuadro de Manolo Cuervo? andaaaaa qué casualidaaad!
Ole,ole y ole¡¡.
¡qué gran faena, maestra!
Se va a presentar un Libro con mas de 120 poesias Sobre Juan Belmonte recopiladas por el escritor, poeta y academico Antonio Murciano . el Lunes 4 de Junio de 2012 a las 20:30 horas en la Casa Palacio de los Marqueses de la Algaba y el Martes 5 a la misma hora en el castillo de San Jorge en el Altozano
¡ah! pues allí estaremos, gracias, nos hemos vuelto belmonteadictas
ya lo ha dicho Marga, pero que conste en acta, y si la autoridad lo permite, 6 toreras, 6, le han dado al libro de Juan Belmonte las dos orejas y el rabo ¡olé!
Aviso a la cuadrilla: a las poesias no llego el lunes. El martes casi seguro que sí.
Yo me apunto a la del día 6 en el Altozano porque me viene mejor el día, me pilla más cerca de mi casa (¡¡¡soy tan asquerosamente cómoda!!!) e intuyo que un trocito de alma del torero andará revoloteando por ese Altozano de sus entrañas.
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